Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en España y el mundo occidental. Los infartos de corazón y los ictus o accidentes cerebrovasculares son las dos patologías más destacables dentro de este grupo. Pero tampoco hay que olvidar sin olvidar otras enfermedades como la insuficiencia cardíaca o las arritmias.
Así mismo, se sabe que determinadas formas de alimentación, basadas en carbohidratos refinados, grasas saturadas o azúcares libres procesados, tienen una significativa relación con estas enfermedades.
Ahora un nuevo estudio, publicado en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, ha ido más allá en esta relación: importaría no solo la alimentación, sino también la hora a la que se consume.
Como bien recuerda el nuevo trabajo, llevado a cabo por Ying Li y sus colegas de la Universidad Médica de Harbin (China), se estima que hasta 17,9 millones de personas mueren en todo el mundo cada año por causas cardio o cerebrovasculares. Y, a su vez, el exceso de consumo de grasas saturadas, carnes procesadas y azúcares añadidos serían una de las causas más conocidas de estas patologías.
Por su parte, una dieta saludable, basada en granos integrales, frutas y verduras frescas, frutos secos -en general, un método alimentario 'basado en plantas'- habría demostrado poder contrarrestar estos riesgos y mejorar la situación.
A todo ello hay que añadir los estudios recientes basados en crononutrición, donde ya se ha sugerido que el horario de las comidas, o la distribución de determinados macronutrientes dentro de dichas comidas, también tendrían una especial importancia.
Como comenta el propio Ying Li, el horario de las comidas y su calidad serían dos factores a considerar para reducir el riesgo cardiovascular, sobre todo basándose en los resultados de su estudio.
Se analizaron datos de 27.911 adultos estadounidenses, de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, y se hizo especial hincapié en la información dietética recopilada durante las entrevistas con estos participantes en dos días no consecutivos.
A continuación se examinaron asociaciones entre comer diferentes tipos de grasas, carbohidratos o proteínas, y si estos se consumían durante el desayuno o la cena. Así mismo, se buscó relación entre estos dos parámetros y el riesgo cardiovascular.
Según sus hallazgos, consumir esta clase de cena basada en plantas llegaría a reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular hasta un 10%.
Crononutrición y dieta
Los investigadores hacen hincapié en ambos conceptos, tanto en el horario de consumo de los macronutrientes como en la calidad de estos. Una cena basada en plantas, rica en carbohidratos integrales y grasas insaturadas sería clave para reducir el riesgo cardiovascular.
Pero, además, el consumo de carne y grasas saturadas, y carbohidratos refinados, si se consumían durante el desayuno en lugar de durante la cena, también se asociaban con un menor riesgo cardiovascular. De nuevo, el horario importa.
De hecho, este no sería el primer estudio que destaca los beneficios de una dieta basada en plantas, con un menor consumo de carne y grasas saturadas en general, pero sobre todo evitando los ultraprocesados.
Ya durante el pasado año 2020, un estudio publicado en el Journal of the American College of Cardiology destacó los beneficios de la dieta basada en plantas y su potencial para reducir el riesgo cardiovascular a través de la mejora del microbioma intestinal.
Por su parte, a finales del pasado año, otro estudio publicado en JAMA Network Open también destacó el potencial de las dietas basadas en plantas como forma de perder peso, aumentar el metabolismo y fomentar la quema de grasa. Todos estos beneficios, a su vez, se han relacionado con una mejor salud cardiovascular y un menor riesgo cardíaco en general.
Finalmente, otro estudio publicado también a finales del año 2020 en la revista Sleep, se habría centrado en el horario de las comidas: comer por la noche, a horas demasiado tardías, aumenta el riesgo de ganar peso, y a su vez empeorarían el control tanto del peso como del metabolismo energético.
En conclusión, este nuevo estudio se basaría en varios precedentes cuyos resultados se han ido repitiendo de diversas formas: la dieta basada en plantas, reducida en carne, grasas saturadas, azúcares libres y ultraprocesados en general, y un mejor control tanto de los alimentos consumidos durante la cena como el horario de dicha cena, serían importantes para reducir el riesgo cardiovascular.