Las patatas han sido un alimento fundamental en la historia de la humanidad, presente en innumerables culturas y cocinas alrededor del mundo. Su importancia en la alimentación se refleja en una amplia gama de preparaciones culinarias, que van desde guisos tradicionales hasta la famosa tortilla de patatas.
Este tubérculo es conocido por su riqueza en potasio, una fuente vital de vitamina C y una buena cantidad de fibra dietética. Además, las patatas son versátiles en su uso, adaptándose a una variedad de métodos de cocción que pueden alterar sus propiedades nutricionales.
Sin embargo, a pesar de su valor nutricional, las patatas son frecuentemente limitadas o incluso excluidas en diversas dietas debido a su alto contenido de carbohidratos y al impacto que pueden tener en los niveles de azúcar en sangre. Lo cierto es que, a pesar de sus beneficios, las patatas son a menudo vistas con cautela por profesionales de la salud.
[Esto es lo que ocurre en tu organismo si comes patatas fritas todos los días]
Figuras destacadas como Miguel Ángel Martínez-González, experto en dieta mediterránea, señalan en este artículo de EL ESPAÑOL que el método común de pelar las patatas antes de cocinarlas puede resultar en la pérdida significativa de nutrientes esenciales, particularmente la vitamina C y la fibra.
Diabetes tipo 2
Este hecho es destacado en su obra ¿Qué comes? Ciencia y conciencia para resistir (Planeta, 2020), donde Martínez-González profundiza en los efectos de la preparación de alimentos en su valor nutricional. Además, destaca que el lavado exhaustivo es crucial cuando se consumen patatas con piel, para evitar la ingestión de pesticidas o fungicidas.
La preparación común de las patatas, ya sea fritas o en puré, también es cuestionada desde el punto de vista de la salud, debido a que estos métodos aumentan su contenido calórico y su índice glucémico, lo cual es especialmente problemático en el contexto de enfermedades como la obesidad y la diabetes tipo 2.
Incluso un estudio realizado en 2018 y publicado en Clinical Nutrition ESPEN relaciona un aumento del consumo de patatas con un incremento exponencial del riesgo de padecer diabetes tipo 2. Mientras que otra investigación, publicada en Critical Reviews in Food Science and Nutrition, indica que un incremento de 100 g/día en el consumo total de patatas y de patatas fritas puede aumentar el riesgo de diabetes tipo 2 en un 5% y un 10%, respectivamente.
Las patatas son a menudo malentendidas en términos de su clasificación nutricional. Aunque botánicamente son tubérculos y, por ende, vegetales, nutricionalmente tienen más en común con otros alimentos ricos en hidratos de carbono como el pan y la pasta.
Esto se debe a su alto contenido de almidón, que es un carbohidrato que se descompone rápidamente en azúcares simples en el cuerpo. Esta característica las distingue de las verduras, que generalmente son bajas en carbohidratos y ricas en vitaminas, minerales y fibra.
Poca fibra y alto índice glucémico
La fibra es especialmente importante porque ayuda a ralentizar la absorción de azúcar en el torrente sanguíneo, algo que las patatas peladas carecen. Por lo tanto, aunque contienen algunos nutrientes valiosos, su perfil nutricional y su efecto en el azúcar en sangre las hacen menos deseables en comparación con las verduras tradicionales. Por si fuera poco, el alto índice glucémico de las patatas es un aspecto preocupante, especialmente para las personas con diabetes o en riesgo de desarrollarla.
Este índice mide cómo los alimentos afectan los niveles de glucosa en sangre, y las patatas tienen un efecto considerablemente negativo debido a su combinación de alto contenido de almidón y bajo contenido de fibra.
Cuando se consumen, el almidón se descompone en azúcares simples que entran rápidamente en el torrente sanguíneo, provocando un aumento en los niveles de glucosa. Esto puede ser especialmente problemático para las personas con diabetes, ya que sus cuerpos no pueden manejar estos picos de glucosa de manera eficiente, lo que puede llevar a complicaciones a largo plazo si no se controla adecuadamente.
[Olvida lo que sabías sobre las patatas fritas: esto es lo que pasa si las comes durante un mes]
A diferencia de otros alimentos ricos en fibra, este tubérculo no contribuye significativamente a la sensación de saciedad. Esto se debe a varios factores: su alto índice glucémico, su baja cantidad de fibra y proteínas. Estos aspectos juntos pueden llevar a una sensación de hambre poco después de su consumo, lo que puede resultar en un mayor consumo de calorías y, potencialmente, en un aumento de peso.
Además, la falta de fibra significa que este alimento ocupa menos espacio en el estómago, lo que no contribuye a una sensación de llenura. Por lo tanto, aunque las patatas pueden ser un componente satisfactorio de una comida desde el punto de vista del sabor, desde una perspectiva nutricional, pueden no ser la mejor opción para controlar el apetito y el peso.
Alternativas a la patata
Alimentos como el boniato y la zanahoria no solo aportan una variedad de nutrientes, sino que también tienen un índice glucémico más bajo, lo que los hace más adecuados para personas con diabetes o aquellas que buscan controlar su peso.
Además, estas alternativas pueden incorporarse en una variedad de platos y preparaciones, ofreciendo una diversidad culinaria comparable a las patatas. Por lo tanto, elegir estos sustitutos puede ser una estrategia eficaz para disfrutar de comidas sabrosas y nutritivas mientras se mantienen los niveles de glucosa en sangre y el peso bajo control.
Ni siquiera cocida
Las patatas cocidas han sido durante mucho tiempo vistas como una opción más saludable en comparación con las patatas fritas. Sin embargo, incluso esta versión más 'sana' de las patatas está siendo objeto de escrutinio.
Aunque el proceso de cocción puede conservar más nutrientes en comparación con el pelado y fritura, las patatas cocidas todavía presentan los mismos problemas relacionados con el alto índice glucémico y la baja cantidad de fibra. Este reconocimiento está llevando a un replanteamiento de su papel en dietas saludables, particularmente para aquellos que buscan controlar condiciones como la diabetes o el sobrepeso.
La relación entre el consumo de patatas y la diabetes es una preocupación creciente. El contenido de carbohidratos de las patatas y cómo afectan a los niveles de azúcar en sangre es un área de interés particular. Las personas con diabetes deben ser conscientes de cómo diferentes métodos de preparación pueden influir en el índice glucémico de las patatas y, por ende, en su manejo de la enfermedad.