La alimentación es uno de los factores fundamentales a tener en cuenta si, como dice Sabina, lo que quieres es vivir 100 años. O al menos acercarte lo máximo posible a la centena. Que lo que comemos importa y mucho en el devenir futuro de nuestra salud es algo que no debería sorprender a nadie a estas alturas de la película. Sin embargo, llevar una dieta saludable no resulta nada fácil en un mundo como éste, en el que tomar alimentos insanos es un placer sumamente barato.
Muchos de los alimentos insanos a los que tenemos acceso son los causantes de la inflamación de nuestro organismo. "¿Cómo? ¿Que nuestro organismo se inflama por algunas de las cosas que comemos?". Correcto, así es. "La inflamación es la respuesta que da el sistema inmune a una lesión o infección", explican desde la Escuela de Salud Pública de Harvard. "Por ejemplo, si te tuerces el tobillo o te rascas la rodilla, tu sistema inmunitario libera un ejército de glóbulos blancos para engullir y proteger el área, causando un enrojecimiento e hinchazón visibles", añade.
Sin embargo, a veces la inflamación se produce en un bajo grado, se prolonga en el tiempo y se vuelve crónica. Todo ello sin que exista un microorganismo invasor. Esto ocurre a través de la comida malsana que ingerimos. Es en ese momento cuando se puede convertir en un problema para la salud. De hecho, esta inflamación crónica se asocia con un mayor riesgo de obesidad, enfermedad cardíaca, accidentes cerebrovasculares, cáncer y otro tipo de afecciones crónicas.
Nuestra dieta, la elección habitual de alimentos que hacemos y que nos llevamos a la boca, es fundamental para evitar que esta inflamación crónica se produzca. Pero, ¿cuáles son los alimentos que provocan en mayor medida esta alteración de nuestro organismo? Según el departamento de Nutrición y Salud Pública de Harvard, los carbohidratos refinados (pan blanco y bollería), las patatas fritas y los alimentos que se someten a procesos de fritura, los refrescos y las bebidas azucaradas como los zumos, la carne roja y la carne procesada como las hamburguesas, las salchichas o el embutido. El alcohol, por supuesto, también se encuentra dentro de esta lista.
Sin embargo, tenemos una buena noticia. De la misma forma que hay alimentos que inflaman nuestro organismo, también existen otros que tienen poder antiinflamatorio. De hecho, habrás escuchado hablar en alguna ocasión de la dieta antiinflamatoria. "Tienden a ser los mismos [alimentos] que pueden ayudarnos a mantenernos sanos. Por lo tanto, comer pensando en la inflamación no tiene por qué ser complicado o restrictivo", apuntan desde la Clínica Mayo.
¿Y cuáles son estos alimentos? El aceite de oliva virgen extra; las verduras de hoja verde como la cola, las acelgas o las espinacas; los frutos secos como las nueces, los pistachos o las almendras; el pescado graso y rico en omega-3 como el salmón, el atún o las sardinas; o frutas como los arándanos, las naranjas, las cerezas o los plátanos. Básicamente, se trata de alimentos antioxidantes, ricos en polifenoles y que se recomiendan en el Plato para Comer Saludable de Harvard, una guía que trata de desterrar la pirámide alimentaria tradicional. Por supuesto, esto también incluye evitar los alimentos perjudiciales que hemos señalado anteriormente.
"Si está buscando un plan de alimentación que siga de cerca los principios de la alimentación antiinflamatoria, consider la dieta mediterránea, que es rica en frutas, verduras, frutos secos, granos integrales, pescado y aceites saludables", señala la universidad norteamericana. "Además de reducir la inflamación, una dieta más natural y menos procesada puede tener efectos notables en su salud física y emocional", finaliza.