El Día Mundial del Medio Ambiente se ha posicionado entre las fechas más importantes del calendario a la hora de estimular la concienciación y el compromiso de la sociedad con la necesidad de prácticas más sostenibles y respetuosas con el planeta. Como cada 5 de junio, la jornada centra sus miras en un aspecto concreto sobre el que existe un amplio margen de mejora. En esta ocasión, la atención se focaliza en la contaminación por plásticos.
Se trata de algo capital dado que la exposición del medio natural a estos materiales se traduce en un paulatino deterioro de los ecosistemas terrestres y marinos e incluso en afectaciones a la salud humana. El problema cobra tintes más graves teniendo en cuenta que, según los últimos datos de Naciones Unidas, se producen anualmente más de 400 millones de toneladas de plástico a nivel mundial.
Es una cantidad inmensa y que, en muchos casos, tiene una vida útil muy limitada, a veces de un solo uso. Así pues, el qué ocurre con esos objetos después de usarlos es la cuestión sobre la que se puede trabajar con mayor énfasis, porque se estima que solo se recicla un 10% de tal cantidad. El resto se degrada sin mucho control, algo especialmente grave considerando que entre 19 y 23 millones de toneladas acaban cada año en un entorno acuático, sea en océanos, ríos o lagos. La biodiversidad, por tanto, sufre directamente las peores consecuencias porque cientos de especies están obligadas a convivir con ello.
La responsabilidad y el compromiso con el planeta encuentran en este contexto, pues, un nuevo motivo para ponerse manos a la obra, y lo que pretende este Día Mundial del Medio Ambiente 2023 es poner en valor soluciones y medidas para paliar este desafío. Muchas de ellas vienen dadas por empresas que tienen la posibilidad de cambiar las cosas por su filosofía y por su propia actividad. Es el caso de Veolia, el grupo que se ha convertido en un referente en la transformación ecológica que pretende impulsar un impacto positivo en el planeta.
La compañía, especializada en la gestión del agua, residuos y energía, conoce de primera mano los beneficios de abogar por prácticas más sostenibles para que las ciudades, las industrias y toda la sociedad contribuyan a hacer un planeta más limpio.
En el caso del agua, Veolia, a través de Agbar, referente en la gestión del ciclo integral del agua, cubre las necesidades de hasta 13 millones de personas en España, en más de 1.200 municipios. Es un servicio que presta pero que también constituye una oportunidad para luchar contra el cambio climático y la degradación de los ecosistemas y, por supuesto, para hacer un uso responsable del agua, recurso imprescindible para nuestro día a día.
Inspiración natural
Dentro de las estrategias de Veolia en este campo hay una continua mirada a la propia naturaleza a la hora de poner en marcha soluciones que redunden en la preservación del agua, más aún en este contexto de sequía que sufre cada vez más nuestro país. Ejemplos de ello son, por citar algunos de los más relevantes, los que se pueden ver en la localidad alicantina de Rojales o en Sant Joan les Fonts (Gerona). En Rojales es Hidraqua, parte del grupo Veolia, quien ha creado una zona húmeda artificial con agua regenerada. También ha hecho posible, en colaboración con el Ayuntamiento, varias lagunas artificiales naturalizadas en el parque de El Recorral.
Estas actuaciones han permitido impulsar la biodiversidad en la zona y, de paso, evitar efectos indeseados en caso de vertidos de aguas cuando llueve torrencialmente. Además, gracias a la colaboración con una asociación local, ha instalado cajas-nido para aves y murciélagos cuya presencia (y apetito) ayudará a controlar plagas de manera orgánica y sin tener que recurrir a químicos.
En Sant Joan les Fonts también se ha conseguido revertir una situación de deterioro en una zona natural gracias al proyecto de restauración ambiental de los humedales artificiales de depuración. Se trata de un trabajo liderado por el grupo y en colaboración con el Ayuntamiento y el Consejo Comarcal de la Garrotxa cuyo resultado ha sido la significativa mejora de la calidad ecológica en el entorno del río Turonell. Las actuaciones in situ han consistido en la retirada de sedimentos, eliminación de especies invasoras, potenciación de vegetación de ribera y acuática autóctona o instalación de elementos que, como en el caso de Rojales, sirvan de refugio a la fauna del lugar.
Circularidad: beneficioso para todo y todos
En todo este esquema de regeneración natural y cuidado por la naturaleza más próxima a sus instalaciones, Veolia también ha hecho un énfasis especial en soluciones de economía circular que persiguen una meta bien clara: generar cero residuos. En el caso del agua, esto se consigue a través de la transformación de sus depuradoras tradicionales en ecofactorías. Se trata de un viraje en el que la tecnología y la digitalización es muy importante para conseguir que el agua pueda ser aprovechada para nuevos usos como riegos en zonas urbanas y baldeos de calles, por ejemplo. También, para valorizar elementos que en el pasado se desechaban, como los lodos de depuración, aptos para su uso como abono en explotaciones agrícolas; o incluso para producir energía renovable.
La circularidad es muy importante en todo lo que atañe al ciclo del agua pero su utilidad es extensible a casi cualquier otra industria y tipo de residuo. Por eso, el plástico sobre el que centra su atención este Día Mundial del Medio Ambiente 2023 es un material en torno al que la economía circular también ha centralizado buena parte de sus intenciones.
Veolia ha hecho suyas muchas de estas ideas para integrarlas en sus servicios de gestión de todo tipo de recursos. El proceso, no obstante, es muy similar en todos los casos: recolección, reciclaje y revalorización de residuos como materiales. Es una fórmula de éxito que beneficia al planeta y que, de paso, permite reintroducir en el mercado materias primas que pueden ser útiles en muchos contextos.
Específicamente enfocadas en los residuos plásticos, Veolia cuenta con dos grandes plantas de reciclaje en España: la Red by Veolia, en Alcalá de Guadaira (Sevilla) y TorrePET by Veolia, en Torremejía (Badajoz). La primera está especializada en el reciclaje de plásticos industriales, posconsumo y agrícolas, y es capaz de tratar 120.000 toneladas de residuos de este tipo al año; la instalación extremeña, por su parte, es un referente nacional en cuanto al reciclaje de plástico PET, uno de los más usados en la industria alimentaria. Esta instalación gestiona anualmente más de 60.000 toneladas de residuos plásticos al año y 30.000 toneladas de granza de PET reciclado. Además, cuenta con desarrollo propio de I+D y tecnología avanzada, lo que le ha permitido situarse a la vanguardia del reciclado de PET, según la compañía.
El potencial de una gran empresa como Veolia en la tarea de impactar positivamente en el medio ambiente está implícito dado su sector de actividad. Pero por esa experiencia y proximidad al problema, y a las soluciones, la compañía también ha asumido un rol como referente en otro aspecto clave en el que, ahí sí, todos estamos interpelados directamente: la concienciación ambiental. Por eso, el grupo impulsa frecuentemente iniciativas para dar a conocer el asunto mediante todo tipo de actividades, desde exposiciones y talleres hasta actividades sobre el terreno de limpieza y recogida de residuos en playas o en entornos sensibles.