Las dietas bajas en carbohidratos han recibido la aprobación por parte del comité científico que asesora la elaboración de las Guías Alimentarias de EEUU. Tras ser avaladas por los expertos, que las consideran que pueden ser seguras y nutritivas, pasarán a formar parte de las recomendaciones oficiales, publica la revista Frontiers in Nutrition.
Un grupo de expertos que incluye a investigadores en nutrición y profesionales sanitarios ha revisado la evidencia, y alcanzó acuerdos en más de 15 áreas. En esos puntos se ha alcanzado un consenso científico unánime sobre los beneficios, las oportunidades y las consideraciones en torno a los patrones dietéticos bajos en carbohidratos.
Los expertos acordaron una definición consensuada de las dietas bajas en carbohidratos como aquellas que contienen entre 50 y 129 gramos de carbohidratos al día. Hasta ahora no existía una definición estándar, recoge Europa Press.
El intervalo establecido de 50-129 gramos de carbohidratos al día es inferior a la ingesta dietética de referencia (IDR) actual, que recomienda que entre el 45 y el 65% de las calorías diarias procedan de los carbohidratos. Basándose en una dieta de 2.000 calorías, consumir entre 50 y 129 gramos de carbohidratos al día aportaría aproximadamente entre el 10 y el 26% de las calorías diarias. Actualmente se está reevaluando la base científica de las DRI de hidratos de carbono para tener en cuenta investigaciones más recientes.
"Se trata de un hito para la salud pública y la comunidad científica", afirma el autor principal, Jeff Volek, doctor de la Universidad Estatal de Ohio (Estados Unidos). "Ahora que tenemos una definición clara de lo que constituye una dieta baja en carbohidratos, y un acuerdo compartido sobre los beneficios basados en la evidencia de una dieta baja en carbohidratos, esta información debe ser incluida en las recomendaciones dietéticas y accesible al público en general".
Los expertos concluyen que las dietas bajas en carbohidratos son seguras para el público en general. Sin embargo, puede ser necesaria una supervisión médica inicial para algunas personas, como las que padecen enfermedades más complejas o toman determinados medicamentos. Estas dietas también son útiles para tratar la resistencia a la insulina tanto en la población general como en personas que sufren obesidad, diabetes de tipo 2, cardiopatías y otras enfermedades.
Las dietas bajas en carbohidratos bien planificadas pueden proporcionar una nutrición adecuada y apoyar dietas de alta calidad similares a los patrones de alimentación saludable recomendados actualmente en las Guías Alimentarias para los Estadounidenses. Según los expertos, incluir en las Guías Alimentarias orientaciones sobre un patrón alimentario saludable y bajo en carbohidratos podría ayudar a abordar las disparidades sanitarias y promover la equidad en salud.
"Los expertos en nutrición coinciden ahora en que las dietas bajas en carbohidratos aportan beneficios que van más allá del control de las enfermedades", insiste Volek. "En otras palabras, se ha demostrado que no sólo ayudan a las personas con enfermedades relacionadas con la dieta, como las cardiopatías y la diabetes de tipo 2, sino que también pueden ayudar a las personas generalmente sanas a reducir el riesgo de desarrollar esas enfermedades en primer lugar".
Las investigaciones actuales sugieren que las dietas bajas en carbohidratos pueden tener un efecto beneficioso sobre el peso, la sensibilidad a la insulina y el riesgo de cardiopatías, todas ellas enfermedades que afectan de forma desproporcionada a personas de orígenes históricamente marginados, como los estadounidenses negros e hispanos. El grupo de expertos ha acordado en este sentido que la inclusión de un patrón de alimentación bajo en carbohidratos en las Guías Alimentarias podría mejorar la equidad sanitaria en todo el país.