El paisaje con el que amanecía este martes 15 de marzo gran parte del territorio español parecía sacado de una película de ciencia ficción. Cielos teñidos de naranja y polvo acumulado por todas las superficies, incluidos, claro está, los coches. La capa arenosa con la que se han encontrado la mayoría de los usuarios que iban a coger sus vehículos por la mañana se ha transformado en todo un tema de conversación, pero ¿por qué ha ocurrido esto exactamente?
Pues bien, la culpable ha sido la borrasca Celia, que comenzó a formarse el pasado domingo y ya el lunes había causado estrados en el sureste peninsular. Ella ha sido la que ha transportado la calima, esas partículas que confieren al cielo una apariencia opalescente, por casi todo el territorio peninsular.
La calima es un fenómeno muy común en algunos lugares de España, como Canarias, pero pocas veces se había visto su extensión de esta manera. La explicación sencilla a cómo ha podido ocurrir la ha dado el meteorólogo de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) Juan Jesús González Alemán en Twitter: "La borrasca Celia se ha adentrado anómalamente en el norte de África y junto con el anticiclón sobre el Mediterráneo oriental han establecido un pasillo de vientos muy fuertes". Es decir, ese 'pasillo' ha sido el responsable de traer partículas en suspensión desde el Sáhara.
Una vez asentadas las bases meteorológicas que nos han traído este polvo naranja, queda saber cómo esas pequeñas partículas que, según la Aemet, son "invisibles al ojo", han llegado a depositarse de una manera tan ingente en los coches y otras superficies.
La respuesta la ha dado el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología, Rubén del Campo. "La mayor parte del polvo se ha situado en capas bajas de la troposfera, por debajo de los cuatro kilómetros y, además, es una concentración muy alta. Por esta razón, las partículas, ya en la Península, caen por gravedad, en un fenómeno denominado 'deposición seca'", dilucidaba el experto.
Del Campo también ha aclarado que en otros casos el polvo ha sido conducido por la superficie a través de la lluvia débil. En ese caso, se ha habla de 'deposición húmeda'.
Precaución para la salud
Más allá de lo anecdótico, hay que tener presente los peligros de respirar calima para la salud. Las partículas que transporta este polvo en suspensión, PM10 y PM2.5, tienen una gran facilidad para atravesar los filtros respiratorios, con el consiguiente riesgo de penetrar en nuestro organismo y quedar depositadas, entre otros lugares, en los pulmones.
Es por ello que las personas con enfermedades cardiorrespiratorias o alergias graves deben tener especial cuidado con inhalar este polvo en suspensión. Para la población en general, Sanidad también pide precaución y recomienda reducir las actividades prolongadas y enérgicas al aire libre.