Durante un viaje al espacio, los astronautas sufren una serie de cambios fisiológicos que pueden llegar a deteriorar su salud. Más allá de la conocida afectación musculoesquelética (se suele perder masa muscular debido a la falta de gravedad), ahora se sabe que la microgravedad puede dar lugar a otros efectos nocivos tales como el deterioro de la visión o incluso alteración de sistema circulatorio y del sistema inmune. De hecho, viajar al espacio puede llegar a producir daños en el hígado y en el equilibrio.
Por si dichos efectos no fueran suficientemente llamativos, un reciente estudio publicado en el New England Journal of Medicine sugiere que pasar demasiado tiempo en el espacio puede provocar alteraciones a nivel cerebral, unos hallazgos que explicarían los síntomas que experimentan los astronautas al volver a la Tierra.
El cerebro en el espacio
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores responsables de este trabajo escanearon los cerebros de 34 astronautas antes y después de haber pasado diferentes periodos de tiempo en el espacio. Dieciocho de estos participantes permanecieron una media de seis meses en la Estación Espacial Internacional, mientras que los otros 16 astronautas participaron en misiones de dos semanas de media en vuelos del transbordador espacial.
Según las pruebas de neuroimagen realizadas, la mayoría de los astronautas que llevaron a cabo misiones de larga duración sufrieron cambios importantes en su estructura cerebral al volver a la Tierra: sus cerebros se habían desplazado "hacia arriba" dentro de su cráneo, y los espacios destinados al líquido cefalorraquídeo se habían estrechado. Dichos cambios no se objetivaron en los astronautas que realizaron misiones de corta duración.
Por otro lado, los escáneres demostraron que el 94% de los participantes en misiones de larga duración también sufrían un estrechamiento del surco central del cerebro, el cual separa los lóbulos frontal y parietal. Este estrechamiento también se vio en el 19% de los participantes en misiones de corta duración.
Según los investigadores responsables del estudio, los hallazgos de este trabajo podrían ayudar a entender mejor el síndrome de deficiencia visual por presión intracraneal o VIIP en sus siglas inglesas. Dicha condición supone un empeoramiento de la visión de los astronautas tras viajar al espacio, asociando un hinchazón del disco óptico del ojo y un aumento de la presión dentro del cráneo.
La pérdida de visión de los astronautas
Actualmente aún no se sabe por qué se produce el síndrome VIIP. Según este nuevo estudio, es posible que el desplazamiento del cerebro hacia arriba pueda conducir a una obstrucción del flujo de líquido cefalorraquídeo, algo que provocaría un aumento de la presión dentro del cráneo y esto, a su vez, provocaría una inflamación del nervio óptico.
Sin embargo, los investigadores admiten que serán necesarios más estudios con imágenes cerebrales más detalladas para poder comprobar dicha hipótesis.
Por otro lado, los investigadores aseguran que también será necesario estudiar los cerebros de los astronautas cuando hayan pasado mucho más tiempo en la Tierra tras volver de un viaje espacial. Esto ayudaría a saber si estos cambios a nivel cerebral son permanentes, o si bien pueden ser reversibles, ya que en el caso del estudio los escáneres se realizaron tras cuatro o diez días de la vuelta de los astronautas a nuestro planeta.
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