La extinción masiva a la que se enfrentan las especies de insectos -desapareciendo a un ritmo 17 veces más acelerado que las de mayor tamaño- suscita una preocupación menor a ojos del público en comparación con otros animales más populares. Sin embargo, la gran mayoría de las plantas que consumimos -frutas, verduras y frutos secos- y el 90% de las silvestres dependen de la acción de los polinizadores como las abejas y los abejorros. Esta función es indispensable para sostener los ecosistemas que a su vez aseguran la conservación del resto de especies.
El abejorro, el género Bombus de los ápidos, cumple una función especialmente importante para la polinización de los granos en las zonas húmedas y templadas del hemisferio norte. Sin embargo, más del 75% de las variedades de abejorro se podrán ver amenazadas en los próximos cuarenta a sesenta años en Europa. Bélgica, Países Bajos, Francia o Alemania serán los países más afectados por la pérdida de población de este insecto según una proyección que publica la revista Nature.
Los principales motivos que explican el declive, según el equipo de Guillaume Ghisbain de la Universidad Libre de Bruselas (Bélgica) a cargo del estudio, son la degradación de los hábitats de los abejorros por causa humana y la alteración del clima, en particular el aumento de las temperaturas. Entender la trayectoria que están siguiendo las comunidades de insectos es fundamental para diseñar los esfuerzos de mitigación, sostienen los autores, y este estudio debe servir de acicate para reforzar la protección del abejorro en Europa.
A partir de estudios observacionales que abarcan las décadas desde 1901 a 1970 como 'época pasada', de 2000 a 2014 como 'presente', y las proyecciones que llegan hasta 2080 como 'futuro'. Según los tres escenarios que contemplan de la evolución más optimista a la más grave, entre el 38% y el 76% de las especies de abejorro que hoy en día no se consideran amenazadas verían su nicho ecológico reducido en un 30% entre 2061 y 2080. Las poblaciones más amenazadas por la extinción son aquellas adaptadas para vivir en altura y en climas fríos.
Así, las especies del Ártico y el entorno de los Alpes -B. alpinus, B. flavidus o B. pyrrhopygus- se enfrentarán a una desaparición de hasta el 90% de su ecosistema, lo que las condenaría en la práctica a una extinción garantizada en Europa. Sin embargo, otras variedades mejor adaptadas al calor, como la B. monticola o la B. pyrenaeus que se pueden encontrar en las cordilleras de España, también verán una drástica reducción de su entorno, de entre un 65% y un 70% en función de la predicción. Algunas de tierras bajas, finalmente, podrían migrar a mayor altura.
El 'santuario' del abejorro, según identifican los autores, podría ser la región de Escandinavia por su carácter aislado geográficamente, su abundancia de terreno elevado y la preservación de zonas relativamente frías pese al calentamiento. Sin embargo, advierten de que hay múltiples factores que impiden asegurarlo. El impacto de la polución ambiental, los pesticidas, las especies invasoras y los nuevos patógenos pueden empeorar un pronóstico ya de por sí pesimista.
En 2018, un estudio publicado en la revista Science con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) demostró que conservar una gran diversidad de especies de abejas es fundamental para asegurar la polinización de los cultivos. El trabajo de campo midió las especies necesarias para polinizar tres cultivos -sandía, grosella y arándano- a lo largo de más de 50 fincas agrícolas. La conclusión fue que más de 50 especies de las 100 documentadas en el proceso eran necesarias para asegurar la polinización.