Tomar una infusión de manzanilla cuando se siente dolor de estómago o después de una comida copiosa es una práctica tan tradicional como habitual. La sabiduría popular ha atribuido a esta planta interesantes propiedades digestivas. Y, al contrario que con otros remedios tradicionales, estas han sido demostradas por la ciencia.
La manzanilla de olor dulce es un miembro de la familia Asteraceae, una de las más numerosas del reino vegetal, con alrededor de 20.000 especies, entre las cuales las margaritas y los girasoles. También conocida como camomila, sus flores se usan para hacer tés, manzanillas y extractos.
Los primeros artículos científicos que hablaban de sus múltiples beneficios se remontan a los primeros años del siglo XX, en los que se que proclamaba la capacidad de la hierba para bloquear las acciones de los convulsivos y otros compuestos químicos que causan espasmos. Las propiedades sedantes de la manzanilla se documentaron en la década de 1950. Sin embargo, todavía queda mucho que aprender sobre ella.
Hoy ya sabemos que esta hierba contiene una amplia variedad de principios activos. Por ejemplo, el bisabolol, uno de sus componentes principales, tiene propiedades antiinflamatorias y relaja el revestimiento del músculo liso del tracto digestivo. En la gastritis inducida experimentalmente y otras inflamaciones de las membranas mucosas, la manzanilla demostró consistentemente efectos antiinflamatorios rápidos y prolongados.
¿Buena para el estómago?
El té de manzanilla ofrece propiedades carminativas, es decir, ayuda a reducir la sensación de gases y la hinchazón que pueden causar malestar estomacal. Al reducir el gas abdominal, permite aliviar las sensaciones de dolor causado por los calambres estomacales. Las propiedades antiinflamatorias también pueden ayudar a aliviar las afecciones estomacales, incluido el síndrome del intestino irritable.
Una revisión científica de 2006 encontró que la manzanilla redujo la producción de ácido gástrico, que puede conducir a sufrir reflujo ácido cuando está presente en cantidades excesivas,algo que se relaciona, junto con otras enfermedades gastroesofágicas, con el estrés.
La explicación a la que apuntan los científicos es que la infusión de manzanilla ofrece un efecto calmante natural, que puede ayudar a reducir el estrés y el malestar estomacal. Una opinión acorde a las conclusiones alcanzadas por un estudio de 2015, que revisó la prevalencia de factores de estilo de vida asociados con la enfermedad gastroesofágica (ERGE), que es la expresión más severa de reflujo ácido.
Parece claro que la manzanilla puede ser una excelente ayuda para cuidar el estómago, pero sus propiedades no acaban aquí. El extracto de manzanilla podría ofrecer beneficios similares a los de tomar antiinflamatorios no esteroideos.
Además, también podría ayudar a aliviar los síntomas de ansiedad y depresión. Un estudio descubrió que las personas que tomaron dosis diarias de extracto de manzanilla experimentaron una reducción de hasta un 50 por ciento en los síntomas de ansiedad.
Y algún que otro riesgo
En realidad, los riesgos que pueden asociarse al consumo de la manzanilla son mínimos y solo importantes en determinados sectores de población.
La mayoría de las personas pueden tomar té de manzanilla sin experimentar efectos secundarios adversos, aunque sí existen casos en los que se ha dado una reacción alérgica. Los síntomas pueden incluir erupciones cutáneas, hinchazón de garganta o dificultad para respirar.
Además, no es aconsejable tomarla si se están tomando medicamentos anticoagulantes, ya que contiene compuestos anticoagulantes naturales que pueden exacerbar los efectos de estos medicamentos.
Parece claro que la sabiduría popular sobre los beneficios de la manzanilla era acertada, por lo que su consumo es recomendable, y no solo para cuidar nuestras digestiones más pesadas.