El río Ebro vierte cada año 2.200 millones de microplásticos al Mediterráneo, según un estudio del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB), que constata que los deltas y estuarios de los ríos son áreas de acumulación de estos desechos.
Según el trabajo, publicado en la revista Science of the Total Environment, los ríos constituyen la principal fuente de contaminación de los mares por microplásticos, que se acumulan en las zonas de las playas y en los sedimentos de las desembocaduras.
Los microplásticos, uno de los principales problemas medioambientales de los mares, son partículas o filamentos de tamaño inferior a 5 milímetros y provienen desde pequeñas partículas empleadas en cosmética y limpieza abrasiva hasta fibras de usos textiles o generados de la degradación de plásticos mayores.
"Las concentraciones en el delta del Ebro son medias-bajas cuando se comparan con otros estuarios, pero se debe tener en cuenta que el caudal del Ebro está fuertemente regulado por las presas de Riba-roja y Mequinenza que podrían estar actuando como un primer filtro para estos contaminantes reduciendo así la cantidad de microplásticos que llegan al delta", ha precisado la investigadora del ICTA-UAB, Laura Simón.
Los científicos consideran que la abundancia de microplásticos es todavía mayor en ríos con zonas urbanas próximas y con una presión humana más elevada que el delta del Ebro.
El 70 % de los microplásticos hallados en el delta del Ebro se corresponden con fibras sintéticas, seguido de fragmentos de plásticos y films. Según los investigadores, la cantidad de fibras vertidas al Mediterráneo cada año equivaldría a 600 kilómetros de longitud.
"La mayoría llegan al cauce del río a través de las canalizaciones municipales y las plantas de tratamiento procedentes del lavado doméstico e industrial de prendas de ropa, cada una de las cuales pierde unas 2.000 fibras en cada lavado", ha señalado Simón.
[Más información: Especial sobre contaminación por plástico]