Cuando acudimos a las neveras de los supermercados para comprar una bandeja de carne picada pensamos que estamos adquiriendo un tipo específico de carne troceada y nada más. Sin embargo, esta idea dista mucho del producto que compramos, ya que -en ocasiones- adquirimos una mezcla más que dudosa de diversos ingredientes, llegando a un porcentaje de carne real que apenas rozaría el 60-70% de todo el producto.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advirtió que leer la etiqueta de estas bandejas de supuesta "carne picada" puede echar por tierra las creencias que se tienen respecto al producto comprado. Lejos de ser simple carne, es una amalgama de ingredientes, entre los que destacan los aditivos, sulfitos, espesantes, cereales, nitritos... y, por suerte, cierto porcentaje de carne, que a duras penas roza el 70% y con mucha suerte el 80% del total del producto.
En concreto, esta organización analizó en su día hasta 22 muestras de bandejas de carne picada de diversos supermercados, y tan solo seis de ellas obtuvieron una buena puntuación global. De hecho, algunas incluso obtuvieron tan mala puntuación que esta organización desaconsejaba totalmente su compra.
[Más información: La mentira de la carne picada del 'súper': no siempre es lo que parece y puede no ser sana]
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