Científicos de la Universidad de Gotemburgo, Suecia, han dado con un nuevo método para reducir el peso corporal y la masa grasa de las personas usando chalecos de peso, unos complementos para el ejercicio físico que recuerdan a los chalecos antibalas y que sirven para la musculación. Los resultados de este trabajo han sido publicados en la revista EClinicalMedicine.
Según los autores, el cuerpo humano dispone de un sistema que comparan al de una báscula, mediante el cual el organismo ajusta su peso corporal en función de la constante de masa grasa. En base a esto, los investigadores plantearon la hipótesis de que cargar los chalecos con pesas resultaría en un descenso del peso total como compensación.
Así, reclutaron a 69 personas con un Índice de Masa Corporal (IMC) de 30-35, la categoría mínima de obesidad, para participar en el ensayo clínico. Las instrucciones consistían en llevar el chaleco de peso durante ocho horas diarias durante tres semanas, y seguir con sus hábitos de vida corrientes durante el resto del tiempo.
Todos los voluntarios recibieron un chaleco, pero el peso asignado era distinto, en función de un sorteo al azar. En el grupo de control se asignaron chalecos ligeros de únicamente un kilo de peso, mientras que el grupo de tratamiento tuvo que cargar con complementos más pesados, que alcanzaban los 11 kilos en algunos casos.
Transcurridas las tres semanas, los sujetos que habían llevado los chalecos más livianos habían perdido unos 300 gramos desde el comienzo del ensayo. Aquellos que se habían sometido a un esfuerzo más hercúleo, sin embargo, habían perdido 1,6 kilos durante el mismo periodo sin cambiar sustancialmente de costumbres.
"Consideramos que resulta muy interesante ver cómo el tratamiento con los chalecos de peso más cargados redujo la masa grasa manteniendo intacta la masa muscular al mismo tiempo", valora el profesor Claes Ohlsson de la Asademia Sahlgrenska, adscrita a la universidad.
"El efecto en la masa grasa que pudimos observar en este breve experimento superó lo que hemos podido observar lo que comprobamos habitualmente en los ensayos con diferentes entrenamientos físicos", añade su colega, el profesor John-Olov Jansson.
"Pero no hemos logrado determinar si la reducción ocurrió a nivel de la grasa subcutánea, justo por debajo de la piel, o en la peligrosa grasa abdominal, la de la barriga, relacionada principalmente con los problemas cardiovasculares y la diabetes", matiza Jansson.
En estudios previos basados en animales y publicados en 2018, los investigadores demostraron que existe un sistema de equilibrio para el consumo energético que trabaja para que el peso corporal se mantenga constante. Lo bautizaron gravitostato.
En los ratones, el gravitostato funciona parcialmente a base de influenciar el apetito. Y debe basarse en una "báscula" personal que regula el peso corporal, y que existiría también en los seres humanos según este último estudio.
Si la gente se sienta a menudo, algo propio de nuestra sociedad y nuestros hábitos de trabajo, esta báscula interna parece desajustarse, lo que podría explicar, aventuran los investigadores, por qué el sedentarismo se asocia tan estrechamente con la obesidad y la mala salud general. El uso de chalecos de peso, por otra parte, contribuiría a reajustar el sistema.
En realidad, según explican los propios científicos, queda mucho por explicar sobre este gravitostato. Sus siguientes experimentos incluyen el comprobar si se aumenta el gasto energético cuando se llevan los chalecos o si cambia el apetito.
Además, quieren determinar si la reducción de peso continúa cuando se sigue llevando peso durante periodos mayores a tres semanas. Es prioritario, finalmente, determinar si la nociva grasa abdominal decrece mediante este tratamiento.