Trigo sarraceno, avena, amaranto, quinoa... Cada vez es más frecuente encontrar alternativas a los cereales a los que estamos más acostumbrados, como el trigo. Uno de los últimos que están creciendo en popularidad es el teff.
Se trata de un grano diminuto, del tamaño de una semilla de amapola, bajo en grasas saturadas y rico en vitaminas y minerales. Al paladar, destaca su sabor a nuez y su color varía de marrón rojizo oscuro a marrón amarillento y marfil. Una de sus propiedades más atractivas es que no contiene gluten.
Aunque su procedencia originaria es Etiopía, donde supone la base del 70% de la alimentación, su cultivo se está extendiendo progresivamente. En la actualidad, es posible encontrar plantaciones importantes en países como Australia, Estados Unidos o India.
Una de sus ventajas es que se trata de una especie muy adaptable que puede sobrevivir en ambientes hostiles, como condiciones de estrés por humedad y anegamiento.
Por ello, se cree que, al contrario de lo que ocurre con otros cereales como maíz, trigo y arroz, el cambio climático le afectará en menor medida. Algo que le puede situar en un punto idóneo para convertirse en uno de los puntales de la seguridad alimentaria en el futuro.
Tradicionalmente se ha usado para producir injera, un pan de masa madre fermentada con cierto parecido a una tortita. Ahora, los fabricantes de alimentos naturales han comenzado a usar harina de teff para elaborar productos alimenticios sin gluten, como pasta, cereales, galletas o pan de molde.
Te explicamos a continuación las propiedades y las ventajas que aporta esta peculiar harina.
Rica en proteínas y sin gluten
La harina de teff puede convertirse en la gran alternativa del futuro no solo por la adaptabilidad de la especie, sino a sus interesantes valores nutricionales. Por ejemplo, tiene un alto contenido de fibra dietética y proteínas y contiene más nutrientes por porción que la harina para todo uso. En 100 gramos, podemos encontrar 366 calorías, 12,2 gramos de proteína, 3,7 gramos de grasa, 70,7 gramos de carbohidratos y 12,2 gramos de fibra.
En comparación con otros granos, el teff es una buena fuente de hierro, calcio, cobre, magnesio, potasio, fósforo, manganeso, zinc y selenio. Cuenta con todos los aminoácidos esenciales, que son los componentes básicos de las proteínas en su cuerpo.
De ellos, destaca la lisina, un aminoácido que a menudo falta en otros granos, fundamental para la producción de hormonas, enzimas, colágeno y elastina, así como para la absorción de calcio, la producción de energía y la función inmunológica.
Por último, pero no menos importante, esta harina es naturalmente libre de gluten, por lo que es una opción popular entre las personas con celiaquía, con sensibilidad al gluten no celíaca o alergia al trigo.
Para el aparato digestivo
Al contar con una mayor cantidad de fibra que otros granos (cuatro veces más que el trigo y el doble que la avena) ayuda a mantener nuestro sistema digestivo en buen estado. La fibra insoluble pasa a través del intestino en su mayoría sin digerir. De esta forma, se aumenta el volumen de las heces y ayuda a los movimientos intestinales.
Por otro lado, la fibra soluble atrae agua hacia el intestino para ablandar las heces. También alimenta a las bacterias saludables del intestino y participa en el metabolismo de los carbohidratos y las grasas. Además, la fibra se asocia con un menor riesgo de enfermedad cardíaca, diabetes, accidente cerebrovascular, presión arterial alta, enfermedad intestinal y estreñimiento.
Contra la anemia
El hierro es un mineral esencial que transporta el oxígeno por todo el cuerpo a través de los glóbulos rojos. Por eso, la harina de teff puede evitar la deficiencia de hierro y ayudar a combatir la anemia. De hecho, en comparación con otros cereales, con 100 gramos de harina de teff se puede alcanzar el 37% de la cantidad recomendada, mientras que con la misma cantidad de harina de trigo solo se obtendría hasta el 5%.
El nivel de azúcar en la sangre
Otra de las ventajas de esta harina es que posee un índice glucémico moderado en comparación con otros cereales. El grano entero se sitúa en 57, mientras que el pan elaborado con esta harina puede tener índice glucémico de 74. Si bien es cierto que en el caso de la harina sigue siendo relativamente alto, es menor que en las harinas de otros cereales, por lo que, con moderación, las personas con diabetes pueden disfrutar de alimentos elaborados con ella.