El yogur desnatado es una de las variedades más populares entre el común de los mortales. La demonización de las grasas, gestada durante los años 70, ha provocado que muchas personas sigan teniendo miedo a los alimentos ricos en grasa, independientemente de su origen. De ahí que se busquen los yogures desnatados o 0% grasa. Estos yogures, además, presentan un contenido calórico más reducido.
Sin embargo, el problema de estos lácteos no es la grasa que contienen. De hecho, algunos importantes estudios han demostrado que los lácteos desnatados no son mejores para la salud. Es más, las versiones enteras se asocian con menores tasas de mortalidad y enfermedad cardiovascular. Lo que sí es un verdadero problema es la cantidad de azúcar añadido que llevan y que suele ser mayor que en los yogures naturales de siempre. Mientras que estos últimos suelen tener alrededor de un 4%, algunos desnatados pueden llegar hasta el 8%.