Tras el paso de la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) esta semana por el sur y el este peninsular, las redes sociales se han vuelto a llenar de desinformación. Los bulos y teorías conspiranoicas se dispararon tras el 29 de octubre. Fue el peor día del temporal: la Comunidad Valenciana fue la zona más afectada, pero también se vieron anegados territorios de Castilla-La Mancha y Andalucía. No tardaron en salir publicaciones culpando de la catástrofe a "los chemtrails", "la tecnología HAARP", la "destrucción de presas y embalses" o la "ingeniería climática".
Internet se llenó de personas, famosas y desconocidas, quejándose de estos eventos. Miguel Bosé tampoco se quedó fuera en esta ocasión. Desde los últimos años, el cantante es uno de los grandes protagonistas de estas teorías conspiranoicas, muy cercanas a la ultraderecha.
El pasado jueves, 31 de octubre, el artista compartió una publicación en su perfil de Instagram hablando de ello y negando el cambio climático. "La gente tiene que despertar ya", sentenció. También culpaba de todo lo ocurrido a la clase política. "Están empeñados en vendernos algo que no existe [cambio climático] y que ellos mismos provocan para lucrarse".
Todas estas teorías son completamente falsas, como ya han asegurado varios expertos en medios como X (antes Twitter). Además, hay que recalcar que las lluvias y tormentas de estos días atrás no han aparecido de repente. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) llevaba días avisando de la DANA y decretó el nivel de alerta roja para el pasado martes.
Tampoco es posible manejar el clima al antojo de unos cuantos, ni con aviones, ni a través de antenas, como aseguró el pasado miércoles Diego Ferraz-Castiñeiras, ambientólogo, oceanógrafo y divulgador sobre la crisis climática, en una publicación en redes sociales.
La tecnología HAARP
HAARP son las siglas en inglés de Programa de Investigación de Auroras Activas de Alta Frecuencia. Se trata de un proyecto que investiga la ionosfera (una capa superior de la atmósfera terrestre) a través de un sistema de radiotransmisión. Quienes siguen las teorías conspiranoicas defienden que las antenas que utiliza esta tecnología (con una potencia de 3.6 megavatios) pueden usarse para afectar al clima o el tiempo atmosférico.
Benito Fuentes, meteorólogo de la AEMET, desmontó estas afirmaciones el pasado miércoles con un hilo en X. Con cálculos basados en una "nube típica e inofensiva" afirmó que para que esta tecnología pudiera evaporarla necesitaría la energía equivalente a 10 explosiones nucleares como la de Hiroshima. "Harían falta 20 millones de antenas de telefonía y 8.300 de HAARP".
El experto repitió los mismos cálculos con un frente y los resultados son aún más disparatados. En ese caso, serían necesarias 17 mil millones de antenas de telefonía o 7 millones de tecnología HAARP.
Otro argumento conspirativo que desmintió fue el uso de este sistema para crear y mover anticiclones y así provocar sequías. Algo, de nuevo, imposible: "La energía requerida es 800 veces la consumida en España en 2022.", estableció en la publicación. Hay un tercer bulo sobre esto: no crean estas zonas atmosféricas de alta presión, las mueven con lo que llaman "energía dirigida" para perjudicar a la población. Una vez más, es algo flagrantemente falso, según Fuentes. Para realizarlo, haría falta la energía equivalente a la que consume todo el planeta en 22.000 años, aseguró.
Maldita.es explicó en marzo de 2023 que la ionosfera está situada a entre 80 y 600 kilómetros de la superficie terrestre. Se encuentra muy alejada de la troposfera, la capa de la atmósfera en contacto con la Tierra y en la que tienen lugar casi todos los fenómenos meteorológicos. Por lo tanto, las ondas de radiación que se mandan a ella para estudiarla, no tienen nada que ver con el clima.
Los 'chemtrails'
Otro de los argumentos recurrentes que se ha visto entre los fanáticos de las conspiraciones es el de los chemtrails o estelas químicas. Básicamente, defienden que el rastro que dejan los aviones cuando vuelan a gran altura, es una serie de agentes químicos o biológicos que rocían para perjudicar a la población. Uno de los objetivos de esto es, una vez más, influir en el clima.
La explicación para este fenómeno es bastante más sencilla que la teoría que lo criminaliza. Los aviones pueden volar a alturas en las que la temperatura está por debajo de -35ºC. La quema de combustible de sus motores produce vapor de agua que, en esas condiciones, se cristaliza. "Se condensa formando una estela", explicaba Maldita.es en un artículo sobre el tema el pasado jueves.
La demolición de presas y embalses
Otros personajes conocidos como el tuitero Wall Street Wolverine, o Bertrand Ndongo, activista político afiliado a VOX, también se han pronunciado estos días. En su caso, culparon al gobierno de Pedro Sánchez de la catástrofe por haber demolido presas y embalses. "Se celebrarán juicios", llegó a afirmar amenazante el primero en X.
Lo cierto es que, a pesar de lo que afirme la ultraderecha, no se han demolido tantas presas en España en los últimos años. Además, lo que se ha hecho tampoco influye en el caudal de los ríos ni en los resultados de un evento como el del pasado martes.
El ambientólogo Ferraz-Castiñeiras aclaró esta cuestión el pasado jueves en el programa Hora Veintipico de Cadena SER. "Cuando hay sequía es culpa de la demolición de presas y cuando hay inundaciones también", ironizó. Lo que se ha derribado principalmente son azudes (construcciones para elevar el caudal de un río) que no influyen en ello. "La capacidad de acumular agua de España no ha disminuido en la última década", afirmó.
Otro artículo de Maldita.es el pasado 31 de octubre detalló que la demolición de estas estructuras en la provincia de Valencia se realizó entre 2006 y 2017 (con gobiernos de distintos partidos políticos), pero las presas y los embalses siguen intactos. "No eliminar azudes obsoletos o en mal estado conlleva más riesgo de inundaciones porque se eleva el nivel del agua en zonas no controladas", contó el medio.
El experto también destacó que estos procedimientos se han producido principalmente en el norte de la península, un territorio que no ha sido tan castigado por las DANA en los últimos años. En este sentido, es el levante la zona que se ha llevado la peor parte.
Todavía es pronto para saber si la potencia de este último fenómeno atmosférico es culpa de la crisis climática. Lo que sí se ha demostrado es que este contexto "aumenta la frecuencia y la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos". En concreto, se ha visto un aumento de las lluvias Torrenciales en el Mediterráneo y de las inundaciones en Europa, argumentó el oceanógrafo en el vídeo que compartió el pasado jueves.