Dietas, consejos nutricionales, gurús, superalimentos, la nutrición es un aspecto que va ganando peso tanto en las rutinas individuales como en la propia sociedad. Cada vez es más habitual tener la costumbre de mirar etiquetas, valores nutricionales y hacer cuentas para no pasarse y cubrir las necesidades diarias de nutrientes.
Que cada vez se esté más informado ha provocado un choque de creencias. Resulta que algunos alimentos que han gozado de buena fama durante años, siendo considerados como saludables, en la actualidad se sabe que tienen más peros de los que deberían.
"Antes la gente se hinchaba a embutidos y ni se planteaban que ese abuso fuera perjudicial para su salud". Quien habla es el dietista-nutricionista José Gallardo en declaraciones a EL ESPAÑOL. Gallardo considera que a este tipo de alimentos se le suma el problema de que hay algunos que son más sanos que otros. "Aunque, al mismo tiempo, no son la mejor opción y tienen consecuencias negativas a largo plazo", explica el especialista.
Pan Blanco
El mayor inconveniente del pan blanco es que está elaborado a base de harinas refinadas, que han sido procesadas para eliminar el salvado y el germen de trigo, dejando solo el endospermo. El resultado es un alimento suave y esponjoso, pero con un nivel bajo de fibra dietética. Además, posee un alto índice glucémico, lo que significa que aumenta rápidamente los niveles de azúcar en la sangre después de su consumo. Esto puede provocar un pico de insulina y luego una caída repentina de los niveles de azúcar en la sangre, que, a su vez, causa una sensación de hambre y antojos.
En comparación con el pan integral, el blanco es bajo en nutrientes. La razón es que la harina utilizada para hacer pan blanco ha perdido la mayor parte de su contenido de vitaminas y minerales como hierro, calcio y vitamina B. También contribuye al aumento de peso, mermando la sensación de saciedad y por consiguiente promoviendo la ingesta de más calorías y a largo plazo, un aumento de peso.
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Una realidad que han constatado entidades tan prestigiosas como la School of Public Health de la Universidad de Harvard, que destaca cómo la escasa cantidad de fibra del pan blanco provoca un alto índice glucémico y un incremento de los niveles de glucosa en sangre, lo que aumenta el riesgo de padecer diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares. Además, los carbohidratos de las harinas refinadas se simplifican rápidamente en el sistema digestivo y se convierten en glucosa, lo que a la larga provoca la aparición de resistencia a la insulina.
Jamón de York
El fiambre de jamón se reconoce fácilmente en el supermercado cuando consultamos la lista de los ingredientes. Lo que más llama la atención de él es que el contenido de carne se sitúa en torno al 55%, aunque algunos tienen más que otros. El resto son almidones, agua, dextrosa de maíz, proteínas de soja, sal y aromas. Por lo que se termina pagando a precio de carne otros elementos que no lo son.
Lo más curioso es que el jamón de York ni siquiera existe, tal y como explica este artículo de EL ESPAÑOL. Se trata de una denominación que no está regulada por la legislación. De esta forma, cualquier marca podría comercializar si quisiera unas sardinas de York, unas patatas de York o unos aguacates de York sin que eso signifique que estamos ante un producto más saludable ni tampoco que su origen sea la conocida ciudad de Inglaterra.
"El jamón de York no existe porque la denominación jamón de York no aparece en la legislación. La palabra York luce hermosa en algunos envases como reclamo publicitario, pero no implica que el producto deba cumplir ningún requisito", apunta Marián García —(más conocida en redes como Boticaria García) en su libro homónimo El jamón de York no existe (Esfera de los Libros, 2019).
Otro de los problemas de este alimento es que es carne procesada y el consumo de este alimento procesado aumenta el riesgo de sufrir cáncer, tal y como advirtió un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 2015. "Hay pruebas convincentes de que el agente causa cáncer. Esta clasificación está basada en evidencia suficiente a partir de estudios epidemiológicos que demuestran que el consumo de carne procesada provoca cáncer colorrectal", se explica en el informe. La organización internacional estima que comer 50 gramos al día de carne procesada aumenta un 18% las posibilidades de sufrir cáncer colorrectal.
Zumo natural
La principal razón de por qué los zumos de fruta no son saludables es su alto contenido en azúcares. Estos provienen de la propia fruta, pero al carecer de la fibra que aporta la pieza entera, ocurre como con el caso del pan blanco, aumenta el nivel de glucosa en sangre. Encima, algunas marcas añaden azúcar de forma artificial para hacer un producto aún más dulce.
"Conviene tomar la fruta entera. Convertir una pieza de fruta en zumo es una mala idea", explica el catedrático de Medicina Preventiva de la Universidad de Navarra Miguel Ángel Martínez-González en su libro Salud a ciencia cierta (Planeta, 2018). Como destaca un estudio, publicado en la revista British Medical Journal, el consumo habitual de bebidas azucaradas aumenta las probabilidades de sufrir un cáncer.
Cereales para el desayuno
El principal problema de estos cereales es que muchas marcas les añaden una gran cantidad de azúcar, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconseja sobrepasar los 25 gramos de azúcar libre o añadido al día. Un límite que adultos y niños sobrepasan con facilidad. De hecho, un estudio, publicado en el Journal of Nutrition Education and Behavior, sugiere que los niños sobrepasan dicho límite saludable gracias, en gran parte, al consumo de cereales para el desayuno.
Un problema agravado por la confusión en las porciones, ya que en el valor nutricional de los cereales se señalan unas raciones que luego no se parecen a las cantidades que los niños ingieren.
Estos productos suelen estar saturados de azúcar añadido y es difícil medir las raciones porque faltan porciones uniformes y métricas estandarizadas. Este problema confunde a los padres sobre qué cantidad de azúcar están consumiendo realmente los más pequeños. Así lo afirma el estudio llevado a cabo por Matthew B. Ritter y sus colegas, de la High Point University de Carolina del Norte (Estados Unidos), tal y como señala este artículo de EL ESPAÑOL.