Greta Thunberg ha tenido que abandonar la marcha contra el cambio climático porque no podía avanzar atosigada por la prensa y la gente. La joven activista sueca, aferrada a su cartel de la huelga estudiantil por el clima, caminaba con dificultad a pesar de que una cadena humana trataba de hacer de escudo protector en medio de empujones y gritos de "para atrás". Pero ni por esas. 

La adolescente ha tenido que salir de la protesta en coche eléctrico por recomendación de la policía. Un espectáculo que ha sido angustioso, al menos para el espectador sensible. La imagen recordaba a una de las escenas típicas de Semana Santa, cuando la virgen de turno sale del tempo y los fieles, poseídos por la emoción, se abalanzan hacia la deidad. Un show poco común en manifestaciones.

Miles de personas este viernes en la Marcha por el Clima en el centro de Madrid. EFE

Pero esto se venía venir desde esta mañana, o quizás antes. Puede que el momento crítico fuera cuando España se ofreció a ser la sede de la cumbre del clima, tras el rechazo de Chile. Fue entonces cuando los medios empezaron a programar coberturas sin precedentes sobre cambio climático y ha poner el foco sobre la joven de 16 años. Pero rebobinemos un poco. Esta mañana en Chamartín, Greta se lo pensó dos veces antes de salir del tren. 

En la puerta del vagón, decenas de medios de comunicación la esperaban ansiosos. Después de carreras por el vestíbulo de la estación y escoltada hasta las cejas, Greta consiguió huir. En medio de esta locura, la activista primero apareció seria pero después se le dibujó una sonrisa. Tras librarse del jaleo ironizó en Twitter sobre su llegada a la capital. "¡Logré colarme en Madrid esta mañana! No creo que nadie me haya visto ... De todos modos, ¡es genial estar en España!". 

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Greta atosigada por la prensa

La historia ha seguido con el mismo ritmo frenético esta tarde en la rueda de prensa en la Casa Encendida. Thunberg recriminó a los medios que pusieran tanta atención sobre ella. "No me preguntéis solo a mí, la gente quiere escuchar a otras personas", dijo. Harta, en un momento del encuentro con los medios, Thunberg redirigió una de las preguntas de los periodistas hacia sus compañeros de Fridays for Future de Uganda y Madrid que la acompañaban: "¿Y vosotros qué pensáis de esto?". 

A pesar del agobio que la ha acompañado durante todo el día, Greta ha abandonado la manifestación, poco más de una hora después de empezar, no sin antes disculparse por su ausencia imprevista. "La policía dice que no podemos seguir así. Por desgracia no voy a poder continuar en la marcha contra el cambio climático. Lo siento mucho si alguien se siente molesto, me encantaría seguir pero es un tema de seguridad, hay demasiados periodistas y gente", ha lamentado. 

Una participante de la Marcha por el Clima este viernes en el centro de Madrid. EFE

Así, la marcha ha tenido que continuar sin su lideresa. La ONG Ecologistas en Acción habla de más de 500.000 participantes, mientras que la delegación del Gobierno rebaja la cifra hasta 15.000. La multitud ha abarrotado un Paseo de la Castellana que había apagado las luces navideñas tan celebradas por el Ayuntamiento, al menos a la altura del metro de Rubén Darío ¿Volverán a encenderlas mañana? Estaremos atentos. 

Entre gritos de guerra al estilo indio americano y proclamas de "no hay planeta B", esta marea contra el calentamiento del planeta ha llegado hasta el final de la marcha en Nuevos Ministerios. Allí ha reaparecido Thunberg, que ha dicho en castellano que estaba muy contenta de estar en Madrid. "Los líderes políticos nos están traicionando y no vamos a dejar que se salgan con la suya, decimos basta ya. El cambio viene, os guste o no", ha continuado en inglés. 

"Estamos saliendo de nuestra zona de confort diciendo a la gente que tiene la responsabilidad de preservar el futuro y a las generaciones actuales. La esperanza no reside dentro de los muros de la COP25, sino en la calle con todos vosotros", ha subrayado. En esta línea, la activista ha destacado que el cambio para frenar la crisis climática que enfrenta el planeta "no va a venir de los poderosos”, sino de gente movilizada en la calle pidiendo acciones reales. "Y nosotros somos los que vamos a hacer el cambio".

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