Pablo Picasso tenía claro que el Guernica, que pintó para la Exposición Internacional de París de 1937, no podría exponerse en España hasta que volviera la democracia. Por eso, tras un breve periplo europeo, fue custodiado por el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), en Estados Unidos.
Terminada la dictadura franquista, en 1981 la obra de arte vino a España a bordo del avión Lope de Vega, un Boeing 747 de Iberia. Varias décadas después, y con el jumbo ya jubilado, el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (MUNCYT) decide comprar su cabina y exponerla en su sede de A Coruña, que se inauguraría en 2012.
Para llevarla desde Madrid hasta la ciudad gallega fue necesario desmontarla pieza a pieza, puesto que medía doce metros de altura, siete de ancho y catorce de largo. Cada parte se depositaba en contenedores, que se trasladaban en camiones. Las que no entraban debido a sus grandes dimensiones se montaron en un dispositivo especial.
La sorpresa de los conductores con los que se cruzaba la peculiar comitiva fue mayúscula, al contemplar cómo partes de la cabeza de un avión circulaban por la autovía A-6.
Una vez que la cabina llegó al museo, su director, Ramón Núñez Centella, emulando al astronauta Neil Armstrong, declaró: "Puede ser que este sea un pequeño salto para un jumbo, pero es un gran paso para el MUNCYT".
Su volante estaba en Illinois
El museo fue inaugurado por los ahora reyes de España el 4 de mayo de 2012. Unos meses después, la cabina recibía una de las últimas piezas que le faltaban, el volante del piloto.
Localizado gracias a la Fundación de Apoyo al MUNCYT y a una asociación de antiguos pilotos de líneas aéreas, el volante se encontraba en Illinois (Estados Unidos). Conocido en el argot de los pilotos como los cuernos, en su superficie aparece una leyenda con el protocolo que hay que seguir en caso de emergencia.
El pasado mes de mayo el museo coruñés cumplía su quinto aniversario. En este lustro, ha recibido unas 1.200 piezas donadas, ha colaborado con 53 donantes, ha expuesto 491 obras del patrimonio y ha restaurado otras 500. Pero si hay una que ha impresionado a las 250.000 personas que lo han visitado en estos años ha sido la cabina que trajo al Guernica.