En los últimos años se ha podido determinar que la vitamina D no es un micronutriente más, sino una hormona esencial para diversos procesos fisiológicos, entre los que destaca el metabolismo cálcico. Pero se sabe que participa igualmente en otros procesos como la inmunidad, el metabolismo basal o la división celular.
Teóricamente, en países significativamente expuestos al Sol como es el caso de España, no debería existir déficit de vitamina D. Pero, como ya comentamos hace en EL ESPAÑOL, las evidencias apuntan a que nuestra exposición a los rayos solares no está bastando para proporcionarnos un aporte adecuado.
Ahora, un nuevo estudio español liderado por Diana Díaz Rizzolo, profesora de Estudios de Ciencias de la Salud en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) e investigadora del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS), confirma que este déficit es real: tenemos menos vitamina D que los habitantes de los países nórdicos, donde la luz solar se reduce al mínimo durante gran parte del año.
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Déficit de vitamina D en España
En el trabajo, publicado recientemente en la revista Scientific Reports del grupo Nature, Díaz Rizzolo y sus colegas recuerdan la importancia de medir los niveles de vitamina D en la población general y, de forma particular, en la población de riesgo. También recuerdan la necesidad de suplementar vitamina D frente a cualquier tipo de déficit, aunque la práctica habitual es intentar precindir de los suplementos.
De hecho, algunas guías clínicas aún hoy en día sugieren que tan solo deberían suplementarse los niveles de vitamina D en población de riesgo, pero no realizar screanings poblacionales en busca de déficits en toda la población. Este último estudio discrepa de esta práctica.
Para el estudio, los investigadores analizaron datos de más de 500.000 adultos, con el apoyo del eHealth Center de la UOC, a partir de información del programa PADRIS (Public Data Analysys for Health Research and Innovation Program. Se analizaron datos de personas de más de 18 años, recopilados entre los años 2018 y 2021.
Como recuerda la Dra. Díaz Rizzolo, "la principal vía de obtención de la vitamina D es la producción propia a través de la exposición solar. Paradójicamente, en países mediterráneos como España, los niveles de vitamina D de la población son más bajos que en países nórdicos como Finlandia, Reino Unido, Islandia, Suecia o Irlanda, los cuales llevan a cabo campañas de suplementación de vitamina D en su población mediante la fortificación sistemática de los alimentos de consumo habitual".
Los países mediterráneos tienden a un mayor uso de protector solar, destaca, y un menor consumo de alimentos naturalmente ricos en vitamina D. Todos estos factores, en su conjunto, dan lugar a un déficit de vitamina D poblacional.
Un problema entre los jóvenes
Los investigadores se basaron en los parámetros de las guías de la Sociedad de Endocrinología Clínica, que marcan los niveles óptimos en más de 30 ng/ml, los niveles de "insuficiencia" entre los 20 y 30 ng/ml, y los niveles deficitarios como menores de 20 ng/ml. Cabe destacar que algunas sociedades internacionales no consideran insuficiencia hasta un nivel menor a 20 ng/ml, y déficit hasta un nivel inferior a 10 ng/ml.
Según los datos del estudio, menos del 10% de los participantes poseían análisis sobre sus niveles de vitamina D, y la mayoría de los que los tenían eran mujeres de 45 años o más. Actualmente no está recomendado realizar un cribaje o análisis poblacional protocolario a todo el mundo, con excepción de los grupos de riesgo: personas mayores de 70 años, personas institucionalizadas, personas con fracturas o problemas óseos y mujeres embarazadas.
Por otro lado, de los participantes que sí poseían análisis, el 80% de los jóvenes tenían niveles inferiores a los deseables, y la mayoría no recibían suplementación. Sin embargo, las mujeres mayores de 45 años sí recibían suplementación, lo que daba lugar a la paradoja de que precisamente el grupo de mayor edad poseía niveles de vitamina D superiores a los jóvenes.
Para terminar, el estudio también ha detectado que tampoco se cumplen las normativas ni las recomendaciones de medición de niveles de vitamina D en los grupos de riesgo. Y, además, no se están prescribiendo suplementos cuando se objetivan niveles bajos de esta vitamina. Por dichos motivos, la investigadora sugiere que aún queda mucho por adecuar las políticas de salud pública, dado que no hay un criterio claro para la suplementación de las personas con niveles deficitarios de vitamina D que no pertenecen a grupos de riesgo.