El Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos de la Unión Europea (Rasff) ha remitido una alerta alimentaria advirtiendo de la presencia de aflatoxinas por encima de los niveles permitidos en almendras procedentes de Estados Unidos. El aviso fue emitido por España el pasado 4 de abril, y ha sido calificado por el organismo europeo como un riesgo "serio" para la salud, ya que el consumo de estas sustancias aumenta el riesgo de padecer cáncer
Según apunta Rasff, ya se ha dado la orden de restringir la distribución de estos frutos secos en España. Las aflatoxinas son producidas por el hongo Aspergillus, localizado especialmente en zonas con climas cálidos y húmedos, y su exposición se relaciona con un mayor riesgo de padecer algunos tipos de tumores como el cáncer de hígado. Se estima que el 28 % de todos los casos de esta enfermedad en el mundo están relacionados con la exposición a alimentos contaminados con mohos.
Estas toxinas pueden encontrarse en una variedad de alimentos almacenados en condiciones de humedad y temperatura que favorecen el crecimiento de moho, como nueces, cacahuetes, pistachos, avellanas, almendras, higos secos, maíz, arroz y cereales en grano. Se identifica visualmente como pelillos o pintas negras en la piel interna del fruto seco, que estén resecos o con un color extraño.
[Los científicos de España alertan por sustancias cancerígenas en este 'superalimento' del súper]
Las aflatoxinas son difíciles de detectar y eliminar debido a su resistencia al calor, con temperaturas de descomposición que oscilan entre 237°C y 306°C, lo que significa que muchos métodos de cocción comunes no son suficientes para destruirlas. Actualmente se han identificado 20 tipos de aflatoxinas, destacando tres tipos principales. En primer lugar, las aflatoxinas B, que incluye las aflatoxinas B1 y B2.
La primera es la de mayor prevalencia en los alimentos y la más tóxica para los seres humanos, y es precisamente la que se ha localizado en esta alerta. En segundo lugar, están las aflatoxinas G, que incluye la G1 y la G2. Por último, están las aflatoxinas M, que incluye las M1 y M2 (productos metabólicos de las aflatoxinas B1 y B2 que son excretadas en leche).
Las críticas
Ante esta alerta, FACUA-Consumidores en Acción ha criticado que el sistema Rasff no ofrezca información sobre la empresa productora ni la zona donde se han cultivado las almendras. Los análisis se han realizado en un control de fronteras.
En este sentido, ha apuntado que la escasa información publicada por Comisión Europea siembra la sospecha sobre todas las almendras procedentes de Estados Unidos, ya que no da detalles sobre la empresa productora y ni tan siquiera de la zona del país en la que se han cultivado.
La presencia de toxinas fúngicas en otros alimentos no es rara. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el 25% de los cultivos están contaminados por micotoxinas, especialmente en regiones con climas cálidos y húmedos.
En concreto, es posible encontrar aflatoxinas en el maíz, cacahuetes, nueces, arroz, higos secos, cacao, aceites vegetales y especias, entre otros. La ocratoxina A, por su parte, puede hallarse en cereales, legumbres, café, cerveza, vino, zumo de uva, frutas desecadas, cacao y nueces.