La diabetes mellitus tipo 2, o simplemente diabetes tipo 2, es la forma más común de esta enfermedad en todo el mundo. Se produce cuando el páncreas no es capaz de producir suficiente insulina (la hormona que procesa y permite absorber el azúcar sanguíneo), o bien cuando dicha insulina no funciona correctamente.
Se sabe que poseer un Índice de Masa Corporal (IMC) superior a 30 es un factor de riesgo asociado a la diabetes tipo 2 y también se ha demostrado que un programa intensivo de pérdida de peso puede revertir la enfermedad. Al menos, en personas con sobrepeso u obesidad.
Ahora, un nuevo estudio presentado en la reunión anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) sugiere que, incluso con un peso normal y diagnóstico de diabetes, la pérdida de peso es un buen tratamiento. Aquí es donde entra en juego el 'umbral graso'.
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No todas las personas diagnosticadas de diabetes tipo 2 sufren sobrepeso u obesidad. De hecho, alrededor del 15% de los diagnósticos de diabetes tipo 2 se dan en personas con normopeso, donde se supone que la causa de la enfermedad es diferente a los demás.
Un dato personal
Esta idea respaldaría la teoría de que cada persona tiene un umbral graso personal, es decir, un nivel de grasa corporal adecuado a cada uno, por encima del cual se llegaría a desarrollar diabetes tipo 2, incluso estando dentro de un rango de peso normal.
En el estudio ReTUNE se analizó si la pérdida de peso también puede revertir la enfermedad en personas con un IMC normal (entre 19.5 y 24.9) o en personas levemente por encima de este normopeso (IMC por debajo de 27).
Para su realización, 20 hombres y mujeres diagnosticados de diabetes tipo 2, con dichas características, siguieron un programa de pérdida de peso, hasta que bajaron un 10-15% del peso corporal. Consumieron 800 calorías al día a base de sopas y batidos bajos en calorías y verduras no almidonadas durante dos semanas. Seguidamente, mantuvieron su peso estable las siguientes 4-6 semanas. Se llevaron a cabo hasta tres rondas de este ciclo de dieta y mantenimiento de peso.
De los 20 participantes con diabetes tipo 2, el 70% (14 de ellos) logró una remisión de la enfermedad, una proporción similar a la de los estudios previos en los que participaron personas con diabetes tipo 2 y sobrepeso u obesidad.
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Recordemos que para diagnosticar una remisión de la diabetes tipo 2 se debe lograr un nivel de HbA1c (el nivel promedio de azúcar sanguíneo de los últimos meses) de menos de 6.5 mg/dl durante al menos 6 meses sin necesidad de ningún fármaco.
En este caso, la pérdida de peso media fue de 7.7 kg, un 10.7% del peso inicial. Asimismo, el IMC promedio bajó de 24.8 a 22.5 y la grasa corporal total cayó de 32,1% a 27,7% de media.
Misma terapia para todos
Por su parte, las resonancias magnéticas mostraron que los niveles de grasa dentro del hígado y el páncreas se redujeron sustancialmente. La cantidad promedio de grasa en el hígado de los participantes del estudio diagnosticados de diabetes era de 4,1%, algo que entraría dentro de la normalidad, pero era el triple que la grasa detectada en los controles sanos, donde el porcentaje de grasa hepática promedio era de 1,4%.
Durante el estudio, la grasa en el páncreas se redujo de un 5,8% a un 4,3%, y la actividad de las células productoras de insulina volvió a la normalidad.
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Según los investigadores, estos resultados confirman que la diabetes tipo 2 es causada por los mismos factores tanto en las personas de peso normal como en personas con sobrepeso u obesidad. Este dato sería de vital importancia, dado que los profesionales de la salud tienden a presuponer que la diabetes tipo 2 se origina por motivos diferentes en personas con normopeso y, por dicho motivo, no se les aconseja reducir su peso de forma activa.
Como explica el profesor Roy Taylor, de la Universidad de Newcastle (Reino Unido), la pérdida de alrededor del 10% del peso sería un buen tratamiento en todos los casos de diabetes tipo 2.
Además, estos resultados respaldan el concepto de umbral graso personal o la cantidad de grasa que puede manejar realmente cada persona. Al parecer, se trataría de un umbral determinado genéticamente y cada persona tiene uno diferente, por debajo del cual se puede almacenar grasa de forma segura. Eso sería independiente del IMC.