Durante el último siglo, los españoles han conocido el yogur como un poderoso reconstituyente del estómago e intestinos. Incluso hace años se vendía en farmacias para tratar las diarreas en niños y adultos. A lo largo del tiempo, la ciencia ha respaldado estas afirmaciones y ha demostrado que este alimento es un excelente aliado para el sistema digestivo, especialmente a través de su influencia en la microbiota intestinal.
El informe de la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (Fesnad) titulado Evidencia científica sobre el papel del yogur y otras leches fermentadas en la alimentación saludable de la población española describe los beneficios del yogur en personas intolerantes a la lactosa, para prevenir el Helicobacter pylori, aliviar la rinitis alérgica y reducir las infecciones gastrointestinales. Por todas estas razones, la Fesnad recomienda consumir un yogur al día.
Para elegir el mejor, es importante optar por el yogur natural sin edulcorantes ni azúcares añadidos, ya que estos ingredientes aumentan el riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2, caries y enfermedades cardiovasculares. En cuanto a las variedades, el yogur griego y el yogur natural son excelentes opciones. Ambos reducen el riesgo de enfermedad cardiovascular y contienen probióticos que mejoran el perfil lipídico en la sangre y reducen el colesterol.
Sin embargo, el yogur griego se distingue por su mayor contenido de proteínas en comparación con el yogur normal. Además, es un excelente reconstituyente después del ejercicio físico intenso, ya que las proteínas reparan el desgaste muscular. Este tipo de yogur en concreto, se obtiene al eliminar el suero del yogur normal a través de un proceso de colado, lo que le confiere su textura más espesa y cremosa. También es rico en calcio, potasio, vitamina A y grasas.
Diabetes e intolerancia
También tiene menos lactosa que los yogures normales y es una opción recomendada para obtener proteínas de fácil asimilación y buena calidad. De igual modo contiene probióticos que benefician la función digestiva, minerales como el calcio que fortalecen los huesos y previenen la osteoporosis, yodo esencial para la tiroides, y vitamina B12 necesaria para el correcto funcionamiento del sistema nervioso y sanguíneo. Al consumirlo regularmente en el desayuno, el organismo experimenta varios beneficios. Por ejemplo, las proteínas presentes en este alimento ayudan a construir y reparar tejidos, promueven el crecimiento muscular y ayudan a mantener la sensación de saciedad durante más tiempo.
"Los probióticos presentes en el yogur griego son bacterias beneficiosas que promueven la salud intestinal. En concreto, estas ayudan a equilibrar la flora intestinal, por lo que mantienen una digestión correcta y saludable, reduciendo el riesgo de sufrir diabetes tipo 2. Además, previene el estreñimiento", destaca Concepción Martínez, dietista-nutricionista. No hay que olvidar que otro de los beneficios de este alimento es el de contribuir al fortalecimiento del sistema inmunológico, ayudando a prevenir enfermedades gastrointestinales.
Este tipo de yogur también es bajo en grasa y azúcar, lo que lo convierte en una opción más saludable en comparación con otros productos lácteos o alimentos para el desayuno. Al elegir yogur griego sin azúcar añadido, se puede controlar el consumo de azúcares refinados, lo que ayuda a mantener estables los niveles de azúcar en la sangre, previniendo los picos de energía seguidos de caídas bruscas.
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Además de los nutrientes mencionados, también proporciona vitaminas y minerales esenciales, como el potasio y el magnesio. Estos nutrientes desempeñan un papel crucial en diversas funciones corporales, incluyendo la regulación de la presión arterial, el funcionamiento del sistema nervioso y la producción de energía.
Otro de los múltiples beneficios es el de promover el adelgazamiento y el mantenimiento de un peso saludable. Las proteínas presentes en el yogur ayudan a aumentar la sensación de saciedad y a reducir el apetito, lo que puede llevar a una menor ingesta de calorías durante el día. Además, es bajo en calorías y puede servir como base para añadir otros alimentos saludables al desayuno, como frutas y nueces.
De igual modo puede ser beneficioso para las personas que tienen intolerancia a la lactosa. A diferencia de otros productos lácteos, el yogur griego contiene menos lactosa debido a su proceso de fabricación, lo que lo hace más fácil de digerir, incluso en personas con intolerancia. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la tolerancia individual puede variar y se pueden experimentar síntomas incluso con este alimento, por lo que siempre es mejor consultar a un especialista.