El dicho popular habla de la dieta del cucurucho, consistente en "comer poco y darle mucho". La evidencia científica arroja un jarro de agua fría al gracejo castizo: el sexo, por fogoso que sea, no reemplaza al ejercicio aeróbico como método para perder peso. Pero la energía invertida en un momento de pasión cuenta a la hora de quemar calorías según por un equipo de la Universidad de Québec en Montreal.
No obstante, el estudio publicado en PLOS one señala que no son las mismas para todos. Los investigadores seleccionaron 21 parejas heterosexuales. Todos los participantes fueron sometidos a una prueba de ejercicio moderado: una sesión de 30 minutos en la cinta de correr con cinco minutos de calentamiento en la que se calculó su gasto energético.
A continuación vino la parte íntima. Las parejas mantuvieron una relación sexual a la semana a lo largo de un mes, medida a través de un brazalete equipado con sensores. Los investigadores no habían puesto condiciones específicas: a efectos del estudio, el sexo comienza con los preliminares y termina "cuando el hombre o la mujer alcancen el orgasmo". La duración, por lo tanto, no se consideró determinante. Eso sí, para evitar complicaciones, se solicitó a los amantes que se abstuvieran de practicar "parafilias" sexuales.
La primera conclusión es que ellos queman calorías más rápidamente que ellas. Este dato tiene una base fisiológica y no sorprendió a los investigadores. "Los hombres pesan más que las mujeres, y por lo tanto su gasto energético para realizar el mismo ejercicio será superior" - explicaban. Así, los varones quemaron 276 calorías durante la tanda de 30 minutos en la cinta de correr por 213 de sus compañeras.
Eso, en el gimnasio. ¿Y entre las sábanas? Aquí también los resultados dispares. Los resultados arrojaron que los hombres queman 101 calorías durante el sexo y las mujeres, 69. Los factores no son únicamente físicos en este caso: los investigadores pudieron observar en sus resultados que los varones eran "más activos" que sus parejas durante el encuentro sexual.
Por tanto, concluyen, aunque el sexo suponga un gasto calórico inferior al del ejercicio diario recomendado, sí que se puede considerar como un complemento "significativo" a la hora de planear dietas y estilos de vida saludables, más aún cuando los participantes lo consideraron un hábito "más agradable" que el de acudir al gimnasio. Y la menor eficacia para la mujeres tiene solución: basta con probar posturas en las que ella tome un rol más activo y protagonista. Por ejemplo, poniéndose encima.
¿La duración no importa?
Como señala Markham Heid en Time, el hecho de que el estudio canadiense se base en pletóricas parejas de veinteañeros puede implicar que las conclusiones no sean aplicables para todos. La media de los encuentros sexuales medidos por el equipo de Montreal fue de 25 minutos. Pero en 2013 un estudio de la Universidad de Alabama reducía la duración del sexo a seis minutos a partir de los 30 años. Bajo esas condiciones - que dejan fuera los preliminares - se perderían únicamente 21 calorías.
Además, el ritmo cardíaco es una variable a tener en cuenta. En 2015 un estudio en el American Journal of Cardiology describía que no se producía un esfuerzo relevante sobre el organismo al hacer el amor hasta alcanzar el orgasmo, especialmente en las parejas de mayor edad. Quedarse sin alcanzar el clímax, por lo tanto, supondrá un gasto enérgético menor.
Por otro lado, algunas prácticas sexuales disparan la tensión: la infidelidad es una de ellas, como señalaba un estudio publicado en 2001. El riesgo de ser descubierto gasta más calorías pero incrementa el riesgo de infarto; queda en manos de cada cuál decidir si este es el método idóneo para perder peso.