La kombucha, el té fermentado de origen coreano, es una bebida efectiva contra la inflamación y las enfermedades crónicas derivadas. En compañía de hábitos saludables, este consumo colaboraría en la prevención de enfermedades inflamatorias como la artritis, la Enfermedad de Crohn o el alzhéimer, lo que convierten a esta bebida rica en probióticos "en el aliado perfecto para mantener una rutina diaria sana" según la nutricionista funcional Elena Garrido.
En este sentido, Garrido señala que, en aquellos casos en los que no exista un desequilibrio patológico previo, la kombucha "ayuda al sistema inmunitario y a la absorción de nutrientes, nos protege de infecciones y enfermedades y evita que haya alguna proliferación excesiva de ciertos microorganismos que son oportunistas, como la cándida".
Estos efectos pueden producirse tanto a largo como a corto plazo, algo que, según Garrido, "depende de la cantidad de probióticos que tome el usuario". Según ilustra la especialista, "no es lo mismo" consumir una bebida poco saludable todos los días que una kombucha. Tampoco "es lo mismo" de cara a los efectos de este consumo que la persona tenga una situación básica de salud con "algo de inflamación" puntual, o que arrastre "un problema de artritis" por ejemplo.
La kombucha posee una serie de propiedades concretas que se traducen en una alta cantidad de beneficios para la salud, sostiene Garrido. La mayoría son fruto de la fermentación, "que puede crear proteínas, aminoácidos, vitaminas, ácidos grasos esenciales y el rey de la corona, que son los probióticos". Estos ingredientes "aportan mejoras a nivel hepático" que ayudan a eliminar toxinas.
No obstante, para que estos beneficios sean reales, la kombucha debe seguir "sus procesos de elaboración naturales", sin "adulterarse con conservantes artificiales ni añadidos azucarados como los refrescos convencionales", afirma la nutricionista. Por tanto, insta a comprobar la composición de las bebidas disponibles comercialmente.
En lo respecto a la comparación entre los tés no fermentados y la kombucha, la nutricionista ha destacado que "se generan vitaminas del grupo B, vitaminas C, D, E, K, entre otros" mediante el proceso de fermentación. "Al final, estamos añadiendo al cuerpo elementos que son ricos en enzimas", ha añadido.
En este sentido, los probióticos se convierten en "el gran diferenciador que conseguimos al fermentar", debido a su capacidad para "colonizar el intestino", provocando que podamos tener "una proporción adecuada de bacterias que nos proporcionan múltiples beneficios".
Pros y contras
Algunos estudios como el publicado en 2014, destacan propiedades de la kombucha como la reducción de la presión arterial y el colesterol, la regulación del sistema digestivo o alivio de los síntomas de la gota y del artritis. También señala que entre sus componentes se encuentran vitaminas B1, B2, B3, B6, B12, C, D, E, K y ácido fólico. Además, al ser una bebida fermentada, contiene un porcentaje mínimo de alcohol, por lo que se desaconseja su consumo en niños y embarazadas.
También este proceso añade acidez al producto final, lo que puede provocar trastornos intestinales en personas que tiendan a ellos, según aclara Concepción Martínez, nutricionista deportiva. Aunque no haya un límite establecido o recomendado al día, la experta indica que convendría no beber más de un litro al día, si se quieren evitar malestares digestivos, diarreas y flatulencias.