"España ama el salmón noruego", celebraba ufano Bjon Erik Stabell, director del Consejo de Productos del Mar de Noruega en España, cuando EL ESPAÑOL fue a conocer las jaulas de cría frente a las costas de Escandinavia. Ahí se produce gran parte del salmón de acuicultura que compramos en el supermercado. El boom del consumo de este pescado ha ido de la mano de la popularización del sushi en las grandes superficies, pero nunca está de más recordar que esta preparación cumbre de la gastronomía japonesa no es para tomar todos los días.
La objeción está en los aditivos como los azúcares o la sal, cuando el salmón al natural es una excelente materia prima para nuestros platos. Entre los pescados azules o grasos, está en la lista de los se libran de las concentraciones elevadas de mercurio que acumulan otros peces de alta mar, como el atún. De este modo, puede formar parte con mayor frecuencia de las tres a cuatro raciones de pescado a la semana, "variando entre blancos y azules", que la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recomienda incorporar en nuestra dieta.
Por otro lado, muchos consumidores recelan de los productos congelados frente al pescado fresco, y eso hace que muchos hogares se vean privado de un alimento de calidad si no tienen el hábito de pasar por la pescadería. Esto puede ser verídico en el caso de los procesados, como los 'palitos' que gustan a los niños pero que pueden ser un 50% de rebozado, un contenido insano que empeora con la fritura. En cambio, si el contenido es 100% pescado, podemos tener la garantía de estar adquiriéndolo con sus propiedades intactas, siempre que no cometamos errores al descongelarlo.
Un formato que se ha popularizado ampliamente en las grandes superficies es el de los 'lomos' o 'supremas' -una denominación para el corte- de salmón. "Emparejados" en dos paquetes individuales de 125 gramos, equivalente a una 'ración', son fáciles de administrar: se guardan en el congelador, se sacan el día que los vamos a cocinar y se preparan fácilmente a la sartén. De este modo obtenemos un bocado palatable y al mismo tiempo saciante, que tiende a gustar a grandes y pequeños y que al mismo tiempo ayuda a mantener la línea.
En ese sentido, la cadena Mercadona acaba de renovar su oferta con sus 'Lomos de salmón de Noruega sin piel y sin espinas Hacendado'. El nuevo producto mantiene las cualidades nutricionales de su precedesor: 224 kilocarías por cada 100 gramos, 20 gramos de proteína de calidad y 16 g de grasas, tres gramos de los cuales corresponden a grasas saturadas. Esto, en alimentos como la carne roja, indicaría que se trata de un alimento desaconsejable. Pero en el caso del salmón, hay que poner el foco en los ácidos grasos omega 3 que suponen 2,5 gramos por cada 100, un aporte indispensable para la salud del corazón y los vasos sanguíneos.
El consumo de salmón está recomendado por la Fundación Española del Corazón (FEC) porque reduce significativamente el nivel del colesterol LDL o 'malo' y estimula la producción del HDL o 'bueno', lo que se traduce en una mejor salud del músculo cardíaco, unas arterias más 'limpias' de placas de grasa y un buen funcionamiento de todo el sistema cardiovascular. Un factor añadido es su concentración de antioxidantes mediante los carotenoides que le otorgan su vivo color y brillo a la carne, y que se relacionan con efectos antiinflamatorios.
Además, según la Fundación Española de Nutrición (FEN), también es una fuente de ácidos grasos monoinsaturados e insaturados, y vitaminas: cubre el 71% y el 23% de la ingesta recomendada del grupo B y de los tipos D y E, respectivamente. Destacan también minerales como el fósforo, del que aporta casi la mitad de la cantidad diaria recomendada, el selenio, el yodo y potasio. Y una última curiosidad que hemos conocido recientemente: el líquido blanco que rezuma al cocinarse es natural, y tiene que ver con su alto contenido en proteínas.