Que el sabor del pan en España ha experimentado un cambio, más o menos perceptible, en los últimos meses está siendo la comidilla de muchos grupos de amigos. Si tú también lo has notado, no te preocupes, no es cuestión de tu pituitaria o de tus papilas gustativas, sí, es diferente, en concreto, desde hace un año.
La razón detrás de este cambio en el sabor del pan se debe a la 'reciente' implementación de una nueva norma de calidad. Esta normativa, que ha sido establecida con el fin de mejorar la calidad nutricional y la salud de los consumidores, ha traído consigo modificaciones importantes en la composición y producción de este alimento en nuestro país.
La nueva norma de calidad del pan, conocida como Real Decreto 308/2019, fue aprobada en abril de 2019 y oficialmente entró en vigor el 1 de julio de 2019. Sin embargo, para permitir a los fabricantes adaptarse a los nuevos estándares, su plena aplicación se ha pospuesto hasta el pasado viernes 1 de abril de 2022. Esta normativa ha traído consigo una serie de cambios significativos en la producción y etiquetado de este alimento, en busca de mejorar su perfil nutricional y brindar una mayor claridad a los consumidores sobre los productos que están adquiriendo.
Una de las modificaciones más notables es la referente al pan integral. La nueva norma establece que solo se podrá denominar "pan integral" a aquellos productos que contengan exclusivamente harina integral, es decir, un 100% de harina integral. Esta medida busca eliminar la confusión que se había generado previamente, donde algunos productos etiquetados como "integral" contenían solo un porcentaje mínimo de harina integral, reduciendo así sus beneficios nutricionales.
Además, la norma aborda la preocupante cantidad de sal presente en el pan consumido en España. La elevada ingesta de sal, en muchos casos debida a la incorporación excesiva de este condimento en la producción de pan, ha llevado a la implementación de límites estrictos. Según la nueva normativa, la cantidad máxima de sal en este alimento no debe superar los 1,31 gramos por cada 100 gramos de pan, cuando se mide en términos de cloruros.
Cuáles son las mejoras
Si se mide en función del sodio total, el límite se establece en 1,66 gramos por cada 100 gramos de pan. Esta reducción en la cantidad de sal presente en el pan tiene como objetivo mejorar la salud cardiovascular de los consumidores y reducir los riesgos asociados con el consumo excesivo de sodio. De todas formas, esta nueva proporción de sal contribuye a que hagamos una ingesta de sal más ajustada a los parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En su página web, este organismo aconseja limitar la ingesta diaria de sal a menos de 5 gramos, equivalente a la cantidad de sal en una cuchara de té. No obstante, los datos de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) señalan que los ciudadanos de España consumen en promedio hasta 9,8 gramos de sal al día. La Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca que la alta cantidad de sodio consumida y la falta de adecuada absorción de potasio están relacionadas con la aparición de hipertensión arterial, así como con un incremento en el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
La norma también aborda la definición y características de diferentes tipos de pan, como el pan integral, panes especiales y pan de masa madre, entre otros. Además, se establecen requisitos para la utilización de términos como "elaborado con masa madre" y "elaboración artesana", brindando mayor claridad al consumidor sobre las características y métodos de producción de los diferentes tipos de pan disponibles en el mercado.
Los efectos de esta nueva normativa parecen haber estado siendo percibidos por los consumidores desde hace meses, quienes han notado un cambio en el sabor del pan. Algunos han expresado que este alimento ahora parece más soso de lo habitual, lo que refleja la reducción de sal en su composición. Aunque esta transición puede ser un ajuste para muchos, es importante destacar que esta medida contribuirá a una ingesta de sal más saludable y a largo plazo beneficiará la salud de la población.
Además de los cambios en el sabor y la composición de este alimento, esta nueva norma de calidad también tiene un impacto significativo en la forma en que los consumidores seleccionan y compran este tipo de producto en los supermercados. En España, el pan es un alimento fundamental en la dieta diaria de muchas personas. Sin embargo, hasta ahora, gran parte de la población desconocía las diferencias entre sus distintos tipos y sus propiedades nutricionales.
En relación al consumo de sal, una problemática significativa surge al consumir alimentos ultraprocesados, ya que muchos de ellos incluyen en su composición una cantidad considerable de sal, además de azúcares y grasas refinadas. "Esta alta proporción de sal, diseñada para realzar el sabor de los productos, impacta negativamente en la salud de manera alarmante. En numerosos casos, es esta proporción oculta es la responsable de que excedamos las recomendaciones de salud establecidas", destaca Gema Nogueira, dietista-nutricionista especializada en desórdenes alimenticios.
Además, es importante destacar que el pan es otro ejemplo relevante de cómo inadvertidamente incorporamos grandes cantidades de sal a nuestra dieta. De hecho, al analizar los principales contribuyentes a la ingesta de sodio, se observa que los embutidos y otros productos cárnicos ocupan el primer lugar, seguidos de cerca por el pan.