La Policía no sólo se preocupa por la seguridad del ciudadano. Aparentemente, también tiene interés en su salud, como demuestra el tuit con el que su community manager se despedía el lunes de sus más de 1.800.000 seguidores: "Posible causa de tu insomnio=móvil en la mesilla. La contaminación invisible de móviles y wifi puede dejarte en vela!! #DESENGÁNCHATE".
La cuenta oficial de Policía Nacional daba pábulo así a una de las teorías pseudocientíficas más difundidas en los últimos años: que los móviles son peligrosos para la salud. Diversos internautas contestaron rápido a la publicación. Les señalaban, con distintos grados de educación, lo erróneo de esta afirmación.
Pero al menos 18 horas después de la publicación la Policía no había rectificado, a pesar de haber publicado varios otros tuits. ¿Existe una bula que permite difundir informaciones erróneas siempre que se sitúen en el campo científico? ¿Hubiera dejado la Policía sin rectificar una mentira si hubiera versado sobre otro asunto?
El periodista Luis Alfonso Gámez, autor del libro El peligro de creer (Léeme libros, 2015) recopila en su conocido blog Magonia casos como éste y es muy activo a la hora de denunciar este tipo de mensajes. Él fue uno de los que contestó al tuit de la policía y, aunque se alegra de que su community manager no haya borrado el mensaje, "por miedo a que se produzca un efecto Streisand (conseguir más difusión de algo al tratar de ocultarlo)" tiene claro lo que tendría que hacer: "Publicar otro tuit en el que se dijera que el mensaje es falso y repetirlo todas las veces que hiciera falta. Debería, incluso, sacar una nota de prensa y, en última instancia, la responsabilidad ascendería hasta el Ministerio del Interior", arguye el divulgador.
El catedrático de Fisiología y coordinador de la Cátedra de Cultura Científica de la Universidad del País Vasco, Juan Ignacio Pérez Iglesias, reconoce que es difícil actuar contra este tipo de mensajes: "No se trata de una falta ni de un delito, es una irresponsabilidad", afirma.
El científico subraya que ya no le impresiona tanto leer este tipo de informaciones en cuentas con muchos seguidores. "Lo de los móviles se ha convertido ya en un lugar común, ha calado tanto que hasta el community manager de la Policía se lo ha creído", reflexiona. Lo que le llama la atención, eso sí, es que la policía se haya metido en un terreno "que no es el suyo". "Es como si un médico de cabecera nos dijera qué hay que hacer para mejorar la seguridad", ironiza.
José Manuel López Nicolás, profesor de Bioquímica en la Universidad de Murcia y divulgador científico, reflexiona sobre este fenómeno: "En el campo de la ciencia pasa una cosa muy curiosa, todo el mundo no sólo opina sino que sienta cátedra; hay disciplinas donde la gente se calla,como la cirugía o la ingeniería aeronáutica", bromea.
Para López Nicolás, hay temas donde este fenómeno es especialmente acuciante, como son los relacionados con la salud. A esa categoría pertenece el tuit de la policía, pero también otros muchos que han hecho historia, como el que publicó el actor Jim Carrey este verano: "El gobernador de California dice sí a envenenar a más niños con mercurio y aluminio a través de la vacunación obligatoria. Este fascismo corporativista debe ser parado".
Gámez comenta que los reyes de estos mensajes son los que se refieren a los peligros de las ondas electromagnéticas, los alimentos transgénicos y aquellos que avalan la eficacia de terapias alternativas para distintas enfermedades.
Para Pérez Iglesias es algo lógico. "Las buenas noticias no son portada y lo que conduce a la gente a las visitas es lo que preocupa, así es fácil colar mensajes alarmistas", comenta este experto, que atribuye al cuestionamiento sistemático de la autoridad y de lo establecido la alta penetración de estos mensajes.
El 1 de julio, Ahora Madrid, el partido de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, difundía en Twitter el siguiente mensaje: "El rechazo de transgénicos se debe al uso de herbicidas tóxicos, al impacto medioambiental y a la mercantilización ligada a su producción". De nuevo, una idea que contradice a toda la evidencia científica publicada al respecto.
Gámez recuerda otros ejemplos variopintos, como cuando el famoso periodista deportivo Tomás Roncero (642.000 seguidores) dijo en su cuenta: "Hoy hace 45 años que el hombre, presuntamente, pisó la Luna. Pues eso: presuntamente…".
Lo más llamativo de esta tendencia, que el periodista bilbaíno atribuye en parte a la comunicación ultrarápida actual, es que parece pasar sin penalización alguna por parte de sus los que la practican. Es raro que haya consecuencias y las rectificaciones son escasas.
En Estados Unidos, se dio un caso insólito, cuando la cadena de televisión ESPN suspendió la actividad en Twitter de un comentarista de béisbol por ¡defender la teoría de la evolución!
Dadas las circunstancias, no es de extrañar que Gámez se muestre pesimista con respecto a la evolución de esta tendencia. "Haría falta más educación en la escuela, falta escepticismo en la población", comenta y no evita cierta crítica al estamento científico que, a su juicio, ha tardado en responder a determinados bulos que han subido como la espuma. "Tardaron años en defenderse de los ataques a las ondas electromagnéticas", apunta.
Por eso, el divulgador insta a los agentes involucrados a responder a mensajes como el publicado en el Twitter de la Policía. Lo mismo cree el resto de expertos consultados por EL ESPAÑOL que, de hecho, son habituales en la actividad antipseudocientífica de la Red. Pero, si nada cambia, se seguirá hablando de excepciones.