El puente de agosto deja varios municipios con temperaturas que han superado los 45 ºC. Estos valores no se repetirán hasta finales de esta semana, cuando llegue a España una nueva masa de aire bastante cálida. Sí que dejará temperaturas de más de 40 ºC. Sin embargo, en la Península se ha producido una normalización térmica que podría hacer que no estemos ante la cuarta ola de calor de este verano.
Este martes los termómetros marcarán los 40 ºC en el valle del Guadalquivir y en la hoya de Granada. Aunque en Canarias habrá un descenso térmico notable, el ambiente seguirá siendo cálido en el archipiélago. En Galicia y en la vertiente cantábrica, en cambio, llegarán las precipitaciones. Tampoco se descarta que las tormentas en el valle del Ebro, Navarra y el cantábrico oriental vengan acompañadas de posible granizo y rachas intensas de viento.
A partir del jueves se acercará una nueva masa de aire bastante cálido al este peninsular y Baleares. Ésta hará que las temperaturas suban en el centro y norte, y en zonas de la Meseta Sur, el valle del Ebro y otras depresiones del noroeste rondarán los 40 ºC. Pese a esto, no es posible prever que se vaya a producir una nueva ola de calor.
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Y es que las olas de calor sólo se certifican a posteriori, cuando se ha comprobado que en un mínimo del 10% de las estaciones y durante un mínimo de tres días, las temperaturas registradas están por encima del percentil del 95% de la serie histórica, recordaba el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) Rubén del Campo en este artículo de EL ESPAÑOL.
Por su parte, el meteorólogo de Meteored Samuel Biener considera que con el fin de la canícula -el periodo más caluroso y seco del año, que se extiende entre finales de julio y el 15 de agosto- lo normal es que haya más movimiento atmosférico. "Esto hará que las noches sean más frescas y que por el día las temperaturas no suban tanto", explica Biener. "Aun así, desconocemos olas de calor intensas a finales de agosto e incluso a principios de septiembre".
Biener también cree que "habría que empezar a revisar ya el concepto de ola de calor". "Ahora se toman como referencia los meses de julio y agosto, pero en los últimos años hemos tenido grandes episodios en junio y septiembre", asegura el meteorólogo. "E incluso este año en mayo. Estos fenómenos son más frecuentes y potentes, y se cumplen las proyecciones, esta tendencia seguirá intensificándose en las próximas en las próximas décadas".
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Todavía es pronto como para incluir 2023 en la serie histórica que maneja Aemet. Pero todo apunta a que el número de días totales en ola de calor a lo largo del año seguirá la tendencia que se ha registrado desde principios del siglo XXI. En lo que llevamos de verano, por ejemplo, las tres olas de calor que se producieron sumaron 20 días.
Sin embargo, es a partir de 2015 cuando se amplía el fenómeno. 2017 tiene el máximo de olas de calor registradas, cinco. Pero si atendemos a días de ola de calor, el hito es muy reciente. El pasado verano de 2022, oficialmente el más caluroso, registró 41 días en tres olas de calor en 43 provincias, lo que supone un récord de extensión.
Si comparamos 1975 con 2022,los días de ola de calor se han multiplicado por diez en el plazo del último medio siglo. Las circunstancias no son tampoco halagüeñas para el verano de 2023: latemperatura del agua oceánica-un factor clave que determina los fenómenos extremos en España- está en máximos históricos; el fenómeno de 'El Niño' que tiende aexacerbar el calentamientoya ha comenzado; y Copernicus confirma que el pasado mes de junio fue el más cálido jamás registrado en el mundo, una tendencia que ha dado muestras de prolongarse en julio.
Más muertes por ola de calor
Las consecuencias de las olas de calor prolngadas también son cada vez más cruentas. Las altas temperaturas fueron responsables de un total de 5.876 muertes en España según el sistema de monitorización MoMo del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).
Este año, sin embargo, el número de fallecimientos como consecuencia de las altas temperaturas contabilizados es un 63% menor: 1.401 hasta el 9 de agosto, último día con datos disponibles.
Aunque, como explicaba a este medio el jefe del servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitario de Ceuta, Julián Domínguez, la atribución de las muertes al estrés térmico se da por estadística, no por clínica, porque el calor no mata por sí solo: "Es una causa concomitante, no definitoria".
Por tanto, las cifras del MoMo son estimaciones basadas en crecimientos de mortalidad no esperados a partir de ciertos umbrales de temperatura. Así, en 2022 atribuyó al exceso de calor un total de 5.876 muertes, el doble que hace cuatro años y de las que solo 4.300 se habrían dado en los meses de verano propiamente dichos.