No hay verano sin noticias sobre medusas llegando a las costas de España, con el particular atractivo que despierta entre los bañistas. El último gran espécimen, para sorpresa de los expertos, se localizó el pasado miércoles en la playa de Bahía, en la localidad murciana de Mazarrón, ya que la especie avistada (Rhizostoma luteum) sólo se halla en el Atlántico. A esta 'colonización' hay que sumarle que la frecuencia de estos avistamientos es cada vez mayor. "Está siendo un año realmente diferente", asegura el biólogo marino Josep María Gili.
Las especies costeras de estos animales tienen la particularidad de que persisten durante todo el año en forma de pequeños pólipos que dan lugar, una vez llega la primavera y el aumento de las temperaturas, a las medusas. Este proceso, como apunta Gili, se producía de una forma escalonada hasta este año. "Lo más probable es que esos pólipos se vuelvan a reproducir, generen nuevas medusas y no sólo las tengamos durante el verano, sino incluso más allá".
Esta anomalía la ejemplifica con la aguamala (Rhizostoma pulmo), una de las especies más habituales en las costas españolas entre mediados y finales de julio. Este verano, sin embargo, ha aparecido desde junio. Otro ejemplo de este cambio de ciclo reproductivo se ha producido con la Cotylorhiza tuberculata. "Se ha 'adelantado' un mes, puesto que en el Mar Menor debería haber aparecido en agosto", comenta el catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia (UM) Ángel Pérez. "¿Qué significa esto?", se pregunta en esta ocasión Gili. "Lo más probable es que la temperatura del mar, al ser más alta, genera unas condiciones óptimas para la presencia de las medusas".
Así influye la temperatura
Tal y como reconoce el investigador del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC y coordinador científico del plan contra las medusas que el Gobierno llevó a cabo en 2007, el escenario en las costas españolas ha cambiado en especial por el aumento de la temperatura del mar.
Este verano, sin ir más lejos, los mares y océanos que rodean a España han registrado valores que no se veían para estas fechas desde 1940, alcanzando los 24,6 ºC en algunos casos. Esta cifra supone 2,2 ºC por encima de lo normal para esta época del año y, como advierten desde la Aemet, aún queda recorrido para que el mar se siga calentando más.
Hay otros especialistas, en cambio, que se muestran más "cautelosos" a la hora de establecer la relación entre el calentamiento global y la presencia de medusas en nuestras costas. "Debemos tener una serie histórica para saber si las condiciones actuales están favoreciendo el incremento o no. Me parece que es un poco arriesgado establecer esa conexión de forma tan directa y con tan poco tiempo", valora el biólogo Julio Más, exdirector del Centro Oceanográfico de Murcia, en declaraciones a este periódico.
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"La temperatura lo acelera todo", sentencia Pérez. Para el catedrático el incremento de los valores en el mar puede actuar como un acelerador de los procesos reproductivos. En el caso de las medusas, la estrobilación es una fase crucial para su reproducción y se desencadena por el incremento brusco de temperatura. "Éste también puede ser un desencadenante que explique por qué hay más población un año que otro", plantea Pérez.
"Más gente, más alarma"
Los tres expertos consultados por este periódico coinciden en que hace falta un seguimiento oficial por los problemas que puede suponer una población grande de medusas. "Sorprendentemente, ahora que se ha incrementado el problema es cuando ha caído el interés por hacer un plan de seguimiento a nivel nacional", lamenta Gili. "No deberíamos tener que informarnos por los avisos que nos llegan de los bañistas".
De hecho, el catedrático de Ecología de la UM considera que la frecuencia de las medusas está condicionada por la afluencia de personas en las playas. "Más gente, más alarma". Añade también que el cambio de ciclo reproductivo ha sucedido en otros años y no sólo ha afectado a estos animales gelatinosos. "Este hecho es común en casi todas las especies".
Para Más, el hecho de que aparezcan más medusas en la orilla no tiene por qué significar que haya más en el mar. "Por ejemplo, en las costas de Menorca es frecuente que aparezcan una gran cantidad de estas especies. Pero claro, como suele ser en invierno, no tiene la misma trascendencia".
Es por este motivo por el que este biólogo no cree que haya una presencia mayor que en épocas anteriores. "Que un año encuentres muchas medusas no 'garantiza' que el año que viene se repita", indica Más. Lo que sí que puede ocurrir es que los individuos que se encuentran en altamar aparecen de una forma masiva en algunas costas por determinadas circunstancias, como el viento, las corrientes o el oleaje.
Cómo revertir la situación
En lo que sí existe más acuerdo entre la comunidad científica es que la ausencia de depredadores ha provocado un mayor número de medusas en el mar. Por otro lado, las medusas se alimentan de plancton. "Los peces que se alimentan de estos organismos también los hemos reducido drásticamente, por lo que tienen más alimento que nunca", señala Gili.
Debido a la sobreexplotación de los océanos y la contaminación, este biólogo marino no atisba un futuro cercano esperanzador: "A corto plazo no podemos hacer nada". Lo que sí se puede hacer, a su juicio, es actuar con precaución. "Hemos de empezar a entender que tenemos que convivir con este problema".
Aunque es una situación difícil de solucionar, entiende que 'estamos en deuda' con el mar. "Cuando llegan tantas medusas a las playas no deja de ser un mensaje que nos manda el mar de que algo hemos hecho mal y debemos de intentar reaccionar a tiempo", remacha Gili.