Mantenernos bien hidratados en los meses de calor debe ser una prioridad a toda costa. Afortunadamente, tenemos a disposición un 'superalimento' barato y 100% saludable que podemos consumir en abundancia: el agua. Efectivamente, esta debería ser nuestra primera opción para reponer los líquidos y nutrientes perdidos por el calor. Sin embargo, el verano también es época de terrazas, quedadas y chiringuitos, en los que suele apetecer tomar algo más palatable. Incluso si es un consumo ocasional, conviene entonces saber qué tiene exactamente nuestra bebida para hacer una buena elección.
En su edición de julio de 2022, la revista Consumer Eroski aborda precisamente lo que podemos esperar al pedir un refresco. Según explican los expertos de la publicación, desde el punto de vista legal se trata de aquellas bebidas a base de agua y con no más de un 0,5% de alcohol. Pueden contener además los siguientes ingredientes: anhídrido carbónico, azúcares, zumos, purés, disgregados de frutas o vegetales, extractos vegetales, vitaminas y minerales, aromas, aditivos autorizados u otros ingredientes alimenticios.
El gas de la bebida es dióxido de carbono disuelto, que figura como anhídrido carbónico entre los ingredientes. Así, la tradicional 'gaseosa' consistiría en una "bebida incolora elaborada con agua, anhídrido carbónico, aromas, azúcares o edulcorantes y aditivos autorizados". Salvo que se sufran problemas gastrointestinales, y dentro de un consumo razonable, esto no afecta al perfil saludable de la bebida. Tampoco que el agua sea mineral y natural, algo que solo ocurre en los refrescos Vichy: esta "ventaja", afirman, queda "enmascarada" por los demás ingredientes.
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Si el gas es el aditivo que hace a los refrescos más apetecibles al paladar, la adición de sabores es otro de sus atractivos. Actualmente varios productos declaran contener zumo de fruta como aromatizante y saborizante "más natural", pero en algunos como Nestea o Arizona apenas suponen entre el 0,1 % y 2 % del total. Dos de las gaseosas con sabor a fruta más famosas, Fanta y Kas, alcanzan un 8%. "La más destacable en este aspecto es Bisolán, con un 22 % de zumo: 16 % de naranja, 3 % de zanahoria y 3 % de limón".
Sin embargo, esto no es tampoco un factor más saludable de por sí, porque el zumo aumenta la cuenta de azúcares libres, equivalentes a los añadidos, de la bebida: solo los azúcares intrínsecos de la fruta entera se considerarían sanos. En fecha reciente, la preocupación por este consumo insano -vinculado a la obesidad, la diabetes y el cáncer- ha hecho que solo la Coca-Cola tradicional conserve los 35 gramos de azúcar por lata. Pero los zumos hacen subir la cuenta del azúcar en bebidas en los que no figura como añadido ·"Hay cinco gramos de azúcar en cada envase de Bisolán y tres gramos en Kas y de Vichy", apuntan en Consumer.
Fanta, Schweppes, Nestea y Aquarius, por su parte, reducen la carga de azúcar a base de incorporar edulcorantes no calóricos, pero sigue siendo importante "entre 14 y 15 gramos por lata, es decir, más de tres cucharaditas", apuntan los expertos. "En Arizona el contenido de azúcar por envase es de 24 gramos, una cantidad equivalente a más de cinco cucharaditas". El único refresco afrutado que no tendría azúcares incorporados, ya sea como añadidos o a través del zumo, sería la Coca-Cola Limón.
Los edulcorantes no calóricos tampoco son inocuos: están relacionados con desajustes metabólicos a largo plazo. Sin embargo, sí son preferibles para el consumo ocasional que los refrescos con azúcar. La publicación recuerda que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los adultos deberían consumir menos de 50 gramos diarios de azúcar, y los menores, menos de 25-45 gramos. Es fácil ver, por lo tanto, que basta una única lata de las opciones más azucaradas para que el consumo roce el riesgo.