Las claves para mantener a raya una presión arterial elevada son simples: realizar actividad física frecuente y mantener un patrón alimentario saludable como la dieta mediterránea. En caso de requerirse un enfoque más directo, sin embargo, la Asociación Americana del Corazón (AHA por sus siglas en inglés) ha identificado en sus Sesiones Científicas para la Hipertensión de 2022 el enfoque más eficaz: la dieta DASH.
Este 'Enfoque Dietético para Parar la Hipertensión' (Dietary Approaches to Stop Hypertension) sería la intervención conductual de mayor impacto entre los jóvenes y los adultos de mediana edad para detener la hipertensión de etapa 1, caracterizada por una presión sistólica (superior) de entre 130-139 mm Hg y/o una presión diastólica (inferior) de entre 80 y 89 mm Hg.
Para llegar a esa conclusión, los investigadores estimaron un amplio abanico de hábitos que los pacientes podían modificar, desde la abstención del alcohol a la práctica de ejercicio intensivo, pasando por la pérdida de peso o el abandono del tabaco. Sus conclusiones fueron que la dieta DASH podría evitar 15.000 accidentes cardiovasculares entre los hombres y 11.000 entre las mujeres de EEUU, y ahorrar 1.000 millones de dólares de gastos sanitarios en la próxima década.
Optimizada para controlar la presión arterial, el plan dietético DASH fomenta el consumo de alimentos como la fruta, la verdura, las carnes magras, los frutos secos, las semillas y el grano entero o cereal integral. Por el contrario, se restringe el consumo de carne roja, de sodio, de azúcares y de bebidas edulcoradas. Se trata, en definitiva, de un patrón dietético que huye de los alimentos ultraprocesados y ricos en grasas saturadas, sal y aditivos como el azúcar añadido que caracterizan a la denominada como 'Dieta Occidental'.
"Que haya en EEUU casi nueve millones de adultos jóvenes y de mediana edad con hipertensión en etapa 1 no tratada representa una carga significativa e inminente para los sistemas de atención sanitaria", señala la Dra. Kendra D. Sims, doctora en Medicina y Salud Pública, e investigadora postdoctoral de la Universidad de California en San Francisco (Estados Unidos). "Nuestros resultados prueban que las modificaciones saludables de los hábitos a gran escala pueden prevenir las enfermedades cardíacas, sus complicaciones relacionadas y el exceso de gasto sanitario".
Para simular tanto la incidencia de los eventos cardiovasculares e infartos, la mortalidad y los costes sanitarios entre 2018 y 2027, los investigadores recopilaron datos a partir de los metaanálisis ya publicados y de ensayos sobre los efectos reductores de la presión arterial basados en cambios de hábitos. En caso de cumplir con todas las recomendaciones, los investigadores determinaron que se podrían evitar 26.000 eventos cardiovasculares y 2.900 muertes, y se ahorrarían 1.600 millones de dólares en gastos.
"Desgraciadamente, la disponibilidad y asequibilidad de las fuentes de alimentos saludables no permite fácilmente a las personas seguir la dieta DASH", valora Sims. "Las próximas investigaciones deben investigar el panorama general: las condiciones sociales que conceden a las personas el tiempo y los recursos necesarios para elegir un estilo de vida saludable. Sólo con esta información podremos desarrollar políticas de prevención de las enfermedades cardíacas, especialmente para los adultos vulnerables", concluye.