Bruno ha sido el primer temporal del invierno y la segunda de las borrascas después de Ana que ha merecido ser bautizada con un nombre propio. Del anticiclón y las temperaturas suaves de las que disfrutamos en Nochebuena y Navidad, la práctica totalidad de la Península ha pasado a verse afectada por el frío, el viento y la lluvia.
La situación ha sido de alerta especialmente en el norte. Un hombre ha fallecido en Tarragona al precipitarse desde un balcón mientras hacía unas reparaciones, mientras que en Alcudia, Mallorca, otra persona ha muerto ahogada mientras practicaba windsurf en una zona que también estaba en alerta naranja por fuertes vientos.
Por otro lado, Bruno ha dejado cantidades de entre 40 y 60 litros por metro cuadrado en Galicia, Grazalema (Cádiz), sistema Central, Extremadura, Montes de Toledo, sistemas Bético, Penibético, Ibérico, Cordillera cantábrica, Pirineo occidental y Cantábrico, sobre todo en Cantabria. Además, ha nevado también en el Pirineo de Huesca, la Cordillera Cantábrica y los sistemas Ibéricos y Central.
Estas precipitaciones y las de las semanas anteriores han repercutido en un ligero aumento de los embalses, que están a un 38,1% de su capacidad total. Según datos de la AEMET, las lluvias de comienzo de otoño a finales del invierno suponen el 55% de la pluviosidad del año. Durante décadas, Jose Antonio Maldonado fue el rostro de la meteorología para los hogares españoles. Ahora, como director meteorológico del portal Eltiempo.es, busca un hueco entre sus compromisos familiares de fin de año para valorar la situación con EL ESPAÑOL.
¿Las borrascas como Ana y Bruno son especialmente peligrosas?
Bueno, son un tipo de borrascas que llevan ocurriendo toda la vida, sólo que antes las denominábamos 'borrascas profundas'. Si reciben un nombre es porque se prevé que sean especialmente intensas, pero un temporal como Bruno no es la primera vez que ocurre. Lo que sí hacen es reunir una serie de características: la primera, la rapidez con la que se desplazan. Bruno barre la Península y gran parte de Europa, pero su centro, que está al sur de las Islas Británicas, no llega a tocarnos. La segunda son los vientos muy fuertes, que están siendo de hasta 166 km/h en el tercio norte. Y la tercera, el gran volumen de precipitaciones.
¿De dónde viene entonces el bautizarlas como a los huracanes?
Alemania fue la primera en poner nombre a sus borrascas. Lo que ha sucedido ahora es que la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en España, MétéoFrance en Francia y el IMPA en Portugal se han puesto de acuerdo en adoptar esta nomenclatura.
¿Hemos superado el punto en el que Bruno puede entrar en fase de ciclogénesis explosiva, como ocurrió con Ana?
Lo que podemos decir es que Ana produjo precipitaciones y vientos muy fuertes. En ese sentido Bruno habrá sido más moderado. Pero ambos son fenómenos de ciclogénesis en el sentido que siempre producen un desplome muy acusado de las temperaturas. Y su desplazamiento es muy veloz. El miércoles había más de 100 avisos por temporal, pero para el jueves ya será historia.
¿Es esta alternancia de días secos y estables con borrascas violentas lo habitual en esta época del año?
Sí, lo que pasa es que hay poca memoria meteorológica. Lo único que ha cambiado en nuestro clima es que las temperaturas han ido aumentando a lo largo del siglo XX, con picos de año en año. Pero históricamente se han dado temporadas de sequía seguidas de borrascas. En términos generales, España es un país seco, con épocas más extendidas de bajas precipitaciones que de años húmedos.
¿Servirá por lo menos para rellenar los embalses, o son descargas de "poca calidad" hidrológica como las definía la AEMET?
A ver. Todo lo que implica que caiga agua, ayuda. Pero no, no resuelve la sequía. Por ejemplo, Castilla y León tiene los embalses al 31% y Bruno descarga en toda su zona norte, pero se beneficiará muy poco. Habrá algo de repercursión sobre el agua embalsada pero está claro que no será la panacea para un año nefasto.
¿Han mejorado en algo las previsiones que nos abocan a una sequía histórica en 2018?
El año ha sido nefasto no solo para el consumo, sino especialmente para el campo. Por dos motivos: primero, la falta de lluvia, pero segundo, las prohibiciones al regadío. Ahora vemos que después de Bruno entra un frente lluvioso por el noroeste con rachas de viento medio. Pero las borrascas son impredecibles y no podemos saber con qué frecuencia se presentarán este invierno. Para empezar a resolver el problema de la sequía necesitaríamos una situación de precipitaciones sostenidas. Y a día de hoy, no se ve que vengan lluvias.
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