El yogur desnatado es uno de los postres más clásicos en España y también es protagonista de las cenas más ligeras, casi siempre junto a alguna fruta. Según el informe de Consumo del Ministerio de Alimentación, son 37,41 kilos de yogur los que tomamos de media los españoles al año. Siendo un alimento saludable, hay que tener en cuenta un par de claves para que no resten en salud: que nunca sustituyan el consumo de las frutas y que nos decantemos por yogures naturales sin edulcorar, como el desnatado, natural o el griego.
Para aquellos que apuesten por un menor rango de calorías, lo más recomendable es el yogur natural desnatado, teniendo en cuenta en todo caso que, al contrario de lo que nos habían dicho desde pequeños, los lácteos no son fundamentales para la salud porque tanto el calcio como la vitamina D pueden obtenerse a través de otros alimentos. No obstante, se trata de un alimento muy nutritivo y rico en proteínas de alto valor biológico al contener todos los aminoácidos esenciales. Asimismo, aporta otros minerales como el fósforo.
Lo más importante es elegir siempre un yogur saludable y eso no es nada fácil teniendo en cuenta la cantidad de variedad que vemos en el supermercado. Tendremos que cerciorarnos de que solo contienen leche, fresca o en polvo (o ambas), y fermentos lácticos. En el caso del yogur desnatado debe especificarse que la leche con la que se ha elaborado sea desnatada. Este alimento se ha asociado tradicionalmente con muchos beneficios para nuestro organismo, siendo uno de ellos que su consumo se relaciona a un menor riesgo de obesidad central, como constata esta investigación enmarcada en la Prevención con Dieta Mediterránea.
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El yogur reduce también el riesgo de padecer diabetes tipo 2 y, según este estudio firmado por investigadores de las universidades de Connecticut y Ohio, en Estados Unidos, consumir un yogur desnatado antes de las comidas reduce la inflamación posterior y los marcadores de exposición a endotoxinas metabólicas, relacionada con la obesidad, en mujeres premenopáusicas sanas. Así, han concluido que se trata de una "estrategia factible para inhibir el dismetabolismo posprandial y, por lo tanto, puede reducir el riesgo cardiometabólico".
¿Cuántas calorías tiene un yogur desnatado?
Un yogur desnatado, como mencionamos con anterioridad, es aquel que se produce a base de leche desnatada, tanto líquida como en polvo, pero existe además una especificación legislativa al respecto. Así, el contenido mínimo de materia grasa en los yogures, en su parte láctea, está fijada en 2 por 100 m/m, mientras en los semidesnatados tendrá que ser inferior a 2 y superior a 0,5 por la misma cantidad, y finalmente los desnatados deben tener menos de 0,5. En términos nutricionales, la principal diferencia es que no llega al 1% de grasas en su interior.
En su valor nutricional por 100 gramos de producto, el yogur natural aporta 0,1 gramos de grasas totales, 5,1 gramos de hidratos de carbono, 4,2 gramos de proteínas, 0,1 gramos de sal y 150 miligramos de calcio. Teniendo en cuenta que los yogures suelen venderse en recipientes que contienen 125 gramos, hemos revisado las calorías de varias de las marcas más populares del mercado para concluir que un yogur natural desnatado aporta una media de 41 calorías.
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¿Cuál es el yogur más sano?
Si únicamente atendemos al aporte calórico, pensaríamos que el desnatado es el yogur más sano que podemos comprar en el supermercado, siempre que no lleve azúcares añadidos ni otros ingredientes extra; pero lo cierto es que las grasas de los lácteos enteros no se han relacionado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares ni de obesidad. De hecho, los yogures griegos naturales se perfilan como los más saludables que podemos escoger y eso que al incorporar nata a la fórmula contienen también más grasa.
Estos tienen unas 150 calorías por sus 125 gramos, más del triple que un desnatado y más del doble de un yogur natural sin azúcares. No obstante, su consumo se relaciona con los mismos beneficios que estos, como ese menor riesgo de desarrollar síndrome metabólico, antesala en ocasiones de enfermedades cardiovasculares y diabetes, y un efecto preventivo del cáncer colorrectal. Además, el griego es sin duda el más sabroso y suculento, así que da mucho juego también al recetario.
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