El aumento de la temperatura en el mar y la sobreexplotación pesquera son dos de las principales causas que explican el incremento de medusas en las costas españolas con los inconvenientes asociados, sobre todo para los bañistas, según han explicado a Efe varios especialistas.
El biólogo del Instituto de Ciencias del Mar del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Josep María Gili, ha explicado que la subida de las temperaturas marinas, en especial en la zona mediterránea, afecta al ciclo de reproducción de las medusas, que “se sienten más cómodas” y comienzan a procrear antes.
Este aumento del termómetro se debe a varios factores, como por ejemplo el cambio climático o la disminución de la media de precipitaciones anual, lo que provoca que el agua del litoral “se mantenga cálida” durante más tiempo.
“Cuando llega una corriente oceánica, con una temperatura similar, se mezcla con facilidad y eso hace que las medusas tengan buenas condiciones” para proliferar cerca de la costa.
Gili señala que “es muy difícil” prever el volumen de medusas que habrá este verano en las costas españolas ya que “hubo un plan del Gobierno para estudiarlas que apenas duró tres años” y en la actualidad “no hay un seguimiento serio” de los ejemplares que llegan.
Sin embargo, basándose en datos climáticos pronostica que “su presencia va a ser más frecuente a lo largo de todo el año” ya que “el agua está más caliente”.
Sobpreexplotación pesquera
En cuanto a la sobreexplotación pesquera, la clave está en la disminución de los depredadores de las medusas, una especie “muy consumida por atunes, peces luna o cangrejos”, según ha precisado el director de Investigación y proyectos de la organización ambientalista Oceana, Ricardo Aguilar.
“Si explotamos en exceso aquellas especies que las consumen, la desaparición de sus depredadores naturales les permitirá reproducirse sin control”, ha razonado este experto.
Se trata de un fenómeno natural derivado de la modificación de su ecosistema ya que “con la desaparición de algunas especies, otras, más oportunistas, aprovechan para crecer y ocupar sin oposición el nicho ecológico que ha quedado vacío”, ha detallado.
Su picadura
El incremento de ejemplares durante el verano deriva en una mayor posibilidad de que los bañistas sufran una picadura que “no es mortal, pero sí puede resultar peligrosa en algunos casos”, han coincidido Gili y Aguilar.
Algunas compañías han desarrollado artículos específicos como la crema solar antimedusas de Safe Sea, cuyo director ejecutivo Enric Sendil ha advertido de que el peligro de picadura es mayor “al día siguiente de confirmarse su presencia en la playa” ya que sus tentáculos “se han roto en miles de células urticantes” que se quedan flotando en el agua y pueden generar molestias para el ser humano.
Para crear su producto, “respetuoso con el medio ambiente ya que no deja residuos en el mar”, el doctor en biología Amit Lotan realizó una investigación “exhaustiva” sobre el mecanismo de actuación bioquímico de las células urticantes presentes no sólo en la medusas, sino en las anémonas, los corales o las ortigas de mar, entre otros organismos.
Durante este trabajo, que posteriormente fue publicado en la revista Nature, confirmó que el pez payaso (Amphiprion ocellaris) es la única especie que puede nadar dentro de un banco de medusas y rozarse con sus tentáculos sin recibir ningún daño.
Esto se debe a que el pez payaso “desprende una sustancia” en sus mucosas y escamas que “no repele a las medusas, sino que le protege de sus picaduras”, ha detallado Sendil.
La crema que comercializa esta marca recrea el sistema de protección del pez payaso al aplicar una capa protectora en la piel que permanece en el cuerpo durante más de 90 minutos y evita así la picadura ante un roce con la medusa.