Tener unos malos hábitos alimenticios tienen consecuencias muy negativas en nuestra salud. Abusar de la comida basura, por ejemplo, aumenta el riesgo de obesidad y de padecer enfermedades cardiovasculares y ya causa más muertes en el mundo que el tabaquismo. En 2020 murieron en España 119.853 personas por enfermedades del sistema circulatorio, un 2,8% más que el año anterior, como refleja la Estadística de defunciones según causa de muerte del Instituto Nacional de Estadística, analizados por la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Fundación Española del Corazón (FEC).
El fallecimiento es, por tanto, el peor efecto de mantener en el tiempo una dieta poco adecuada, pero existen otros muchos riesgos asociados al hecho de seguir una mala alimentación, incluso para aquellas personas que practican deporte de manera habitual. Comer de una forma correcta evitando las grasas saturadas, el exceso de químicos como colorantes y conservantes, además de evitar al abuso de alcohol, supone una hoja de ruta necesaria que todo el mundo debería seguir para curarse en salud y evitar estas cinco consecuencias de los malos hábitos.
1. Falta de energía
La falta de energía y malnutrición es la consecuencia de comer poca comida sana o no comer la cantidad suficiente, por la falta de acceso a la alimentación o un trastorno asociado. Causa falta de vitaminas y anemia, lo que se traduce primeramente en la ausencia de la energía necesaria para poder funcionar correctamente. Es importante incluir en nuestra dieta alimentos como verduras y frutas para asegurarnos el aporte vitamínico.
2. Problemas del aparato digestivo
Tanto si ingirimos más alimentos de los necesarios como si solo se toma comida poco saludable o no se come estamos dañando nuestro sistema digestivo. Esto podría contribuir a la aparición de cálculos biliares, problemas en el páncreas y en el colon, además de problemáticas derivadas de la acidez estomacal. Consumir una correcta cantidad de comida saludable es fundamental para cuidarnos.
3. Problemas cardíacos
Como anticipamos, una de las consecuencias más graves de unos malos hábitos son los problemas de corazón y el sistema circulatorio. Ingerir grasas saturadas y azúcares favorece la aparición de enfermedades como el aumento del colesterol malo, la diabetes de tipo 2 y la hipertensión. En primero provoca la obstrucción de las arterias, mientras que la segunda nos podría hacer dependencientes de un tratamiento con insulina, y la tensión alta fuerza el funcionamiento del corazón pudiendo derivar en un paro cardíaco.
4. Sobrepeso y obesidad
Es una de las consecuencias más evidentes de los malos hábitos, del abuso de la comida poco saludable, pero va mucho más allá de lo meramente estético. El aumento del peso por encima del que tenemos asignado por constitución nos provoca cansancio, dificultad respiratoria, falta de sueño y descanso, entre otras problemácticas. La obesidad también puede derivar en enfermedades secundarias como la diabetes.
5. Problemas renales
Investigadores de la Universidad de Kazanawa, en Japón, han podido relacionar ciertos hábitos alimentarios con la insuficiencia real, la alteración estructural o funcional de los riñones. Han concluido en su estudio que cenar tarde —menos de dos horas antes de acostarse—, saltarse el desayuno tres veces o más a la semana, comer más rápido que la media para el grupo de edad determinado y picotear después de haber cenado más de tres veces por semana podrían causar ese patología.
6. Envejecer antes
Puede no ser tan evidente para algunos, pero comer mal nos hace envejecer antes. No aportar los nutrientes necesarios al organismo de una manera óptima hace que tenga que esforzarse más por funcionar bien o que no llegue a un correcto funcionamiento. El cabello, la piel y las unas son los pilotos que primero se encienden de cara al exterior, dejando en evidencia que los malos hábitos han pasado factura desde dentro a fuera.
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