Pocos alimentos hay tan buenos y beneficiosos para la salud como los frutos secos. Un producto que no puede faltar en una dieta sana y equilibrada. Sin embargo, también son un tipo de comida que debemos conocer bien, ya que detrás de algunos aspectos positivos se encuentran otros negativos que provocan efectos contraproducentes.
Sobre todo, hay que saber de cuáles podemos consumir más cantidad y de cuáles no conviene abusar, por ejemplo, por su alto contenido en grasas. Sin embargo, en líneas generales, todos estos alimentos son ricos en nutrientes ya que son un gran aporte de vitaminas, fibra y antioxidantes.
Dentro de la rama de los frutos secos hay algunos que son muy conocidos en España y que se consumen a diario. Sin embargo, hay otros que han pasado desapercibidos a pesar de que tienen multitud de virtudes. Es lo que sucede por ejemplo con el maní, el cual supone una increíble fuente de proteínas para nuestro día a día.
Por ello, este producto se encuentra en la lista de los más efectivos para luchar contra el colesterol, ya que muchos de sus beneficios están alineados para reducir los niveles de este 'parásito' de nuestra sangre y de nuestras arterias. De esta forma, el maní es un producto claramente indicado para personas con niveles altos de colesterol o como componente indispensable en una dieta saludable.
De hecho, este producto aporta más beneficios que otros como el huevo, conocido principalmente por ser una inyección total de proteínas. Misma situación que sucede con el pollo, y es que el maní también es un alimento que aporta más ventajas si lo consumimos de manera moderada. Aunque su larga lista de beneficios no se queda ahí.
¿Por qué debemos comer maní?
Dentro de la gama de frutos secos, todos ellos con múltiples beneficios para la salud, hay uno que destaca por encima de todos. Es el maní. Se trata de un producto que procede de los Andes y que es una especie de cacahuete que procede de la familia de los Fabaceae. El cultivo de esta planta se debe a sus semillas comestibles.
Este producto tiene una gran consideración dentro del universo de la nutrición por sus múltiples beneficios. Especialmente por ser una gran fuente de proteínas. Aporta cerca de 25 a 30 gramos de proteína cada 100 gramos, lo que supone una contribución mayor que productos más conocidos como el huevo o el pollo.
Además, se trata de un alimento muy rico en ácidos grasos saludables y en antioxidantes, lo que significa que se convierte en el mejor aliado para luchar contra el LDL, el conocido como 'colesterol malo'. Pero su larga lista de beneficios no tiene fin, ya que también es uno de los frutos secos que mayor aporte de fibra tiene.
Por ello, ayuda a hacer la digestión y a mantener la saciedad durante más tiempo. Su consumo incluso llega a reducir el riesgo de sufrir enfermedades gastrointestinales. Otra de sus grandes ventajas es que supone una fuente inmejorable de vitaminas como la B9, el ácido fólico. Este es un nutriente clave en el desarrollo celular.
Y por si fuera poco, una de sus maravillas escondidas es que es ideal para proteger nuestro corazón. Cuenta con un alto contenido en cobre que actúa como potenciador de la producción de glóbulos rojos y como gran conservador de la salud de nuestros vasos sanguíneos para evitar desafortunadas roturas. Por ello, en resumen, se podría decir que el maní es fundamental en una dieta por todos sus diferentes y variados beneficios:
- Fortalece el corazón.
- Regular el azúcar en sangre.
- Protege a las células del daño oxidativo.
- Previene el envejecimiento prematuro.
- Fortalece los huesos.
- Refuerza el sistema inmunológico.