A ojos de sus hijos, las madres son verdaderas superheroínas, dotadas con dones inalcanzables para el resto de los mortales. Desde el "a que voy yo y lo encuentro", capaz de hallar hasta la aguja más pequeña en un pajar inmenso, hasta el "te lo dije" que demuestra que no importa lo que intentemos contradecirlas, porque al final casi siempre tendrán razón, son muchas las habilidades que parecen obtener en el momento de dar a luz a un hijo, convirtiéndolas en guías perfectas para acompañar a sus retoños durante una parte muy importante de su vida.
Pero en asuntos científicos, su infalibilidad es más discutible: en ocasiones, se equivocan, como demuestran algunas de sus frases más típicas.
"Bébete el zumo, que se le van las vitaminas"
Esta es una frase bastante difundida, más allá del refranero materno, pero no por estar tan extendida deja de ser falsa. La vitamina C, presente en el zumo de naranja, permanece en él hasta 12 horas después de exprimirla y, como dicen en un artículo de 2014 de la Revista Española de Nutrición Humana y Dietética, serían necesarias temperaturas muy altas, de unos 120ºC, para que disminuya su cantidad en el jugo.
Caso aparte es el del sabor, que sí que se vuelve más amargo con el paso del tiempo, pudiendo volverse más desagradable, por lo que las madres en el fondo saben lo que se hacen. Si el niño pone reparos para bebérselo cuando está bueno, hacérselo tomar cuando su sabor empeores sería todo un reto.
"Ponte una rebequita, que te vas a resfriar"
Los días primaverales; en los que ya parece socialmente aceptado llevar manga corta, pero aún hace un frío que pela, a menudo suponen una lucha continua entre hijos, que quieren dejar a un lado la ropa de invierno, y madres, que temen que el frío pueda hacerles enfermar.
Pero, ¿es realmente cierto que el frío aumenta la probabilidad de contraer un resfriado? El requisito principal es entrar en contacto con los patógenos que los causan (los principales son el rinovirus y el coronavirus) y, para ello, no importa si hace frío o calor.
Por eso mismo, tampoco es cierto el mito de que salir a la calle con el pelo mojado puede ser motivo de catarro. Lo que ocurre es que la mayor época de resfriados coincide con el invierno y de ahí que, por probabilidad, sea más fácil entrar en contacto con el virus un día frío. Así que no, la solución no es la rebequita. Pero, en serio, ¿qué necesidad hay de pasar frío?
"No te tragues el chicle, que se te pegará al estómago"
Cuando uno es pequeño le cuesta entender que haya cosas que no deban meterse en la boca y, aún menos, que haya alimentos que puedan masticarse pero no tragarse. Por eso, los niños tienden a tragarse los chicles una vez que ya se han quedado sin sabor, en vez de tirarlos, como se supone que debe hacerse.
Para evitarlo, las madres suelen asustar con la frase: "No te tragues el chicle, que se te pega al estómago". Otra versión es amenazar con el que producto puede quedar sin digerir en el sistema digestivo durante muchísimo tiempo, llegando a alcanzar los siete años. En realidad, ninguna de estas dos afirmaciones es correcta.
De hecho, la gran mayoría de ingredientes de este dulce masticable son totalmente digeribles, aunque sí que es verdad que la goma base, que es la que le da su típica textura flexible, resiste el efecto de todos los jugos digestivos, escapando al proceso de digestión. Sin embargo, eso no quiere decir que se quede pegado al estómago, sino que una vez terminado el proceso saldrá al exterior con el resto de sustancias no digeribles que se hayan consumido.
Por otro lado, sí que se han dado casos de pacientes que han tenido que ser intervenidos de obstrucciones digestivas después de comer y tragar demasiados chicles de una vez; por lo que, para evitar llegar a este punto, las madres prefieren meter un poquito de miedo a sus hijos, crean o no lo que están diciéndoles.
"No te bañes todavía, que aún estás haciendo la digestión"
Esta frase ha mantenido a lo largo de generaciones y generaciones a cientos de niños lejos del agua, al menos durante las primeras horas después de la comida, pero de nuevo se trata de un consejo sin base científica.
Sí, el comúnmente conocido como corte de digestión existe y, de hecho, puede llegar a ser muy peligroso, pero realmente la comida no es la causa de su aparición. Se trata de una disminución en la frecuencia cardíaca que resulta de los cambios bruscos de temperatura, típicos en playas y piscinas cuando alguien se mete en el agua fría después de haber pasado mucho tiempo al sol.
La solución, por lo tanto, no está en esperar a después de comer, sino en entrar en el agua poco a poco, mojándose antes algunas regiones como la nuca, para que el cambio no sea tan brusco.
"No te comas las uñas, que se te van a deformar"
No todos los consejos de las madres son falsos, pues algunos están totalmente respaldados por la ciencia. Un ejemplo es el de la típica frase que muchas progenitoras usan para evitar que sus hijos se coman las uñas. Hay que partir de la base que se trata de un vicio muy poco higiénico, que conlleva meter en la boca las manos, independientemente de lo que hayan tocado antes.
Eso de por sí ya es un buen motivo para dejar de hacerlo pero, además, también es cierto que comerse las uñas de forma repetida puede alterar la forma de estas estructuras de los dedos, debido a lesiones ocasionadas en el tejido que se encuentra debajo de ellas.
"Si te pica la herida es que se está curando"
Esta es la frase favorita de madres y padres cuando su hijo se queja del picor que le causan las sustancias utilizadas para desinfectar sus heridas o, simplemente, el proceso de cicatrización posterior.
Y en este caso también es un acierto, puesto que la cicatrización conlleva la liberación de histamina, una sustancia conocida por estar también muy presente en las reacciones alérgicas causando, entre otros síntomas, una intensa picazón.
"Come despacio, que te va a sentar mal la comida"
En este caso las madres también tienen toda la razón, pues comer rápido implica masticar menos y, por lo tanto, fabricar un bolo alimenticio mal procesado, que será más difícil de digerir y podrá causar molestias estomacales. Y todo eso sin tener en cuenta el aumento de la probabilidad de atragantamiento.
¿Y cuál es la conclusión de todo esto? Que no siempre tienen razón, no, pero la mejor opción casi siempre es hacerles caso, que para eso tienen súperpoderes.