Con una variedad que se ha multiplicado en los últimos años, escoger un buen yogur no es una tarea fácil y debemos saber diferenciar entre aquellas opciones más saludables y las que tenemos que reservar para un consumo esporádico. Entre el segundo grupo están aquellos que tienen más azúcares, con sabores variados o trozos de fruta, mientras que entre los más sanos están el yogur natural sin azucarar y el yogur griego, dos opciones que podemos encontrar en Mercadona y están recomendadas por los expertos.
Teniendo en cuenta que los lácteos no son un grupo de alimentos imprescindibles en nuestra dieta, los yogures sí aportan beneficios que tienen que ver en gran parte con su efecto probiótico al reforzar los microorganismos saludables para la microbiota intestinal, cuidando así de nuestras defensas y mejorando nuestra salud general. Asimismo, como destacan desde la Fundación Española de Nutrición (FEN), aportan grandes cantidades de proteína y de minerales como el calcio, el fósforo y el potasio, además de folatos y vitamina A. También ayudan a optimizar la ingesta proteica porque la fermentación de parte del azúcar en ácido láctico las hace más digeribles.
El yogur natural y el griego son dos de los alimentos más sanos que nos podemos encontrar en la cadena de supermercados, teniendo en cuenta que la gran mayoría de yogures de los supermercados tienen un exceso de azúcar cuyo consumo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), debemos disminuir al máximo y no superar, en ningún caso, los 25 gramos diarios, un extremo que han venido confirmando diferentes estudios en los últimos años. El catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra, Miguel Ángel Martínez-González, ha defendido en su libro Salud a ciencia cierta, que el yogur es saludable siempre que no sustituya a la fruta como postre.
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En este caso, el experto valora además que el consumo de yogur "se asocia con un menor riesgo de obesidad central (abdominal)", un extremo que puede parecer paradójico al ser uno de los alimentos con grasa: "No sabemos bien por qué las grasas del yogur, a pesar de ser saturadas, no presentan efectos adversos", recalca. Por su parte, en el portal independiente de información nutricional Open Foods Facts, aseguran que para que los yogures sean saludables, de entrada solo tienen que tener tres ingredientes: leche pasteurizada entera, fermentos lácteos que transforman la leche, y leche en polvo, que se incorpora "por motivos tecnolǵicos", como explica la farmacéutica y nutricionista Marián García.
En primero de los dos yogures de Mercadona que se recomiendan es el Yogur natural Hacendado, que viene en un pack de seis unidades (125 gramos cada una) y cuesta 1,05 euros. Está fabricado por Eurial Ultra Frais en Jouy (Francia) y cuenta con los tres ingredientes antes mencionados. En la información nutricional de su etiquetado enumeran que por 100 gramos contiene 62 calorías, 3,4 gramos de grasas (2,2 gramos de ellas son saturadas), 4,1 gramos de hidratos de carbono (de los que los 4,1 gramos son azúcares), 3,7 gramos de proteína y 0,10 gramos de sal, además de 130 miligramos de calcio.
Frente a otras opciones 0% o desnatadas, esta es más saludable porque, como explicaba García en su libro El jamón de York no existe, "un yogur 0% grasa puede contener tranquilamente casi un 8% de azúcar, unos 10 gramos de azúcar por unidad, y recordemos que el máximo aconsejado son 25 gramos diarios". Ahonda además en que "un buen yogur sigue la regla 3-4-3 conteniendo aproximadamente un 3% de grasa, un 4% de hidratos y un 3% de proteína", tal y como sucede en el caso del yogur natural de Mercadona.
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Poniendo el foco ahora en el Yogur griego natural Hacendado, podemos encontrarlo en dos formatos: un pack de seis unidades (125 gramos cada una) por 1,45 euros, o un bote de un kilo a 2,45 euros. Está fabricado por Schreiber Foods en su fábrica de Noblejas, en Toledo. En su caso, a los tres ingredientes hay que sumarle la nata, que incrementa también su aporte graso en el perfil nutricional donde destacan 129 calorías, 10,8 gramos de grasas (6,7 gramos de éstas son saturadas), 3,9 gramos de hidratos de carbono (de los que 3,9 gramos son azúcares), 3,9 gramos de proteína, 0,12 gramos de sal y 141 miligramos de calcio.
Se trata de un lácteo sin azúcares añadidos que, no obstante, no se fabrica según la receta tradicional helénica. La dietista-nutricionista Isabel Pérez, responsable de Nutrisalud Dietética, explicaba qué hace tan saludable a un alimento tan graso: "El yogur griego tradicional se hace desecando el yogur, retirando parte del agua para obtener una textura más cremosa, pero aquí conseguimos ese efecto añadiendo nata al proceso de elaboración, con lo cual aumenta el aporte de grasas obviamente, pero no es algo negativo, sino que la grasofobia está siendo poco a poco superada". Otra de las ventajas, además de sus vitaminas liposolubles, es su elevado aporte de proteínas que favorece que tenga un efecto saciante y evita que sigamos comiendo.
¿Y los otros yogures?
Un estudio de investigadores británicos publicado en la revista BMJ Open en 2018 alertó de cómo la gran mayoría de los yogures habían pasado de ser un alimento recomendable a un producto cuyo contenido en azúcar debíamos vigilar. No se trata de tacharlos para siempre de nuestra lista de la compra, sino de dejarlos para un consumo más ocasional que estos dos con perfiles más saludables. Así, por ejemplo, conviene tener en cuenta que en aquellos que llevan frutas añadidas, la fruta se transforma en azúcares libres que se metabolizan rápidamente y los vuelve inadecuados.
Si queremos disfrutar de un yogur con frutas lo mejor será emplear un natural o griego y añadírsela nosotros mismos, como sucede también con frutos secos o cereales, siempre intentando que no sumen más cantidad de glucosa. No obstante, si no queremos renunciar a ellos, Isabel Pérez incide en que es importante que su aporte de azúcares "no sea superior al de 4 o 5 gramos por cada unidad de 125 gramos", apuntando que esta cantidad es la que equivale a los azúcares naturales de la lactosa que estarían presentes en la base.