Si los médicos, y también tu madre, siguen insistiendo en que comas más frutas es porque contienen fibra, una gran proporción de agua y, por supuesto, vitaminas. En cuanto a estas últimas, es posible que alguna vez te hayas planteado la posibilidad de tomar suplementos, pero, en realidad, con una dieta saludable no las necesitas. Los vegetales, en general, son auténticas bombas de vitaminas y una de las más populares es la vitamina C. Si pensabas que sólo se encuentran en los cítricos, ni siquiera son éstas las que más cantidad tienen.
La naranja es seguramente la fruta que te viene a la cabeza cuando piensas en la vitamina C, pero no es la fruta más rica en este componente. Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), las naranjas contienen 50 miligramos por cada 100 gramos de peso. Esta cantidad se considera muy alta porque cada día necesitamos 60 miligramos de vitamina C para cumplir con los requerimientos del cuerpo. El MAPA calcula que una naranja normal pesa unos 225 gramos, por lo que comer una naranja ya cubre todas las demandas de vitamina C del día.
Las fresas, el brócoli, las coles de Bruselas o el kiwi son alimentos que superan a la naranja en vitamina C, pero más destacan el pimiento rojo y el perejil en esta cuestión. El primero suma casi 128 miligramos de vitamina C por cada 100 gramos y el perejil, 133 miligramos en la misma cantidad. En cualquier caso, existen dos frutas que son todavía más ricas en este compuesto, pero que es muy difícil encontrar en los supermercados de España. Son las acerolas y los camu camu que son más fáciles de encontrar en Latinoamérica.
Bombas de vitamina C
Las acerolas son un fruto del otoño que tienen una apariencia similar a la de las cerezas o a la de una manzana pequeña, cuando maduran son rojas y tienen un sabor agridulce. El país que más acerolas produce en el mundo es Brasil, pero su origen se encuentra en el Mediterráneo. En concreto, se ha calculado que las acerolas tienen en torno a 1.700 miligramos de vitamina C por cada 100 gramos que consumimos: es decir, casi 35 veces más cantidad de la que tienen las naranjas y unas 28 veces más de la que necesitamos al día.
En cualquier caso, el camu camu es incluso más rico en vitamina C. Este fruto también se da especialmente en la zona de la Amazonia y llega a contener hasta 40 veces más vitamina C que la naranja. El camu camu cuenta con nada menos que 2.000 miligramos de esta sustancia por cada 100 gramos de peso y constituye, por lo tanto, una cantidad 33 veces superior a la que necesitamos cada día. Si te lo encuentras, parece una uva grande, con la piel púrpura, la carne de su interior amarilla y tiene un sabor ácido.
Pero ¿para qué tanto dispendio de vitamina C?, ¿si nos atiborramos un día con estas frutas crearemos reservas para otros días? Pues no, el exceso de vitamina C se elimina a través de la orina, por lo que, en realidad, no es necesario obsesionarse con el consumo de esta sustancia. Como se explicaba más arriba, una sola naranja nos proporciona toda la vitamina C que necesitamos, pero también un cuenco de fresas. Eso sí, la vitamina C se oxida con rapidez y se degrada cuando se somete al calor, por lo que lo mejor es tomarla a través de la fruta fresca o las verduras crudas.
Cantidades justas
Llegar a tener un exceso de vitamina C es un suceso muy poco probable, según explica la Clínica Mayo en su página web, pero se pueden producir diarreas, náuseas, vómitos, acidez estomacal, calambres abdominales y dolor de cabeza. Por esta razón, los médicos sugieren que no superemos la altísima cantidad de 2.000 miligramos de vitamina C a diario, es decir, lo que suponen 100 gramos de camu camu y que también se puede alcanzar rápidamente con las acerolas.
La vitamina C se ha asociado durante décadas a la prevención frente a las infecciones como los resfriados, pero se trata de un mito. Tomar alimentos con vitamina C durante el invierno no evitará que pilles un catarro, ni que este dure menos. Ahora bien, la vitamina C sigue siendo una sustancia muy importante que no debemos descuidar en nuestro día a día. Tal y como explican los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), la vitamina C es un antioxidante muy potente.
Es decir, que combate los daños que producen los radicales libres en las células de nuestro cuerpo. "Los radicales libres son compuestos que se forman cuando el cuerpo convierte los alimentos que consumimos en energía. Las personas también están expuestas a los radicales libres presentes en el ambiente por el humo del cigarrillo, la contaminación del aire y la radiación solar ultravioleta", explican los NIH. Pero, además, la vitamina C también es fundamental para que el cuerpo produzca colágeno y absorba el hierro de los alimentos.