Aunque el consumo de café ha demostrado múltiples beneficios a nivel de salud general, especialmente a nivel cardiovascular, no es una bebida para todo el mundo ni para todas las etapas de la vida. Algunos consumidores sufren cierta hipersensibilidad al café, que conlleva el aumento de la frecuencia cardíaca y acarrea efectos secundarios como el insomnio o nerviosismo.
En esas circunstancias, es posible que nuestro médico nos recomiende dejar el café. Y esta bebida también posee su particular 'síndrome de abstinencia': dolor de cabeza, cansancio e irritabilidad, entre otros síntomas molestos aunque no graves.
Ahora, un nuevo estudio publicado en el Journal of Psychopharmacology, a cargo de investigadores de la Universidad de Sídney, habría encontrado una curiosa forma de evitar este síndrome. Consistiría en tomar café pero sin cafeína. Incluso a sabiendas de que carece de este compuesto excitante, seguirá teniendo su efecto.
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Aunque el método pueda parecer paradójico para algunos, tiene bastante lógica. No son pocos los que lo han probado ya. Primero consiste en pasar al café descafeinado y posteriormente dejar totalmente el café. Y ahora se ha corroborado científicamente que es una buena opción.
Para confirmarlo, el doctor Llew Mills y sus colegas de la Universidad de Sídney llevaron a cabo un ensayo clínico con un grupo de 61 grandes bebedores de café. Para entrar en esa categoría, había que beber al menos tres tazas de café con cafeína al día.
Inicialmente se les retiró totalmente el café durante 24 horas, y se midieron sus síntomas de abstinencia. Posteriormente se dividieron en tres grupos: un grupo solo bebió agua, otro tomó café descafeinado a sabiendas, y el tercer grupo tomó café descafeinado pero se les dijo que era café normal. Dicho de otro modos, fueron engañados.
Tras la toma del agua o el café, se pidió a los participantes 45 minutos después que calificaran sus síntomas de abstinencia. El grupo que tomó café descafeinado sin saberlo fue el que mostró una reducción más pronunciada de su abstinencia. Sin embargo, el grupo que era consciente de que su café era descafeinado también redujo su abstinencia en comparación al grupo que solo bebió agua.
El grupo que fue engañado presumiblemente sufrió del conocido como efecto placebo. Pero el segundo grupo, el que sabía que estaba bebiendo café descafeinado, sufrió el llamado "efecto placebo descubierto". Este fenómeno ocurre cuando se sabe que se está consumiendo algo que carece de principio activo, pero que igualmente produce sus efectos.
Los investigadores creen que, a pesar de que se trataba de café descafeinado, los consumidores asociaron tanto su sabor como el olor a café con la bebida original, algo que los llevó a reducir sus síntomas de abstinencia. Se habían condicionado para experimentar esta mejora.
Mills y sus colegas creen que podría ayudar a quienes quieren dejar la cafeína y no toleran bien el síndrome de abstinencia. Sería como un paso flexible intermedio. Además, estos hallazgos podrían ayudar a aplicar tratamientos frente a otro tipo de adicciones químicas.
Este trabajo, finalmente, sugeriría que los factores cognitivos -las sensaciones que se esperan sentir y la cantidad de sustancia que se cree consumir- tendrían un gran efecto en los potenciales síntomas de abstinencia. Por tanto, los hallazgos serían prometedores para tratar la adicción a otras drogas más graves o dañinas mediante efectos placebo, aunque queda mucho que investigar al respecto.