El jamón de York, un producto habitual en la dieta de muchas familias, especialmente en España, es un alimento versátil que se utiliza en una amplia variedad de comidas, desde desayunos hasta cenas. Sin embargo, más allá de su conveniencia y sabor, es crucial examinar su clasificación como carne procesada y las implicaciones que esto tiene para la salud.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) categoriza a las carnes procesadas, que incluyen al jamón de York, como potencialmente dañinas debido a su proceso de elaboración, que a menudo involucra el uso de conservantes y técnicas de curado para prolongar su vida útil y mejora su sabor. Esta categorización es el resultado de una extensa investigación y análisis de evidencia científica que subraya los riesgos para la salud asociados con el consumo regular de este tipo de productos.
La fabricación del jamón de York implica procesos de curación que utilizan sal, nitratos, nitritos y otros aditivos para preservar la carne. Estos procesos, aunque beneficiosos para mejorar el sabor y reducir el riesgo de crecimiento bacteriano, también alteran significativamente el contenido nutricional del alimento. Como resultado, este se clasifica como carne procesada, una categoría que ha sido vinculada con varios riesgos para la salud. A pesar de que el jamón proporciona nutrientes importantes como proteínas y vitaminas del complejo B.
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Los estudios han mostrado que el consumo regular de carnes procesadas, incluido el jamón de York, puede aumentar el riesgo de enfermedades crónicas como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares. La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC), parte de la OMS, ha clasificado a las carnes procesadas como carcinogénicas para los humanos, basándose en una revisión exhaustiva de la evidencia científica.
Esta clasificación se fundamenta en estudios que han vinculado el consumo de carnes procesadas con un aumento significativo en el riesgo de cáncer, particularmente el cáncer colorrectal. Hay investigaciones que han demostrado que los conservantes utilizados en el jamón York, como los nitratos y nitritos, pueden formar compuestos carcinogénicos en el cuerpo humano.
Estos hallazgos se sustentan en estudios como el publicado en The Lancet Oncology por la IARC, que reveló que una ingesta diaria de 50 gramos de carne procesada aumenta el riesgo de cáncer colorrectal en un 18%. Este tipo de cáncer es especialmente preocupante debido a su prevalencia y aumento en la incidencia, especialmente entre poblaciones más jóvenes, lo cual se ha relacionado con cambios en los hábitos alimenticios hacia dietas menos saludables.
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Además del cáncer, el consumo de jamón de York y otras carnes procesadas se ha vinculado con un mayor riesgo de enfermedades del corazón. Investigaciones han relacionado la ingesta de carne roja procesada con un aumento en el riesgo de enfermedades coronarias y un mayor riesgo de muerte por enfermedad cardíaca.
Estos riesgos se atribuyen a varios factores, incluyendo el alto contenido de grasas saturadas y sodio en estas carnes, que pueden contribuir al aumento de los niveles de colesterol LDL y la presión arterial, ambos factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares.
Por si fuera poco, el consumo de carnes procesadas c también se ha asociado con una disminución en la esperanza de vida. Análisis científicos indican que una mayor ingesta de carnes rojas procesadas está vinculada con un mayor riesgo de mortalidad. De hecho, han encontrado una correlación entre el consumo de este tipo de carnes y un aumento en la mortalidad general, sugiriendo que reducir su consumo podría tener beneficios significativos para la salud a largo plazo.
La producción de este tipo de preparados cárnicos además de influir sobre la salud humana, tienen un fuerte impacto en el medio ambiente. La cría de ganado es una fuente significativa de emisiones de gases de efecto invernadero y contribuye a la degradación ambiental. Este impacto ambiental tiene, a su vez, efectos adversos en la salud pública, aumentando el riesgo de enfermedades infecciosas, problemas respiratorios y cardiovasculares, así como efectos negativos en la salud mental.