Es posible que, en los últimos años, haya empezado a escuchar un concepto que, hasta entonces, le sonara a chino, "entrar en cetosis". Pero hoy es utilizado por mucha gente que intentan perder peso a través de este estado metabólico, que se logra cuando los cuerpos cetónicos derivados de las grasas se convierten en la principal fuente de energía del cuerpo, la gasolina de un organismo que pelea contra la obesidad.
Pero la alimentación a través de la cual se logra este estado no es la considerada saludable por los distintos organismos sanitarios, ni está presenta en ninguna pirámide de alimentación. Sin embargo, insisten sus seguidores, la dieta cetogénica funciona. A pesar de que es ahora cuando más se habla de ella, se trata de un régimen alimenticio relativamente antiguo, como recuerda una revisión publicada recientemente en el portal especializado Medscape.
Según explica el director del programa Optimal Weight for Life del Boston Children's Hospital y profesor de Nutrición en la Harvard School of Public Health David Ludwig, las dietas cetogénicas se han utilizado desde hace más de 80 años para controlar la epilepsia. En este estudio publicado en The Lancet Neurology en 2008, se apoya esta indicación, pero no es el único trabajo al respecto.
De hecho, otro estudio recogido en Behavioural pharmacology plantea la posibilidad de que este tipo de alimentación sirva también para tratar otros trastornos neurológicos.
Pero, ¿qué es la dieta cetogénica?
Aunque mucha gente resume los principios de esta alimentación en un simplista "evitar los hidratos de carbono", esta dieta va más allá. El objetivo de la misma es "imitar el estado de ayuno en el cuerpo sin influir en su capacidad de crecimiento". Esto se consigue limitando cantidad de carbohidratos y proteínas metabolizadas, lo que hace que la energía se derive de de la grasa almacenada en el cuerpo. "A medida que disminuyen los niveles de glucosa, los cuerpos cetónicos derivados de las grasas comienzan a tomar el control como la principal fuente de energía del cuerpo", se relata en el portal especializado estadounidense.
En esta definición ya se da una pista de lo que consumen los que siguen la dieta cetogénica. Ésta está principalmente compuesta por grasa (entre un 80% y un 90% de lo que se consume) y el resto son proteínas (entre un 8% y un 15%) y, en un grado mínimo, carbohidratos.
La dieta cetogénica implica, así, evitar o limitar los siguientes productos: granos y productos hechos de grano -como arroz, pan, pasta y hasta el mal llamado superalimento quinoa-, legumbres, verduras y tubérculos con almidón -maíz, patata y guisantes, entre otros-, frutas altas en carbohidratos, frutos secos, productos lácteos bajos en grasa, grasas y aceites refinados, azúcar y alcohol.
Aunque pudiera parecer lo contrario, a los partidarios de la dieta de la cetosis les quedan muchas opciones: carne de ternera, cerdo y pollo, pescado, huevos, queso, aguacate, aceite de oliva y coco y ¡oh, sorpresa! bastantes vegetales, siempre que no tengan almidón, por ejemplo ensalada verde, col rizada o brócoli.
¿Es útil para adelgazar?
Si bien, su eficacia para controlar la epilepsia se ha demostrado en distintos estudios, la evidencia científica que apoya su uso tanto para perder peso, como para controlar la diabetes tipo 2 e incluso enfermedades como el cáncer -para lo que también se ha estudiado- es limitada.
Uno de los problemas a los que se enfrentan los expertos es la falta de conocimiento de las razones detrás de sus efectos beneficiosos en epilepsia. También hay miedo a la hora de recomendarla porque no está exenta de riesgos. En 2008, dos niños que la seguían fallecieron por problemas cardiacos, como se describió en la revista Pediatric neurology.
El problema parecer estar en un efecto secundario de esta alimentación, la deficiencia de selenio, que puede deteriorar la función miocárdica y la prolongación del intervalo QT.
Pero quizás lo que más preocupe a los expertos en este sentido sea la propia formulación de la dieta. "Si no se hace correctamente, una dieta cetogénica conlleva riesgos importantes, que incluyen deficiencias de nutrientes, hipovolemia, hipocalemia, cálculos renales y gota", señaló Ludwig.
Así, llevarla a cabo bajo control médico es imprescindible. Según concluye la revisión, los datos demostrados en epilepsia y prometedores en otros trastornos hacen que la intervención con esta dieta para adelgazar sea algo que merece la pena estudiar a fondo.
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