Una piel saludable y radiante es el resultado de una combinación de factores, incluyendo una buena genética, una adecuada hidratación y una alimentación equilibrada. Entre los nutrientes esenciales que desempeñan un papel clave en el mantenimiento de la salud y la apariencia juvenil de la piel se encuentran las vitaminas.
Estos compuestos orgánicos, que son necesarios para el funcionamiento normal del organismo, juegan un papel esencial en la protección de la piel contra el envejecimiento prematuro. Aunque la exposición al sol también desempeña un papel determinante en la salud cutánea, no solo por la aparición de manchas y arrugas, sino por el cáncer de piel.
Cada vez vivimos más. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), llegaremos a más de 14 millones de personas mayores en 2068. El 29,4% de la población total, según estiman. También vivimos mejor, gracias a los avances tecnológicos en cuestiones de salud, los tratamientos contra enfermedades y la prevención. Sin embargo, uno de nuestros grandes enemigos, los radicales libres, siguen dañando el organismo a nivel molecular.
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La buena noticia es que una dieta rica en nutrientes, junto a otros hábitos de vida saludable, pueden prevenir ciertas patologías e incluso el envejecimiento prematuro de la piel, manteniéndonos más jóvenes por más tiempo. "Contar con una alimentación rica en vitaminas puede ralentizar el paso del tiempo sobre la piel, pero siempre que se acompañe de una vida activa, un consumo moderado de alcohol y cero tabaquismo", señala Concepción Martínez, dietista-nutricionista.
Vitamina A
La vitamina A es un antioxidante potente que es importante para la producción de colágeno, una proteína que proporciona estructura y firmeza a la piel. Esta vitamina se presenta en dos tipos. Por un lado, la vitamina A preformada, que se encuentra en productos de origen animal como carne roja, pescado, aves de corral y lácteos. Por otro, los precursores de la vitamina A, conocidos como provitamina A, que son de origen vegetal y se encuentran en frutas y verduras, como el betacaroteno. De ahí que alimentos como las zanahorias o las batatas aporten este nutriente al organismo. También las espinacas, brócoli, calabaza y huevo.
Vitamina C
La vitamina C es otro antioxidante poderoso que tiene un cometido importante en la protección de la piel contra el daño oxidativo. Es esencial para la síntesis de colágeno, lo que ayuda a mantener la piel firme y elástica. Además, también funciona para tratar la hiperpigmentación, ya que inhibe la producción de melanina, el pigmento responsable de las manchas oscuras en la piel.
Los alimentos ricos en vitamina C incluyen cítricos como naranjas, limones y pomelos, así como pimientos, kiwi, fresas y brócoli.
Un estudio de Frontiers in Aging que contó con 80 adultos de unos 60 años de edad, reveló que aquellos con niveles más altos de este nutriente desempeñaban mejor tareas relacionadas con la atención, el enfoque, la memoria, la toma de decisiones, el recuerdo y el reconocimiento.
Vitamina E
La vitamina E es un antioxidante liposoluble que protege la piel contra los daños causados por los radicales libres y previene la oxidación de los lípidos en las células de la piel. Esto ayuda a mantener la piel hidratada y protegida, lo que puede prevenir el envejecimiento prematuro. También tiene propiedades antiinflamatorias, lo que puede ayudar a calmar la piel irritada y reducir la inflamación. Entre los alimentos que aportan vitamina E al organismo se incluyen nueces, semillas, aceite de girasol, aceite de oliva, aguacate y espinacas.
Vitamina D
La vitamina D también es esencial para la salud de la piel, ya que ayuda a regular la proliferación celular y la diferenciación de las células de la piel. Además, también tiene propiedades antiinflamatorias y antioxidantes que pueden ayudar a proteger la piel contra el daño causado por los radicales libres.
De igual modo se le atribuyen propiedades de fortalecimiento de la barrera cutánea, lo que ayuda a mantener la piel sana y protegida contra los efectos nocivos del envejecimiento. Además, tiene la capacidad de regular los procesos que facilitan el fotoenvejecimiento y la carcinogénesis.
Esta vitamina se produce en la piel cuando está expuesta a la luz solar, pero también se puede obtener a través de alimentos como pescados grasos como el salmón, la caballa y el atún, así como a través de la leche fortificada y los suplementos. Como nutriente, interviene en distintas funciones metabólicas, ayudando a moderar el estrés oxidativo, la inflamación, la angiogénesis y el daño celular.