Seguir una buena alimentación es fundamental para poder mantener un adecuado estado de salud y protegerse así frente a diferentes enfermedades y problemas que pueden llegar a afectarnos a corto o largo plazo. Aunque siempre es preferible ponerse en manos de un profesional antes de llevar a cabo una dieta, para así buscar el objetivo marcado con las mayores garantías, existen una serie de recomendaciones que hay que tener en cuenta.
Para complementar una dieta sana y equilibrada, se puede optar por los "superalimentos", que es el nombre que reciben esos alimentos que contienen altos niveles de nutrientes deseables, relacionados con la promoción de la salud y la prevención de distintas enfermedades. En este caso en particular te vamos a hablar de un superalimento que tiene más prebióticos que el yogur, combate el colesterol, reduce el estreñimiento y nos ayuda a adelgazar, y que es por muchos desconocido.
Se trata de la alcachofa de Jerusalén, un tubérculo al que también se lo conoce como tupinambo, castaña de tierra o criadilla de agua, entre otras denominaciones.
Los beneficios de la alcachofa de Jerusalén para la salud
La alcachofa de Jerusalén es un superalimento que presenta una amplia cantidad de beneficios para la salud, lo que hace que sea especialmente recomendable para incluirlo en nuestra dieta. Para empezar, favorece la digestión y ayuda a combatir el estreñimiento, lo que consigue gracias a su contenido en insulina, una fibra soluble que no asimila el organismo y que contribuye a disfrutar de un mejor tránsito intestinal.
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Por otro lado, también ayuda a la regulación de los niveles de glucosa en sangre, además de no aumentar el nivel de insulina en la sangre, por lo que se trata de un alimento que es adecuado para los diabéticos. Esto también tiene relación con la inulina, ya que como el organismo no absorbe este alimento, tampoco retiene los azúcares del mismo. Actuando como prebiótico, esta fibra natural estimula el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino. También es útil para reducir los niveles de colesterol.
La alcachofa de Jerusalén tiene un efecto saciante que hace que, con una pequeña cantidad del mismo, la persona que lo ingiera se sienta lleno, lo que ayuda a adelgazar a sentirse más saciados con la comida. Es un alimento con una textura similar a la de la patata y, si se consume crudo, sabe crujiente, y si se cocina, es suave, contando en todo caso con un sabor algo dulce, por lo que es adaptable a diversas formas de preparación. También destaca por su bajo contenido calórico, con tan solo 25 kcal por cada 100 gramos, lo que la convierte en una excelente elección para dietas de adelgazamiento.
¿Tiene contraindicaciones la alcachofa de Jerusalén?
Aunque la alcachofa de Jerusalén, tupinambo o castaña de tierra tiene diferentes beneficios para la salud, también podemos hablar de ciertas contraindicaciones y efectos adversos. Para empezar, algunas personas pueden llegar a presentar intolerancia a este alimento, que se presenta en forma de gases y dolor abdominal. Por lo general, a aquellas personas a las que la alcachofa les cause meteorismo, les sucederá lo mismo con este tubérculo, ya que ambos alimentos son ricos en inulina.
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Por otro lado, la planta contiene un componente alérgeno, las lactonas sesquiterpénicas, común en las plantas de la familia de las compuestas. Aquellas personas que sean alérgicas a este tipo de plantas, también lo podrán ser a la alcachofa de Jerusalén. De igual forma, podría llegar a provocar molestias digestivas en personas poco tolerantes a la inulina o la fructosa. En cualquier caso, por lo general se trata de un superalimento que no ocasiona problemas a quien lo consume, aunque siempre es aconsejable consultar con un profesional de la salud antes de hacer cambios significativos en la dieta, especialmente si se tienen condiciones médicas preexistentes o se está tomando medicación.
Cómo usar el tupinambo en la cocina
La alcachofa de Jerusalén es un tubérculo que se puede preparar de una forma muy variada, ya que se pueden hervir en guisos, solos o acompañados con especias y mantequilla. Es posible comerlo tanto crudo como cocido, con o sin piel, si bien en todo caso es importante lavarlo profundamente con agua fría y un cepillo para verduras.
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Dado que tiene una piel muy fina, es difícil de pelar. Por ello, es más sencillo escaldarlo brevemente, para luego pasarlo por agua fría y pelarlo como si se tratase de una patata asada. Para que no se oxide, que lo hace rápidamente, se debe cocinar o rociar con limón.
Entre las recetas más interesantes a realizar con este ingrediente nos encontramos con sopas, guisos, menestras de verduras o puré, si bien su mejor sabor se presenta cuando se fríe. Si se prefiere optar por un refrigerio saludable, hay que cortarlo en rodajas finas, que luego se rociarán con un poco de aceite de oliva y colocarlas en el horno hasta que estén listas, en apenas 20 minutos a 200 grados centígrados. Son unas excelentes chips, que se pueden condimentar con perejil, tomillo, mejorana, nuez moscada, cúrcuma, menta o guindilla.
Asimismo, una manera ideal para poder utilizarlo en la cocina es en forma de crema, para lo que se necesitará: aceite de oliva virgen extra, sal, agua, cebolla mediana, tupinambo cortado en trozos, romero fresco y zanahoria troceada. Una vez reunidos estos ingredientes, será el momento de comenzar por trocear la cebolla finamente y sofreír en el aceite, para seguidamente poner el tupinambo a cocinar, pelado junto con la zanahoria. Se le debe poner al agua un poco de sal y romero, dejando que se cocine por espacio de 10 a 15 minutos. Una vez esté tierno, se retira el romero y hay que batir todo en la licuadora, pudiendo añadir leche si se desea. Siguiendo estos pasos, solo quedará poder disfrutar de una crema de tupinambo sabrosa y con numerosos beneficios para la salud.