Los veteranos de la predicción del tiempo como José Antonio Maldonado manejan el término de "memoria meteorológica" para explicar por qué nuestras percepciones climáticas no tienden a casar con los datos. Así, tras experimentar varios episodios de marcado descenso de las temperaturas en la última quincena de abril, extendidos y acompañados de borrascas para el primero de mayo, nadie diría que el mes que termina ha sido 'cálido'. Pero según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), ha sido uno de los dos más calurosos de la historia, empatando abril de 1997.
El dato es a todas luces chocante si tenemos en cuenta que este abril -marcado en el recuerdo de muchos por una Semana Santa desapacible y torrencial- superaría al de 2023 en temperatura media. El año pasado -que terminó siendo el más cálido de la historia- nos trajo en estas mismas fechas un episodio histórico de calor, con hasta 40ºC en el sur de la Península Ibérica. Ahí está explicación a la paradoja: el primer cuatrimestre de 2024 todavía acumula la inercia de las temperaturas extremas que arrancaron precisamente hace un año.
La situación actual, no obstante, encierra muchos más matices. El pasado mes de abril comenzó y terminó con periodos fríos, pero experimentó a mediados un episodio de calor con valores propios de junio que dejó cuatro días de récord de anomalías cálidas. Eso ha terminado por inclinar la balanza, explica Aemet, porque aunque la situación vuelva a ser más fluctuante, no se alcanzan récords de anomalías frías desde 2022. En un contexto sin "clima alterado", habría cinco récords de calor y otros cinco de frío por año; en lo que va de 2024, van 19 cálidos por ninguno gélido.
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Así, y aunque las temperaturas diurnas en la costa mediterránea, en Baleares y en el oeste peninsular estén entre 5 y 10 grados por debajo de lo normal para este uno de mayo, siendo más propias de los últimos días de invierno, no alcanzan a ser un récord de frío. "En Cantabria, País Vasco, Navarra, La Rioja y el oeste de Aragón, las máximas podrían bajar entre 8ºC y 10ºC de un día para otro", explica a EL ESPAÑOL Mar Gómez, meteoróloga de ElTiempo.es. "Las máximas alcanzarán los 20ºC tan solo en puntos de Andalucía y en el Mediterráneo, además de Canarias"
Sin embargo, será un episodio de corta duración. "De cara al fin de semana los 20ºC se podrán alcanzar de forma casi generalizada", prosigue Gómez. "Los 25ºC podrían superarse en la mitad sur y en puntos del Mediterráneo. En cuanto a las mínimas, con algunos altibajos, amaneceremos con ambiente fresco, por debajo de los 5ºC en muchas zonas del interior. Salvo en zonas de montaña, principalmente Pirineos y la Cantábrica, no se esperan heladas".
Con todo, haber puesto freno a la escalada de récords de temperatura mensual batida mes tras mes en el último año es un indicio de ralentización del calentamiento bienvenido en España. El pasado mes de enero todavía fue el más cálido desde que hay registros en nuestro país, pero febrero, aunque excepcionalmente cálido, fue únicamente el segundo más caluroso en lo que va de siglo. Marzo ya fue el sexto más cálido en lo que va de siglo a nivel nacional. Y que abril empate con los años noventa es un indicio positivo dada la escalada de temperaturas desde que empezó el siglo XXI.
Menos lluvias de lo que parece
Abril comenzó con la Semana Santa más húmeda desde los años setenta, y termina con el actual episodio de lluvias que deja precipitaciones torrenciales en Cataluña, castigada por la sequía hidrológica. Pero la chocante realidad es que ha sido un mes "seco o muy seco" según Aemet porque, exceptuando casos puntuales, en la mayor parte de España ha llovido menos de lo normal para la época del año. El año hidrológico que arrancó el pasado 1 de octubre acumula no obstante anomalías positivas excepto en el sureste peninsular y Canarias.
"Según los últimos datos de nuestras reservas hídricas, los embalses están al 65,95% de su capacidad, por encima de la misma semana del año pasado y de la media de los últimos 10 años. Las recientes lluvias han ayudado a mejorar la situación", valora Gómez. "No obstante, la cuenca de Cataluña interna está tan solo al 18% de su capacidad, muy por debajo de su media que está en el 76,69%. Necesitamos mucha lluvia en esta zona para mejorar la situación y de momento las lluvias previstas no parecen paliar la situación", concluye.