La pandemia ha puesto patas arriba nuestro mundo y España es uno de los países más golpeados. No es raro encontrarnos con familiares y amigos que nos dicen que tienen la ansiedad disparada, que se encuentran nerviosos o más intranquilos. Si a ti también te pasa, debes saber que no es nada inusual. Que la ansiedad es un síntoma, por desgracia, muy frecuente en estos tiempos.
Nueve de cada diez españoles declara haber sufrido estrés en los últimos doce meses, principalmente por motivos ligados al coronavirus, según el III Estudio de Salud y Vida de la aseguradora Aegon, publicado el pasado octubre. Algo que ha impactado en la salud de la población aumentando el número de personas con problemas de sueño (51,5%), ansiedad (50%), irritabilidad o ira (50,9%).
Si ponemos el foco en la población médica, el asunto es aún más relevante. Según un informe del Laboratorio de Psicología del Trabajo y Estudios de Seguridad de la Universidad Complutense de Madrid, un 79,5% de los profesionales sanitarios sufren ansiedad.
Uno de los factores que puede interferir en nuestro niveles de ansiedad es la alimentación. A lo largo de los últimos años, se ha relacionado el consumo de ciertos alimentos, no precisamente sanos, con efectos negativos para nuestra salud mental. Por ejemplo, con un aumento del riesgo de depresión.
Un estudio conjunto entre la Universidad CEU San Pablo y la Universidad Rey Juan Carlos, publicado el pasado septiembre en la revista Neuroscience, describe los efectos negativos de una dieta rica en grasa sobre la ansiedad y el dolor. Del mismo modo, sostienen que "una dieta saludable podría prevenir patologías psiquiátricas con un componente de ansiedad y ayudar a mejorar el control del dolor".
Alimentos "prohibidos"
Llevar una alimentación sana es algo fundamental para nuestra salud. Pero "es importante dejar claro que la alimentación es una herramienta de prevención y autocuidado y no un tratamiento. Eso sí, es cierto que no llevar una dieta sana y tomar ciertos alimentos (no muy saludables) podrían empeoran la situación de ansiedad", afirma a EL ESPAÑOL Elena Toledano, nutricionista del Instituto Centta de Psicología (Madrid). "La alimentación no es un método para controlar la ansiedad (ni las emociones en general) porque podemos desarrollar malas relaciones con la comida", añade la experta.
Dicho esto, llevar siempre una dieta saludable es fundamental para nuestra salud. Por tanto, según enumera Mireia Elías, también nutricionista en este centro, los alimentos que podemos y debemos consumir son aquellos que se encuentran dentro de una dieta saludable como son: las frutas y verduras de colores variados, legumbres, grasas saludables como el aguacate, el aceite de oliva virgen extra o los frutos secos naturales, tubérculos como la patata, cereales integrales, proteínas de calidad como los huevos, pescados blancos y azules o carnes magras, además de las proteínas de origen vegetal, el chocolate negro y los lácteos.
Por otro lado, indica por su parte Toledano, alimentos como carnes grasas, embutidos, bollería, repostería industrial, refrescos, zumos, natas, grasas cárnicas y lácteos o postres azucarados aumentan los niveles de ansiedad. "Por ello, es importante reducirlos al máximo o incluso eliminarlos si fuera posible".
También -continua explicando- cuando estamos pasando por un periodo de ansiedad, es recomendable reducir el consumo de alimentos estimulantes como el café, té o ginseng, y por supuesto, el alcohol. "No sólo aumentan el nerviosismo e insomnio, sino que además pueden interaccionar en la absorción de las vitaminas y minerales que necesitamos. En su lugar, podemos, por ejemplo, tomar infusiones sin estimulantes o café descafeinado", indica la nutricionista.
Otros alimentos o grupos de alimentos que deberíamos reducir o incluso eliminar serían el azúcar y la sal añadida. Según aclara esta experta, "no nos referimos a la sal de mesa como principal problema, sino a aquella que viene escondida en la mayoría de los productos ultraprocesados y platos preparados del supermercado. Algunos ejemplos que llevan cantidades ingentes de sal son las sopas, cremas o pastillas. Además, el famoso glutamato monosódico o E-621, un aditivo potenciador del sabor que se ha relacionado con dolores de cabeza, nerviosismo e insomnio".
Otros factores
"Una adecuada hidratación, buen descanso, prácticas como la meditación y por supuesto, la práctica de ejercicio físico", sostiene Elías. Por otro lado, es importante también tener en cuenta otros tipo de recomendaciones, tales como no comer de pie, andando o mientras hacemos otras cosas, sino sentados y de manera consciente con nuestro plato. "Masticar bien la comida y aprender a modular nuestras sensaciones de saciedad es importante para no llenarnos de manera innecesaria", sostiene Toledano.
Es importante también utilizar formas de cocción como plancha, horno, vapor, papillote, cocidos o salteados, evitando fritos, rebozados o empanados. Además de los alimentos que no debemos tomar, todas estas recomendaciones ayudan a "reducir las molestias digestivas que pueden repercutir en nuestros niveles de ansiedad", finaliza.