Una partida de la ouija que terminó con un vaso moviéndose solo, una consulta a un médium muy certero o, incluso, la visión de un antepasado traslúcido en casa. No hace falta creer a pies juntillas en los fenómenos paranormales para quedarnos enganchados a una de estas historias. En España, somos fanáticos de las historias sobrenaturales y buena prueba de ello es el éxito que ha tenido el histórico programa Cuarto Milenio.
Ese programa, que ya ha pasado a ser un clásico de la televisión de nuestro país, acumula un total de 17 temporadas. Comenzó en el año 2005 cogiendo el testigo de Milenio 3 —un programa de la Cadena SER que también presentaba Iker Jiménez—, de la misma temática paranormal y que empezó a emitirse en 2002. Cuarto Milenio es uno de los programas de la cadena Cuatro que más audiencia genera; ronda el millón de espectadores en las últimas temporadas.
Aunque no hace falta ser un fiel devoto de las ciencias ocultas para maravillarse por las charlas sobre conspiraciones, espíritus y alienígenas a altas horas de la noche, sí que hay muchas personas en España que confiesan creer en los sucesos paranormales. De hecho, en nuestro país han ocurrido experiencias colectivas en las últimas décadas que han llevado a los escépticos y a los creyentes a posicionarse. Las caras de Bélmez, las visiones de la Virgen de Amparo Cuevas o las sombras de la planta 12 del edificio Windsor son algunos de ellos.
Estudios anteriores
Misterios como estos hay a montones en todos los países y, por eso, muchos científicos han querido abordar durante décadas lo que consideran realmente la base del enigma: ¿por qué el ser humano cree en los fenómenos paranormales? Aunque la ciencia no tiene todas las respuestas a las incógnitas de nuestra realidad, sí que considera que a través de su método podrían llegar a explicarse en algún momento. ¿Existe alguna diferencia, por tanto, entre los cerebros de los escépticos y los creyentes?
Para lograr este objetivo, un grupo de investigadores de la Universidad de Hertfordshire, en Reino Unido, ha realizado un metaanálisis de hasta 71 estudios sobre la relación entre la creencia paranormal y la función cognitiva. Los autores del estudio han destacado que hacía unos 30 años desde la última revisión de estudios científicos de este tipo y, por eso, analizaron investigaciones realizadas entre las décadas de 1980 y 2020. Su trabajo ha sido publicado este miércoles en la revista de PLOS ONE.
Sobre estos estudios analizados, los investigadores destacaron que tenían una buena calidad metodológica y que ésta iba mejorando con el tiempo. De todas formas, también criticaron que existían áreas que necesitaban mejorarse de las cuales destacan dos: la primera es que falta una discusión en ellos sobre sus limitaciones y la segunda, su posible falta de representación en la sociedad general, porque la mayoría de ellos se han realizado en poblaciones de estudiantes universitarios.
Estilo intuitivo
Estos estudios relacionaron la creencia en fenómenos paranormales con funciones cognitivas como la capacidad de razonamiento, el estilo de pensamiento y la memoria. En la mayoría de los estudios se explica que los creyentes paranormales presentan funciones cognitivas diferentes a la de los que no lo son e, incluso, un déficit en esta. Estos investigadores dicen que se encontró una fuerte asociación entre el estilo de pensamiento intuitivo y la creencia en este tipo de fenómenos sobrenaturales.
De todas formas, señalan que no existe un perfil de funcionamiento cognitivo específico para estos creyentes. "Cuatro décadas de investigación sugieren que la creencia en lo paranormal está vinculada a nuestro grado de flexibilidad cognitiva e inteligencia fluida; sin embargo, se requieren mejoras metodológicas en futuras investigaciones para mejorar nuestra comprensión de la relación", escriben los autores.
Los investigadores animan a seguir haciendo estudios sobre este tema que permitan asociar estas creencias con una diferencia de cognición más general. En conclusión, los científicos encontraron en el estilo intuitivo de los creyentes el rasgo más característico. Es decir, las personas que creen en los fenómenos paranormales presentan una mayor confianza en sus instintos e impresiones que en la observación de datos.