En los últimos años hemos convertido a los carbohidratos en uno de los mayores enemigos de la alimentación saludable. Si bien es cierto que en nuestra sociedad existe un problema con el consumo de alimentos azucarados y basados en harinas refinadas, también es verdad que no todas las fuentes de carbohidratos son malas para la salud. Las dietas más saludables incluyen alimentos ricos en este nutriente como las legumbres o la fruta.
Sin embargo, cada vez hay más personas que se apuntan a la moda de restringir los carbohidratos y, muchas de ellas, por el impulso de la dieta cetogénica. Esta dieta se centra en el aumento de grasas y en la reducción al máximo de carbohidratos para que el cuerpo obtenga la energía de esta primera fuente. Aunque ha demostrado eficacia para la pérdida de peso en ciertos pacientes, los expertos recomiendan hacerla con supervisión médica.
Iniciarse en esta dieta puede ser difícil porque la mayoría de nosotros llevamos toda la vida consumiendo alimentos que contienen carbohidratos. Esta dificultad no sólo proviene del hecho de que debemos cambiar nuestros hábitos, sino que podemos notar cambios en nuestro cuerpo a nivel interno. En este sentido, el médico residente en Endocrinología y Nutrición Borja Bandera, ha explicado qué pasa en tu cuerpo cuando dejas de tomar carbohidratos en su canal de YouTube.
La dura fase inicial
Cuando dejamos de tomar carbohidratos, la primera semana es la que se hace más difícil porque aparecen algunos síntomas incómodos. Uno de los más llamativos es el cansancio que aparece porque nuestro cuerpo está acostumbrado a emplear la glucosa de los hidratos de carbono y, de repente, se ve privado de ella. El cuerpo debe empezar a quemar grasa para funcionar, pero como no está acostumbrado tarda un tiempo: es lo que se llama período de adaptación metabólica.
En estos primeros momentos también son frecuentes los dolores de cabeza, pero Bandera explica que son pasajeros. Este síntoma se debe a que el cuerpo en esta etapa pierde más cantidad de líquido a través de la orina, pero también desecha más sodio y más potasio del habitual. En los primeros días se pueden llegar a perder 3 o 4 kilogramos de peso corporal, pero este peso procede del agua y del glucógeno y no de la grasa.
Todos estos síntomas son los que hacen que sean frecuentes los cambios de humor generados por el malestar físico. Por esta razón, el médico explica que muchas personas abandonan en etapas tempranas esta alimentación y vuelven a consumir carbohidratos. De todas formas, asegura que estos síntomas son normales en el principio y que, superada esta primera semana, empiezan a sentirse beneficios poco tiempo después.
Empiezan los beneficios
A partir de la segunda semana sin carbohidratos se aprecia una segunda fase del proceso en la que el cuerpo empieza a aprovechar en mayor medida la grasa como fuente de energía. Aumenta, por tanto, su flexibilidad metabólica: es decir, que es capaz de usar tanto glucosa como grasa para producir energía. Esta flexibilidad ha sido relacionada, según explica Bandera, con un menor riesgo de sufrir enfermedades crónicas. Además, se reduce la grasa subcutánea y también la visceral.
Muchas personas presentan hinchazón abdominal o meteorismo frecuentemente debido a una fermentación excesiva de carbohidratos. En este sentido, el experto explica que este síntoma debería remitir en esta fase de la restricción de hidratos de carbono. De todas formas, no todo son beneficios: es frecuente que en este momento aparezca mal aliento debido a la formación de cuerpos cetónicos, que dan nombre a la dieta cetogénica.
Por último, cuando ha pasado más de un mes desde que los hidratos de carbono se limitan al máximo la concentración de estos cuerpos cetónicos se estabiliza y esto produce una mejora en la concentración. Pero, además, se observa una mejora en la calidad de vida: niveles más estables de energía y un menor riesgo de diabetes tipo 2 y enfermedades crónicas. Bandera aconseja que no idealicemos las dietas bajas en carbohidratos ya que no todos son perjudiciales y forman parte de dietas saludables. "Lo que sí debemos demonizar es el estilo de vida actual en el que hay un exceso de carbohidratos refinados", sentencia.