El mes de agosto es sinónimo de calor en amplias zonas del país. Durante la época estival, la población está acostumbrada a temperaturas elevadas sobre todo en el sur, este y centro peninsulares. No obstante, lo que ocurrirá este fin de semana es, cuanto menos, un episodio que la propia Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha calificado de adverso.
La ola de calor africana ya ha comenzado a bañar el mapa de temperaturas propias de climas desérticos. El polvo en suspensión que llega desde el Sáhara unido a la fuerte insolación propia de estas fechas crearán un ambiente de calor, bochorno y calima que puede llegar a generar una sensación desagradable. Máxime durante este fin de semana, cuando se prevé que se alcance el pico máximo de temperaturas en gran parte del país.
Los termómetros marcarán niveles más elevados de lo habitual en la práctica totalidad de Andalucía. Provincias como Sevilla y Jaén se sitúan en alerta roja de calor por temperaturas que podrán superar los 44ºC. Aunque la peor parte se la llevará Córdoba, donde se prevé que se alcancen los 46ºC durante la jornada del sábado.
Mar Gómez, doctora en ciencias físicas y meteoróloga de la agencia eltiempo.es, recuerda que el valor más alto registrado hasta la fecha en España fue de 46,9ºC medidos en 2017 en la estación meteorológica de Córdoba-Aeropuerto. Ahora bien, como asegura a EL ESPAÑOL, "no podemos descartar que estos días se pueda alcanzar este valor, pero en principio 46ºC es lo que está previsto".
La experta señala además que el hecho de que no se alcancen temperaturas tan elevadas en otros puntos del país no significa que el calor no vaya a ser intenso. El umbral del calor depende de la climatología de la provincia, de tal forma que temperaturas que pueden ser exageradamente altas en zonas como San Sebastián, es posible que en Sevilla sean las de un verano habitual. Por este motivo, la experta advierte: también tenemos avisos importantes de nivel amarillo y naranja e incluso de nivel rojo en el Valle del Ebro o el interior de Cataluña, con previsiones de unos 40ºC o 42ºC que están bastante por encima de lo habitual para esta época del año.
Rubén del Campo, portavoz de la Aemet, publicaba en sus redes sociales cómo a lo largo del viernes, sábado y domingo podrían alcanzarse los 40ºC en zonas de Madrid como el parque de El Retiro. "Sería la primera vez que sucede durante tres días consecutivos en este observatorio centenario", añade el meteorólogo, que recuerda que solo se han dado estos niveles en cinco ocasiones y "ahora, quizás, añadamos tres días más de golpe".
Días calurosos a los que les seguirán noches tropicales, en las que las mínimas no bajarán de los 20ºC, "esto quiere decir que, a medianoche, algunas zonas podrán mantenerse en los 30ºC", asegura Gómez. Temperaturas que, además de crear un clima incómodo y asfixiante, aumentan el riesgo de incendios a niveles extremos, a excepción del extremo norte, donde las temperaturas se mantendrán estables y no se verá afectado por esta ola de calor.
Será a partir del martes cuando los termómetros comenzarán a descender. Así lo asegura la meteoróloga consultada por este periódico, que apunta a un descenso de al menos 10ºC en las temperaturas. "En Madrid, por ejemplo, bajarán de los 41ºC a los 35ºC; en Córdoba, de los 46ºC se pasarán a tener 39ºC, o Murcia, donde se podría pasar de los 42ºC a unos 36ºC". Es decir, aunque la sensación térmica será de calor, se dará un descenso de las temperaturas que "se va a notar bastante en amplias zonas del país".
No obstante, si algo hay de positivo en esto es que no va a ser una ola de calor histórica por su duración. La más extensa fue la que tuvo lugar en el verano de 2015, que mantuvo al país durante casi un mes -26 días- sumido en temperaturas superiores a los 36ºC. También la de 2012 fue bastante reseñable, pero esta no tanto por su duración como por su amplitud: afectó al menos a 40 provincias del territorio español. Ahora bien, como explica Gómez, "aún está por ver si en esta ola de calor se alcanzan niveles récord, algo que solo podrá saberse en un análisis a posteriori".
Para la experta, lo que sí está claro es que las olas de calor "se han vuelto más frecuentes, más intensas y más severas". Así lo reflejaba también el borrador del sexto informe del Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), que apuntaba que ese calor extremo, incluido el de las olas de calor, ha sido más frecuente e intenso desde los años 50, mientras que el frío extremo, el de las olas de frío, se ha convertido en menos habitual y menos grave.
En este sentido, Gómez subraya que "en España, por ejemplo, las olas de calor se han duplicado en la última década y los peores valores se concentran en los últimos 25 años", por lo que la tendencia es que fenómenos extremos como el de este fin de semana "aumenten su frecuencia e intensidad, de hecho, ya lo están haciendo".
Salud y olas de calor
Episodios climatológicos que, además, tienen una incidencia directa sobre la salud de la población. Desde el Observatorio de Salud y Cambio Climático, señalan que los periodos de temperaturas excesivas y olas de calor aumentan, en términos generales y sin actuaciones preventivas, tanto la mortalidad como el número de ingresos hospitalarios.
Esto ocurre porque aumentan los niveles de ozono y otros contaminantes del aire que agravan enfermedades cardiovasculares y respiratorias, y más en un contexto en el que también se une la calima. Pero además, con las elevadas temperaturas que puede presentar una ola de calor como la de estos días, los niveles de polen y otros aero alérgenos son mayores, lo que puede desencadenar episodios de asma.
Asimismo, recientemente el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), concluyó en un estudio publicado en The Lancet Planetary Health que, si no se implementan inmediatamente medidas de mitigación severas, el balance de la mortalidad asociada a las temperaturas en Europa crecerá en las próximas décadas. Según esta investigación, el descenso en las muertes atribuibles a las temperaturas bajas no compensará el incremento cada vez mayor previsto en la mortalidad asociada al calor.
Como apunta el Observatorio, los colectivos que requerirán especial atención durante esta ola de calor son enfermos crónicos, ancianos, personas con obesidad y otras patologías, personas que consumen drogas o alcohol o que están en tratamiento con determinada medicación y colectivos laborales bajo condiciones térmicas extremas.
En España, además, en áreas urbanas, las deficiencias en el aislamiento térmico de las viviendas y el "efecto isla de calor urbano" (dificultad en la disipación y retención del calor en las ciudades) amplifican los efectos perjudiciales de las altas temperaturas, especialmente de noche. Unos efectos que pueden verse multiplicados los próximos años si, como prevé la ciencia, fenómenos como las olas de calor continúan aumentando a lo largo de este siglo.