En los intentos por lograr el mejor estado de salud, el ejercicio físico ha sido considerado siempre un pilar fundamental. Desde tiempos inmemoriales, hemos sido testigos de los beneficios de mantener un nivel moderado y adecuado a las circunstancias de cada cual. Pero, ¿y si te dijeran que los secretos de una vida larga y saludable podrían estar al alcance de tu mano en forma de una pequeña píldora? Aunque todavía no es posible, algunos avances apuntan a que existe la posibilidad de disfrutar de los beneficios del ejercicio sin necesidad de sudar ni realizar ningún esfuerzo.
Efectivamente, investigaciones recientes sugieren una alternativa potencial en forma de una pastilla que podría replicar algunos de esos beneficios. Un grupo de científicos ha identificado nuevos compuestos capaces de imitar los efectos fisiológicos de la actividad física. Los hallazgos se están presentando en la reunión de primavera de la Sociedad Americana de Química (ACS, por sus siglas en inglés), que finalizará el 21 de marzo. Sin embargo, y a pesar del revuelo y la expectación causada, desde el equipo de investigación se ha enfatizado que el ejercicio físico sigue siendo fundamental, al menos por ahora.
"No podemos reemplazar el ejercicio. El ejercicio es importante en todos los niveles", afirma Bahaa Elgendy, investigador principal del proyecto y profesor de anestesiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis. “Si puedo hacer ejercicio, debería seguir adelante. Pero hay muchísimos casos en los que se necesita un sustituto”. Por eso, el objetivo es emular la capacidad del ejercicio para mejorar el metabolismo, el crecimiento muscular y el rendimiento en aquellas personas que sufren atrofia muscular y otras afecciones médicas, incluidas la insuficiencia cardíaca y las enfermedades neurodegenerativas.
Una década de investigación
Los resultados fueron publicados en abril de 2023 en la revista Journal of Pharmacology and Experimental Therapeutics. En ella, explicaron cómo administrando el tratamiento dos veces al día durante un mes a ratones con obesidad, ganaron diez veces menos grasa que los no tratados, aumentaron las fibras musculares resistentes a la fatiga, mejoraron la resistencia durante la actividad física y perdieron un 12% de su peso, a pesar de seguir ingiriendo la misma cantidad de alimento y sin realizar más ejercicio.
Según los investigadores, el compuesto SLU-PP-332, desarrollado después de una década de investigación, apunta a los receptores relacionados con el estrógeno (ERRs, por sus siglas en inglés), especialmente ERRα, conocido por su papel en la regulación de la adaptación al estrés y los procesos fisiológicos en los músculos. Para mejorar su descubrimiento, los investigadores diseñaron variaciones de SLU-PP-332 para fortalecer su interacción con ERRs. Estos nuevos compuestos mostraron una mayor potencia en la simulación de los efectos del ejercicio, como lo evidencia una mayor expresión génica en las células musculares.
Estudios preliminares indican que los ERRs podrían ofrecer beneficios terapéuticos contra condiciones como la obesidad, la insuficiencia cardíaca y el deterioro relacionado con la edad en la función renal. Además, la actividad de ERR ofrece resultados prometedores en la mitigación de procesos neurodegenerativos en condiciones como la enfermedad de Alzheimer, con algunos compuestos recientemente desarrollados diseñados para penetrar la barrera cerebral.
Clave para una vida sana
Como los investigadores reconocen, el ejercicio físico sigue siendo a día de hoy un valor insustituible para mantener la salud. Por eso, es necesario mantener una vida activa que evite los efectos del temido sedentarismo. Según la Encuesta de Condiciones de Vida en 2022, realizado por el INE, el 27,4% de personas de 16 años en adelante se declaró sedentaria en su tiempo libre. Dicho de otro modo, unos 11 millones de personas declararon no realizar ejercicio físico en nuestro país. Otro dato interesante es que los españoles pasamos 5,5 horas de media al día sentados.
Estos datos apuntan a un problema de salud pública que supone un gasto para el sistema sanitario de 1.560 millones de euros, según la Sociedad Española de Obesidad (Seedo). Una cifra muy importante que, en términos comparativos, representa más de la mitad del presupuesto del Ministerio de Sanidad en 2023 y que, en gran parte, tiene que ver con una alta tasa de sobrepeso y obesidad, que según la Organización Mundial de la Salud, alcanza al 61,4% de los hombres adultos y al 46,1% de las mujeres.
Para tratar de contrarrestar estos datos, el ejercicio físico, junto con una alimentación adecuada, es una de las claves. Y así lo entendió el Gobierno que aprobó una nueva Ley del Deporte, para fomentar la actividad física en todas las franjas de edad, así como el Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil, un plan de acción para intentar reducir en un 40% el exceso de peso en 2030.
Mejora del bienestar
Por tanto, parece claro que tanto expertos como administraciones públicas están de acuerdo en que, a día de hoy, el ejercicio sigue siendo clave. Practicar una actividad física moderada de forma cotidiana conlleva una serie de beneficios significativos para la salud y el bienestar general. Contribuye a fortalecer el sistema cardiovascular, mejorando la salud del corazón y reduciendo el riesgo de enfermedades cardíacas. Además, el ejercicio regular ayuda a mantener un peso saludable al quemar calorías y aumentar el metabolismo, lo que puede prevenir la obesidad y sus complicaciones asociadas.
Además, el ejercicio fortalece los músculos y los huesos, lo que contribuye a una mayor resistencia y flexibilidad, reduciendo el riesgo de lesiones y mejorando la calidad de vida en general. A nivel mental, el ejercicio libera endorfinas, neurotransmisores que generan sensaciones de bienestar y reducen el estrés y la ansiedad. Todo esto puede mejorar el estado de ánimo, la concentración y la calidad del sueño.